DOI :http://dx.doi.org/10.14718/ RevArq.2015.17.1.7

PROYECTO ARQUITECTÓNICO Y URBANO

Arquitectos latinoamericanos en la École des Beaux-Arts de París en el siglo XIX

Latin American architects at the École des Beaux-Arts of Paris in the nineteenth century

Architectes latino-américains au sein de l’École des Beaux-Arts de Paris au XIXème siècle

Luis Manuel Jiménez-Madera*
UUniversité Paris 1 Panthéon-Sorbonne. París (Francia) École Doctorale 441 - Histoire de l’Art , EA 4100 – HICSA (Histoire Culturelle et Sociale de l’Art)

* Arquitecto, Universidad Veracruzana (México). Master 2 Recherche: Histoire de l'Architecture, Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne. Doctorando en Histoire de l’art, Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne. Mención honorífica en el Premio Francisco de la Maza, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2005. Publicaciones: (2009). La documentación histórica en la arquitectura: la capilla de la antigua hacienda Nuestra Señora de los Remedios. Veracruz: Universidad Veracruzana. neoromanico@hotmail.com

Referencia: Jiménez-Madera, L. M. (2015). Arquitectos latinoamericanos en la École des Beaux-Arts de París en el siglo XIX. Revista de Arquitectura, 17(1), 73-84. doi: 10.14718/RevArq.2015.17.1.7

Recibido: noviembre 01/2014 Evaluado: abril 07/2015 Aceptado: mayo 29/2015


RESUMEN

En el presente artículo se identifican los arquitectos de origen latinoamericano que estudiaron en la École de Beaux- Arts de París en el siglo XIX. Este es un tema poco abordado en la bibliografía existente y cuyo estudio ha arrojado una primera identificación. Con el objetivo de reconocer a estos profesionales, se consultó la matrícula de alumnos arquitectos de la École, teniendo en cuenta inicialmente el lugar de origen para establecer una lista general. Sin embargo, dicha aproximación no es concluyente, puesto que hubo otras modalidades de acceso a la institución que no fueron registradas oficialmente (cursos introductorios, alumnos "oyentes", etc.). De cualquier manera, el análisis de los expedientes individuales de los alumnos registrados permitió establecer importantes datos generales como: la modalidad de los estudios seguidos, el tipo de inscripción o los registros de notas. De este modo, se identificaron treinta y ocho personajes, que conformaron el núcleo "oficial" de los exalumnos latinoamericanos de la prestigiosa institución parisina, entre los que figuran algunos de los principales arquitectos de sus respectivos países de origen.

Palabras clave: academia de arquitectura, arquitectura siglo XIX, escuelas de arquitectura, formación profesional, historia de la arquitectura.


ABSTRACT

The purpose of this article is to identify the architects of Latin American origin who studied at the École des Beaux- Arts in Paris in the nineteenth century. The topic has been little discussed in the literature and, when studied, the result has been incomplete. Thus, in order to recognize these professionals, architects enrollment students at the school, where they were identified by their place of origin was consulted. But this relationship is not conclusive because there were other ways to be in the institution were not recorded (introductory courses, students "listeners", etc.). Either way, the analysis of individual records of registered students allowed to review the mode of their studies, the registration form and its records notes. Thus thirty eight characters were identified, which make up the "official" core of Latin American alumni of the prestigious Parisian institution. Among them we find some of the well-known architects from their own country of origin.

Key words: Academy of architecture, nineteenth century architecture, vocational school, history of architecture, architectural education.


RÉSUMÉ

Cet article propose l’identification des architectes d’origine latino-américaine ayant suivi des études à l’École des Beaux-Arts de Paris au XIXème siècle. Il s’agit d’un sujet peu abordé dans la bibliographie existante et dont son étude reste encore assez incomplète. Dans le but d’identifier ces professionnels, nous avons consulté la matricule d’élèves architectes de l’École, en repérant leur lieu de naissance afin de dresser une liste générale. Néanmoins, cette approche n’est pas concluante, puisqu’il a eu plusieurs modalités d’accès à l’École qui n’ont pas été enregistrées officiellement (courses d’introduction, élèves "externes", etc.). Or, l’analyse des dossiers individuels des élèves permet de connaître un certain nombre de données générales comme : la modalité des études suivies, le type d’inscription, ou les relevés des notes. De cette manière, nous avons identifié trente-huit personnages composant le corps "officiel" des ex-élèves de cette prestigieuse institution parisienne, parmi lesquels figurent quelques-uns des principaux architectes dans leurs pays d’origine respectifs.

Mots clés: Académie d’Architecture, architecture du XIX siècle, écoles d’architecture, formation professionnelle, histoire de l’architecture.


INTRODUCCIÓN

Este documento surge como una herramienta de análisis contextual dentro del marco de la investigación doctoral que realiza el autor en la Université de Paris 1 Panthéon-Sorbonne. Bajo el tema de estudio "Les architectes mexicains au sein de l’École de Beaux-Arts de Paris dans le XIXe siècle", se procedió a la identificación de los arquitectos mexicanos que estudiaron en dicha escuela. Esta actividad, realizada a partir de la consulta de la matrícula de inscripción de los alumnos arquitectos, permitió visualizar la posibilidad de ampliar la búsqueda al contexto latinoamericano. De esta manera, se generó una relación fiable de los profesionales "latinos" que se inscribieron en dicha institución. La consulta de las fuentes originales en los Archives Nationales (AN) de Francia, sustenta la validez de este texto como una herramienta de consulta y aproximación al tema.

Cuando se habla de la arquitectura del siglo XIX, es común hacer mención de la École des Beaux-Arts de París, o bien de la influencia llamada beauxartiana o de Beaux-Arts. Sin embargo, pocas veces se habla de quiénes fueron los actores de esta transferencia cultural en el ámbito latinoamericano. En general, al discutir sobre un egresado de dicha institución, su formación aparece como un dato de base, algo que se da por sentado, sin mostrar ningún análisis de su vida académica. Pocas veces se alude a las materias que habría cursado en la escuela, quiénes habrían sido sus maestros, o las posibles fuentes de inspiración de su producción arquitectónica posterior. Y esto ocurre cuando se sabe que dicho personaje se formó en la institución parisina. De lo contrario, solo se pueden hacer conjeturas sobre sus estudios.

Es evidente la importancia de la identificación de los arquitectos que se formaron en la École de Beaux-Arts de París como punto de partida para el estudio de la influencia que dicha escuela tuvo en el territorio latinoamericano. Sin embargo, y de manera sorprendente, tal análisis no se había realizado. Al menos, no concienzudamente.

Existe una lista presentada en la página de Internet Red franco-chilena del patrimonio arquitectónico (Perrin, 2009) que, abarcando hasta el año 1920, presenta a los alumnos arquitectos de origen latinoamericano de la escuela. Por alguna razón, la lista está incompleta; faltan siete de los primeros alumnos de la lista, incluidos personajes de la talla del mexicano Antonio Rivas Mercado y del uruguayo Sebastián Martorell. Además, el documento no ofrece ningún otro detalle o análisis. Esto puede parecer extraño, pero en realidad refleja la situación de los estudios de identificación que se han realizado hasta el momento. Por ejemplo, los alumnos arquitectos extranjeros de la École des Beaux-Arts durante el periodo de entreguerras del siglo XX, fueron delimitados hace más de veinte años (Vitou, 1990, p. 236): dicho estudio revela que los latinoamericanos representaban el 4,5 % de ese total, pero no se precisa sino de manera cuantitativa el total de alumnos por país 1. No se hacen identificaciones individuales, ni se investigan los grupos específicos.

Por otro lado, recientemente se ha elaborado un estudio sobre los arquitectos estadunidenses formados en la École des Beaux-Arts, entre los cuales figuran personajes de la talla de Louis Sullivan y Henri H. Richardson. El libro —en preparación— titulado L’École des Beaux-Arts à l’exportation: ses 500 anciens élèves français et américains devenus architectes aux États-Unis 2 fue presentado el 14 de febrero de 2014 en el Institut National d’Histoire de l’Art (INHA) en París. Dicha investigación fue realizada por Isabelle Gournay 3, en colaboración de Marie-Laure Crosnier Leconte 4, y constituye uno de los documentos de estudio más completos sobre el tema.

Teniendo como referencia la aparición de dicho estudio, que aborda detalladamente el análisis de una población académica numerosa, se puede comprender la relevancia de un estudio similar en el caso de otros grupos de estudiantes —menos numerosos—, como el de los arquitectos latinoamericanos.

METODOLOGÍA

Para identificar al cuerpo profesional objeto del presente estudio, se ha recurrido a lo que Vitou identifica como "la única fuente seria de informaciones" (1990, p. 241), es decir, la matrícula de inscripción de la École des Beaux-Arts de París. Sin embargo, y a pesar de lo esperanzador que esto pueda parecer, esta misma autora advierte que dicho documento no es tan preciso, pues los alumnos podían inscribirse en los talleres "sin figurar necesariamente en los registros de la École" (p. 241). Como posible ejemplo de lo anterior se cita al mexicano Emilio Dondé, a quien se le menciona como exalumno de dicha institución (Pérez y Bérnard, 2009, p. 103), pero cuyo nombre no aparece en la matrícula. A partir de esta situación es posible imaginar la dificultad de generar una lista precisa y completa de los antiguos alumnos de la academia parisina.

Igualmente, se menciona la posible identificación del mismo fenómeno en otras instituciones francesas. Por ejemplo, el también mexicano Ramón Rodríguez Arangoiti, quien había estudiado en Roma, y después en la École des Beaux-Arts de París (Romero, 2000, pp. 21-43), continuó sus estudios en la École Nationale des Ponts et Chaussées —por una solicitud de las autoridades de la Academia de San Carlos de México—. Un informe realizado al regreso a su país afirmaba que el arquitecto había seguido "todos los cursos teóricos y prácticos" en dicha institución (p. 39). Sin embargo, su nombre no aparece en la lista de alumnos, ni en la de "alumnos externos" 5 de la referida escuela, lo que hace suponer una situación similar a lo que ocurría en la École des Beaux-Arts.

De esta forma, los libros de matrícula se analizarán con el fin de identificar a los estudiantes de origen latinoamericano que se inscribieron durante el periodo que se estudia. A partir de ahí, se elaboró un documento de carácter estadístico que sirvió como herramienta de identificación primaria. Esto permitió conocer quiénes fueron los arquitectos que, en principio, pudieron ser los principales exponentes de esta corriente arquitectónica en América Latina.

No obstante, para hablar de la influencia de una escuela en una región determinada, primero hay que definir esta última. ¿Qué se puede considerar como Latinoamérica?, ¿qué naciones la conforman?, ¿quiénes se identifican como latinoamericanos? Más allá de la aparente obviedad de la respuesta, el tema es bastante complejo. Si para algunos la región se reduce a la América Hispánica (excluyendo a Brasil), para otros es más bien el área continental ubicada al sur de Estados Unidos, excluyendo el territorio insular del Caribe. Esta clasificación, en función de cuestiones lingüísticas o geográficas, demuestra la inexistencia de un consenso sobre la extensión de dicha zona; y, asimismo, de la cuestión sobre la identidad. ¿A quién se puede considerar latinoamericano? Para efectos del presente estudio se han considerado estas tres zonas: el territorio hispanoamericano, Brasil y el Caribe. Aunque, como veremos más adelante, no son muchas las naciones identificadas.

Por otro lado, se presenta la limitante temporal. Más allá de la cronología nominal del siglo XIX, los procesos sociales son lo que determinan cada etapa histórica. Así, para el presente documento, se estudia el periodo comprendido entre 1821 y 1914. El primero de estos años corresponde a la época de la proclamación de la independencia de varios de los Estados latinoamericanos. El segundo, se relaciona con los sucesos que marcan el fin del siglo XIX francés: el inicio de la Primera Guerra Mundial que, además, significó el cierre de la École des Beaux- Arts por algunos años, lo que permite cerrar todo un ciclo de vida académica. La reapertura de la escuela unos años después, inicia el periodo de entreguerras y, al mismo tiempo, el comienzo de una segunda oleada de alumnos arquitectos latinoamericanos en París 6.

Finalmente, se analizaron los expedientes individuales de los alumnos arquitectos identificados. Esto permitió obtener gran cantidad de información contextual que ayuda a tener una idea de la variedad de circunstancias por las que pasaron los estudiantes latinoamericanos en París. Desde quiénes sustentaban la postulación (o presentación) del candidato, hasta las notas que obtuvieron al final de sus estudios. Todo esto ayuda a generar el perfil de cada estudiante. De forma complementaria, se explica cómo consultar en línea la información personal de cada individuo. Esto facilitará el estudio profundo de este cuerpo profesional particular.

Sin embargo, debemos estar conscientes de la diversidad de los constructores en el periodo. Desde alarifes y aprendices, hasta maestros de obra y arquitectos, sin olvidar la enorme participación de los ingenieros. Katzman afirma (para el caso de México en el siglo XIX) que solo el 40% de los constructores profesionales eran arquitectos. El resto estaría formado por ingenieros (civiles, militares, de minas, etc.), maestros de obras y otros (1993, p. 337). De este universo de arquitectos, solo el 4% estaría integrado por mexicanos que estudiaron en el extranjero 7. Así, es fácil suponer la presencia de otros actores profesionales en medio de esta transferencia cultural.

Todos ellos construían, ya sea copiando modelos, inspirándose en otras obras, o proyectando según su formación y su capacidad creativa. La producción total fue grande, con obras de diversas calidades, que muestran varias corrientes estilísticas a lo largo del siglo. Así, se debe estar consciente de que además de los alumnos arquitectos de la École des Beaux-Arts de París, hubo un cuerpo importante de constructores que pueden estar relacionados con la influencia beauxartiana en Latinoamérica. Sin embargo, para una primera aproximación al fenómeno, la matrícula de los alumnos arquitectos de la escuela es la fuente primaria de información.

RESULTADOS

El registro de los arquitectos: libros de matrícula y expedientes individuales

Como se ha mencionado, se ha recurrido al análisis de los libros de matrícula de los alumnos arquitectos de la École de Beaux-Arts de París. El archivo antiguo de la actual École Nationale Supérieure des Beaux-Arts (ENSBA), ha pasado a resguardo de los Archives Nationales de Francia 8.

Cada tomo es testimonio de un momento particular de la historia del país. Por ejemplo, el primer ejemplar consultado lleva la nomenclatura École Royale des Beaux-Arts, mientras otros cambian el calificativo "Royale" por "Impériale", e incluso en este caso, el adjetivo aparece rayado, y muestra en la parte superior la palabra "Nationale". Mientras Francia se debatía entre la monarquía, el imperio o la república, la École des Beaux-Arts de París reflejaba este proceso.

De esta forma, el primer volumen analizado (que no el primero de la escuela) registra 1000 alumnos inscritos entre 1801 y 1836. Sin embargo, parece que por razones de organización, se realizó un segundo volumen que inicia en 1806 (figura 1). La matrícula presenta algún cambio en su formato, llegando hasta el año 1860. Finalmente, el tercer volumen parte del mismo año que el anterior (1806), pero alcanza hasta 1876 9. Respecto al número de matrícula, este permanece invariable, incluso después de un periodo en el que se incluyó una clasificación secundaria que no prosperó.

Ahora, para analizar la información contenida en los libros de matrícula es necesario conocer su organización. Las páginas presentan una serie de columnas que contienen los datos personales del alumno como: el número de matrícula, nombre y apellidos, la ciudad y la región de origen (o país para los extranjeros), su dirección en París, el nombre del profesor que los presenta y la firma del alumno. Por otro lado, la información académica incluye: las fechas de ingreso en segunda y primera clase, el tiempo de estudio, sus logros académicos (como algún premio ganado) y las observaciones.

Es interesante señalar que los nombres de los alumnos son a menudo traducidos al francés. Además, para indicar los países latinoamericanos no siempre se les llama por su nombre (particularmente en las primeras inscripciones), sino que se les puede nombrar únicamente como "América" o "América del sur" 10. Tanto la dirección como la firma aparecen eventualmente, al igual que las observaciones, que se utilizan sobre todo para precisar alguna cuestión sobre la nacionalidad del alumno. Por último, las columnas referentes al ingreso en la segunda y primera clase presentan más variaciones. Pero primero, es necesario explicar a qué se refieren.

El programa de estudios de la escuela cambia con el tiempo pero, grosso modo, la formación de los arquitectos se dividía en dos ciclos: primero, el alumno debía ser acreditado mediante una prueba, un examen de selección, tras el cual era admitido formalmente. Para realizar esta prueba era posible tomar algunos cursos de preparación en los talleres de la misma institución (de ahí la columna que menciona al profesor que los "presentaba" a examen), o bien identificarse con la recomendación o carta de presentación de los maestros del alumno en su escuela (o país) de origen.

Una vez inscrito, el ahora estudiante cursaba las materias del primer ciclo de estudio, es decir, la segunda clase. Tras aprobar las pruebas finales de todas y cada una de las asignaturas, el alumno era admitido en el segundo bloque académico: la primera clase. Solo los alumnos que acreditaban esta última podían ser admitidos para concursar por el Grand Prix de Rome 11. Así, la matrícula registra al principio las fechas de ingreso a la segunda y a la primera clase que, tiempo después, se desglosan en cuatro columnas: fecha de ingreso como aspirante, ingreso en la segunda clase, ingreso en la primera clase y fecha de término. Posteriormente (fin del siglo XIX y principios del XX), se vuelve a mencionar solo el ingreso en cada clase.

Por otro lado, los expedientes individuales amplían el conocimiento sobre la vida académica del alumno, desde el momento de su postulación como candidato, hasta las papeletas de notas (o boletas de calificaciones) obtenidos al final de sus estudios. La consulta en línea de estos documentos es posible gracias a la publicación del Dictionnaire des élèves architectes de l’École des Beaux-Arts, 1800-1968 de Marie-Laure Crosnier Leconte (el anexo 2 explica cómo hacerlo).

Los expedientes individuales contienen información diversa. En varios casos, se encuentran copias certificadas de las actas de nacimiento. Si alguno de los padres del alumno (o ambos) era extranjero (hablando desde la perspectiva latinoamericana), los documentos aparecen certificados por la legación consular del país de origen. Es el caso del argentino Henri Bernard Griet, hijo de Miguel Ireneo Griet, originario de los Altos Alpes, Francia, cuya documentación fue validada por la legación francesa en Buenos Aires 12.

Siguen los documentos de presentación, es decir, las cartas de los personajes o las instituciones que postulan al candidato. Si este tomó cursos de preparación en la misma institución, es normal que alguno de sus profesores lo presente. Otras veces, son las representaciones diplomáticas de los países de origen de los candidatos quienes firman este requisito. O bien, se trata de empresas particulares quienes lo hacen. Incluso, la legación oficial de un Estado latinoamericano distinto al país de origen del estudiante puede ser quien postule al alumno. Como ejemplo de lo anterior está el caso del mexicano Rodolfo Daus, quien fue presentado por la legación de Perú el 12 de abril de 1876 13. ¿El motivo? La ruptura de las relaciones diplomáticas entre México y Francia después del imperio de Maximiliano de Habsburgo, pues no había embajada mexicana en París.

Respecto a la formación académica de los alumnos, encontramos las papeletas de notas donde se registran las materias que cursaron, así como sus evaluaciones. A finales de siglo empiezan a aparecer también las listas de los planos presentados por los estudiantes. Tales proyectos no eran conservados en el archivo de la escuela, a menos que fueran los trabajos finales de la primera clase. Dicho sea de paso, en los expedientes consultados no se encontró ningún documento que probara que alguno de estos arquitectos la haya cursado. Sin embargo, las papeletas de notas señalan que la mayoría de ellos fueron autorizados para inscribirse en ella. Parece ser que obtener el diploma de la segunda clase sería suficiente respecto al nivel de formación que necesitarían en sus países de origen. De cualquier forma, esta era ya una formación de alto nivel.

Además, los expedientes individuales reflejan las circunstancias particulares por las que pasó cada alumno. Algunas situaciones son exclusivas de un periodo, como por ejemplo, el inicio de la Primera Guerra Mundial. El cierre de la École des Beaux-Arts de París en 1914, afectó de diversas maneras al cuerpo estudiantil. Véase el caso del peruano José García Calderón, quien se enlistó en el ejército como "suboficial de nacionalidad extranjera, adscrito por la duración de la guerra" 14. Varias notas de abril y septiembre de 1915, revelan su función militar: guiar los ataques de artillería desde un globo aerostático (donde seguramente sus conocimientos técnicos le habrían perfilado para tal tarea). Después de señalar su coraje y valor ante las condiciones adversas, una última nota del 9 de mayo de 1916 informaba que: "Hemos enterrado ayer a nuestro estimado camarada Calderón García, observador de la 30ª Compañía de Aeronautas, muerto descendiendo en paracaídas de su globo elevado por la tempestad del 8 de mayo a las 18 horas" 15.

Otra aproximación al contexto de la guerra se encuentra en el expediente del argentino Luis H. Aberastain Oro, quien en una carta dirigida al director de la École el 24 de noviembre de 1919 16, describe su situación. El estudiante (quien se encontraba en Buenos Aires) se ausentó de la escuela en abril de 1914 a causa del inicio de la guerra. No obstante, él tenía la intención de regresar en agosto de ese mismo año para continuar su formación. Evidentemente, esto no fue posible, y casi cinco años después pedía informes sobre cómo hacerlo. La respuesta del director de la escuela (del 5 de enero de 1920) le informaba que "usted puede frecuentar la École hasta la edad de 33 años en lugar de 30. Esta prolongación fue acordada a todos los alumnos que no fueron movilizados en el curso de la guerra" 17. El contar con la totalidad de evaluaciones de la segunda clase 18, además de haber logrado su admisión en la primera clase el 20 de junio de 1923 19 demuestra que efectivamente regresó a París. Así, los años veinte iniciaban con una institución consciente de las necesidades de varios de sus alumnos.

En definitiva, se demuestra cómo los expedientes individuales se perfilan como una de las fuentes primordiales de información de los estudiantes, aunque no todos los legajos se encuentran completos. En algunos casos se han perdido (es el caso del brasileño Daniel Pedro Ferro Cardozo), o se encuentran incompletos (véase al mexicano Vicente Casarín). Afortunadamente, se trata más bien de excepciones puesto que la mayoría de los documentos se conserva en un buen estado.

Finalmente, se precisa que el hecho de haber estado inscrito (o matriculado) en la École des Beaux-Arts de París, no significa necesariamente haber obtenido el diploma. Sobre este aspecto existen algunas circunstancias particulares como el hecho de que, en un principio, la escuela no concedía ningún título (lo que dificultaba comprobar quién había terminado efectivamente su formación). Además, varios estudiantes no completaban sus estudios en la institución, y solo contaban con algunos cursos del bloque académico. Esto puede tener varias explicaciones, incluyendo el que la intención fuera precisamente esa, formarse en una asignatura que fuera del interés particular del estudiante. Era bastante común que estos exalumnos aprovecharan a nivel profesional el hecho de haber pasado por las aulas de la prestigiosa institución, pues se presentaban como egresados de la misma 20. Todas estas peculiaridades sirven para ejemplificar la amplitud y complejidad de la información que se puede obtener de los expedientes.

¿Quiénes? ¿De dónde?

Una vez señalado el contexto general del tema, y teniendo en cuenta la información que se ha adelantado, se puede pasar directamente a los actores de esta historia. ¿Cuántos y quiénes fueron estos alumnos? El análisis de los libros de matrícula arrojó un total de treinta y ocho arquitectos latinoamericanos inscritos en la École des Beaux-Arts de París entre 1829 y 1914 (ver la lista en el anexo 1). Este universo profesional es rico y variado, y plantea nuevas interrogantes. Se vuelve a la cuestión de ¿a quién se le puede considerar latinoamericano en el siglo XIX? Si en la actualidad el término es impreciso, ¿cómo se puede trasladar a aquella época?

Afortunadamente, en lo que se refiere a la identificación de los países que conformarían Latinoamérica, se observa que tal circunstancia se resuelve por sí misma. Siendo el siglo XIX el periodo de nacimiento y consolidación de las jóvenes repúblicas latinoamericanas, son aún pocos los países representados en la escuela parisina. Todavía no hay un "envío" importante de arquitectos para formarse en el extranjero, y sus países de origen no plantean ningún problema en su inclusión dentro de Latinoamérica. Así, se han identificado ocho naciones: Argentina, Brasil, Chile, México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela, países que, en general, son los más grandes y económicamente fuertes de la región (en su debida escala), o bien, son aquellos que cuentan con un mayor desarrollo institucional (figura 2).

Pero, antes de continuar, es necesario señalar un punto importante. La matrícula presenta al arquitecto Pierre Bienaimé Lalanne, originario de la isla de Santo Domingo, la cual se identifica como "colonia francesa" 21. Admitido en la escuela el 19 de septiembre de 1809, él sería el primer alumno arquitecto de la École de origen ¿latinoamericano o caribeño? Dejando de lado esta cuestión, se señala el hecho de ser nativo de una colonia francesa, lo que hace que su caso sea particular. La relación de Francia con sus territorios de ultramar lo hace, de hecho, parte del sistema francés. Además, su nombre puede indicar una ascendencia francesa (quizás sus propios padres), lo que facilitaría aún más el contacto con la metrópoli. Entonces, se le podría considerar un arquitecto francés, originario de las colonias. Así, sería ajeno al universo profesional del que se está hablando. Este criterio es el mismo que se ha utilizado con respecto a otros cuatro personajes procedentes del Caribe francés, quienes tampoco han sido considerados en el presente estudio 22.

De esta forma, se puede organizar la población total de arquitectos, en relación con su país de origen, como se muestra en la misma figura 2. La gráfica permite entrever una primera división en dos grupos, uno dominante (donde cada país cuenta con entre cinco y nueve alumnos) y otro secundario, donde cada nación es representada por uno o dos personajes. Entre los primeros se destaca México que, con nueve alumnos, es el mayor de los clientes latinoamericanos de la École. A pesar de no contar con una economía relativamente importante sino hasta finales del siglo XIX, el país contaba con una escuela propia, la Academia de Bellas Artes de San Carlos, en la ciudad de México. Fundada a finales del siglo XVIII, mantuvo sus mismos estatutos hasta mediados del siglo XIX (Rodríguez, 2012, p. 242), así como una tendencia principalmente clasicista. Se trata de una de las instituciones que perduraba del antiguo régimen colonial, y de donde surgían algunos de los principales arquitectos del país. De hecho, el primer alumno latinoamericano en la École des Beaux-Arts de París, Vicente Casarín 23 (inscrito en 1829), fue un pensionado de la academia mexicana (Katzman, 1993, p. 346).

En cuanto al resto de estos primeros países (Argentina, Brasil, Chile y Uruguay) se trata, efectivamente, de países sudamericanos que habían alcanzado una economía comparativamente fuerte durante el siglo XIX y que, para el caso de Chile y Argentina, fueron además pioneros en el envío de jóvenes a Francia. Los primeros alumnos chilenos llegaron en París en 1825, y la llamada "generación intelectual" de argentinos en 1837 (Guerra, 1989, pp. 172-173). Respecto a Panamá, Perú y Venezuela, solo el estudio individual de estos personajes puede revelar las condiciones de su presencia en Europa. Podría tratarse de alumnos becados, o que contaban con los medios necesarios para emprender tales estudios.

Cabe aclarar que la gráfica de la figura 2 presenta una disposición particular. Está organizada cronológicamente. Es decir, los países se muestran en el mismo orden en que sus alumnos aparecen registrados en la matrícula. Así, el mencionado Vicente Casarín, junto con Mariano Gómez de la Fuente, son los responsables de colocar a México en el primer lugar a la izquierda. La segunda nación que aparece es Brasil, representada por François Caminhoa, tercer alumno latino en la École. Como los seis primeros alumnos son de estas dos nacionalidades, el séptimo es Sébastien Martorell, quien incluye al tercer país: Uruguay. El resto de la figura se formó con el mismo principio, el cual permite tener una nueva aproximación temporal sobre el fenómeno (con ciertas reservas como veremos más adelante). Si los países con mayor capacidad económica permitían, por ejemplo, el envío de sus estudiantes desde la primera mitad del siglo, el resto de las naciones podrán hacerlo a finales del periodo (si es que se trata de estudiantes becados). De esta forma, podríamos suponer una consolidación de dichos Estados, así como un mayor desarrollo de sus economías. Sin embargo, esto no quiere decir que a finales del siglo XIX no haya alumnos de los primeros países ubicados a la izquierda de la tabla. Solo se representa el primer arquitecto de cada nacionalidad con respecto a los demás.

Regresando a la lista de arquitectos (Anexo 1), y tras un primer vistazo, se percibe la variedad de nombres que contiene. Si bien los alumnos fueron identificados por su lugar de nacimiento (y por ello se les ha considerado latinoamericanos), en la lista descubrimos que muchos de sus apellidos son "extranjeros". Esto, si se confiere al español y al portugués el carácter de lenguas "latinoamericanas", lo que ya es debatible para algunos. Pero para el interés de este estudio, será suficiente tomar en cuenta los matices con que la identidad nacional puede ser interpretada. La inmigración y el mestizaje característicos de los Estados del Nuevo Mundo se verán reflejados en la variedad de familias que se puede encontrar en ellos. Además, no hay que olvidar que el siglo XIX representó para las potencias industriales una excelente oportunidad para invertir en las jóvenes repúblicas latinoamericanas. Esto se vio reflejado en un flujo importante de agentes comerciales y de toda clase de profesionales europeos y norteamericanos. Personajes que se desplazarían con sus familias o que las formarían en el país de acogida, y a los que se les podría suponer un nivel económico suficiente para facilitar a sus hijos el ingreso a los estudios superiores, explicando así su presencia en la tabla.

Además, y dentro de este panorama de inmigración, hay que considerar las ventajas que representa el contar con lazos familiares en el país donde se pretende realizar los estudios. Así, no es extraño encontrar una mayoría relativa de aquellos nombres de consonancia francesa (que representan alrededor de una quinta parte del total). Tampoco faltan los apellidos ingleses o italianos, o de otro origen, pero, a falta de un análisis pormenorizado del expediente de cada personaje, no es posible determinar en este momento su procedencia exacta. Este fenómeno en realidad estará presente durante todo el periodo, y puede considerarse normal, en tanto que la definición de la identidad nacionalista de cada estado se encuentra aún en proceso de formación.

Para demostrar la variedad de casos que se pueden encontrar se presentan algunos ejemplos. Primeramente, y a partir de la misma matrícula, aparece el mexicano Michel Polak. Su hoja de registro es la única que muestra alguna información en la columna de observaciones, donde se precisa que el arquitecto era originario de Suiza 24. Así, no es sorprendente que haya sido la legación de este país quien lo presentara en la escuela el 5 de diciembre de 1907 25. Es bien sabido que trabajó de forma considerable en Bruselas, realizando varias obras de importancia como el Résidence Palace 26, el hotel Atlanta y la villa Empain (Meganck, van Santvoort y De Meyer, 2013, p. 101), lo que demuestra su calidad como arquitecto. Sin embargo, esto dificulta que haya sido uno de los actores de la influencia beauxartiana en América Latina.

Existen otros casos similares, por ejemplo, el también mexicano Émile Levy, quien era, de hecho, ciudadano estadunidense 27. Su nacimiento en Matamoros, Tamaulipas, en la frontera mexicana con Brownsville, Texas, nos plantea el interrogante sobre el porqué de su nacimiento en territorio mexicano. ¿Es posible que fuera motivado por la actividad comercial o profesional de sus padres?

Otro caso es el del único panameño de la lista, Gustave Albert Lansburgh. Si el nombre nos sugiere a alguien de origen extranjero, es su expediente el que aclara su nacionalidad. Presentado por el Servicio Consular de Estados Unidos en París, se le menciona como "de San Francisco", pero "nacido en la ciudad de Panamá" 28. Sería necesario conocer la normatividad local de la época con respecto al otorgamiento de la ciudadanía, para saber si pudo tener doble nacionalidad.

Así, estos ejemplos suponen un nuevo giro en la interpretación de los datos. Probablemente, el título de este artículo debiera hacer referencia a los alumnos arquitectos "nacidos" en Latinoamérica, siendo la identidad nacional un tema que podría redefinir el volumen final de profesionales del que estamos hablando. Y, sin embargo, esto sería secundario en relación con la aproximación que se pretende tener hacia los posibles responsables de la transferencia cultural de la arquitectura beauxartiana hacia América Latina.

En este contexto, se debe mencionar la participación de los constructores venidos de otros países. Por ejemplo, es sabido que en México hubo una presencia temprana de arquitectos extranjeros como el francés Henri Griffon, y el español Lorenzo de la Hidalga (Rodríguez, 2012, p. 141), donde este último tuvo una serie de encargos importantes. Pero, al pasar de la mitad del siglo XIX, las necesidades de la sociedad independiente (que viraba hacia una modernización tecnológica), exigían la construcción de nuevos géneros arquitectónicos que serían edificados, en su mayor parte, por los egresados de la academia local (Vargas, 1998, p. 293). Sin embargo, a finales de siglo, el régimen del presidente Porfirio Díaz veía en la "europeización" una forma de progreso que se tradujo en una relativa competencia entre los arquitectos extranjeros y los del país (Báez, 2009, p. 182), de quienes se llegó a afirmar que estaban dedicados principalmente a la construcción de casas particulares y "de no grandes dimensiones" (Pérez y Bénard, 2009, p. 106). Considerando las similitudes entre los países latinos, ¿es posible que el mismo fenómeno se presentara en el resto de Latinoamérica?

Volviendo al tema central, y teniendo conciencia de las peculiaridades señaladas, es posible obtener un poco más de información. La gráfica de la figura 3 presenta el volumen total de los alumnos identificados, organizados según el año de ingreso en la École. Cada columna indica el total de inscripciones que se realizaron cada año (máximo tres, lo que solo ocurrió en dos ocasiones), señalando así los periodos de mayor afluencia. Si la figura 2 podía insinuar una presencia desde la primera mitad del siglo (a partir del primer alumno inscrito en 1829), esta misma gráfica revela un panorama completamente diferente. A excepción de los dos primeros alumnos (que ingresaron en una época bastante temprana), el resto de arquitectos se unieron a la escuela en la segunda mitad del siglo. Además, es posible apreciar que en los últimos siete años (de 1908 a 1914) encontramos a trece estudiantes (un tercio del total). Esto podría ser el reflejo del crecimiento económico de los países de la región, expresado en el envío de sus estudiantes al extranjero, lo que estaría de acuerdo con lo insinuado en la figura 2.

Asimismo, es necesario señalar el caso de los dos primeros arquitectos latinoamericanos en la institución francesa: los mexicanos Vicente Casarín y José Mariano Gómez de la Fuente. En ambos casos el expediente individual es muy escaso. De Casarín solo se conserva una copia certificada de su partida de bautizo. De Gómez de la Fuente, su papeleta de notas (donde se observa que solo tomó el curso de mampostería).

Sin embargo, en el caso del primero, los detalles de su nacimiento muestran un dato revelador. Casarín era hijo de Joaquín María Casarín, "oficial de la contaduría de la Real Casa de Moneda de esta capital" 29. ¿Por qué es importante este dato? Como ya hemos mencionado, en la ciudad de México existía una academia de bellas artes creada en el periodo virreinal, que fue fundada originalmente en el mismo edificio de la Casa de Moneda (Báez, 2009, p. 24). Así, es fácil suponer que el contacto laboral del padre del arquitecto Casarín (y posiblemente de él mismo en su niñez), con esta academia, habría originado su interés por el estudio de la arquitectura.

Para el caso de Gómez de la Fuente, el dato más importante surge de la matrícula de alumnos. Él era originario de Guadalajara, población que durante el siglo XIX llega a convertirse en la segunda ciudad en importancia del país. Al no contar con mayor información sobre este personaje, solo podemos suponer que quizás tuviera un rol representativo en el medio local. Es probable que él también fuera becado por la academia mexicana. Si esto se confirma, señalaría a dicha institución como responsable de la formación temprana de mexicanos en el extranjero.

¿Qué estudiar en París?

Como se mencionó líneas arriba, algunos alumnos no completaron sus estudios en la École des Beaux-Arts. De acuerdo con la información contenida en las papeletas de notas, algunos arquitectos solo cursaron una única asignatura. Estos fueron cinco alumnos en realidad, los cuales estudiaron alguna de las siguientes disciplinas: construcción general, mampostería, estereotomía 30 o arquitectura. Dada la naturaleza de estas materias (tres de ellas de carácter técnico), pudiera tratarse de cursos de perfeccionamiento, lo que podría indicar algunas de las carencias o deficiencias de la formación profesional en los países latinoamericanos.

Otros tres alumnos estudiaron dos o tres asignaturas 31, de las cuales solo la de estereotomía fue cursada por dos de estos alumnos. Esto parece insistir en la intención de mejorar su formación en las materias de especialización constructiva. De igual forma, un solo alumno cursa seis asignaturas, otros dos cursan la mitad del programa (de la segunda clase), y otro casi lo completa a excepción de dos materias. Es posible que en estos últimos casos se tratara de la interrupción de los estudios. Llama la atención el hecho de que seis de los primeros diez alumnos identificados en la lista, hicieron estudios parciales en la institución. Y que, por otro lado, a partir de 1889, solo dos de los alumnos lo haya hecho. Pareciera que los estudiantes de fin de siglo tuvieron mejores posibilidades de educación, o de financiamiento. En total, doce alumnos estudiaron solo algunas materias del programa, es decir poco más del 30%.

Igualmente, el total de los egresados de la primera etapa del programa, es decir la segunda clase, se eleva a veintitrés, lo que representa dos terceras partes del total (alrededor de un 60%). El primero en lograrlo fue el brasileño François Caminhoa 32, inscrito en la École en 1857, seguido del mexicano Antonio Rivas Mercado, admitido en 1872 33. A partir de esta fecha, serán más los alumnos regulares.

Finalmente, como se muestra en la figura 4, existe un tercer grupo conformado por aquellos individuos de quienes falta su documentación personal, o cuyo expediente carece de la papeleta de notas. Dado que su número se reduce a tres, en realidad no cambia de forma importante la proporción anterior.

CONCLUSIONES

El presente estudio posee un carácter principalmente estadístico que, debido a su propia naturaleza, no permite profundizar en varias situaciones. Sin embargo, es posible referir ciertas ideas generales. En primer lugar, el problema de la definición de la identidad latinoamericana ya plantea una serie de circunstancias particulares. Pero en realidad, lo importante es establecer quiénes, entre este grupo de arquitectos, ejercieron su profesión en América Latina. Así, es su identificación la que permitirá pasar a un trabajo de profundización sobre su obra, que pueda determinar su influencia en el contexto local. En este sentido, la obra de los arquitectos (e ingenieros) extranjeros es también un medio de influencia, lo que deja la cuestión de la nacionalidad en un segundo plano.

Luego, y a partir de la casi ausencia de alumnos en la primera mitad del siglo XIX, así como de la tendencia aparente a estudiar materias específicas por parte de los primeros alumnos, se puede hacer una comparación con lo que ocurría con otros grupos. Al respecto, Guerra señala que los primeros "viajeros" latinoamericanos no eran propiamente estudiantes, sino personajes que iban a hacer sus "clases en Europa", sin permanecer el tiempo suficiente para realizar sus estudios completos (1989, p. 173). Es decir, iban a estudiar alguna materia específica. Además, aprovechaban la oportunidad de vivir en una ciudad cosmopolita, para obtener así "el rango de miembro de élite intelectual" (p. 173).

A partir de la segunda mitad del siglo la situación cambia; así, dos tercios de los arquitectos referidos completaron su formación (la segunda clase) en la escuela parisina. Esto ya les confiere un perfil profesional, y anticipa una producción arquitectónica importante. Sin embargo, esta no siempre se encontrará en Latinoamérica, ni será necesariamente de carácter arquitectónico, en realidad será muy variable en razón de diversas causas.

Para el primer caso, tenemos el ejemplo de los mexicanos Albert Pissis y Rodolfo Daus. El primero se convertirá en el principal exponente de la arquitectura beauxartiana, en San Francisco, California. Entre sus obras se encuentran el Hibernia Bank, el edificio The Emporium (que actualmente alberga a la Suprema Corte de California), y la University House en Berkeley, ejemplos que demuestran su calidad profesional. Lo mismo ocurre con Rodolfo Daus, quien trabajará en Nueva York. El robusto edificio para el 13 Regiment Armory se inspira en la arquitectura militar medieval, mientras que su County National Bank guarda una filiación más clásica.

En segundo lugar, algunos de estos personajes eran también (o principalmente) ingenieros, y es en esta área donde dejaron su impronta. Así, el brasileño Pedro Ferro Cardozo es identificado como inventor e ingeniero, y será reconocido por su labor en la construcción de edificios públicos en Brasil. Pero además, se le reconoce por ser el creador de un "insecticida y restaurador de cafetos" patentado en Brasil, y de un "evaporador de sal" patentado en Estados Unidos. O bien, como el mexicano Émile Baudouin, quien estudió la carrera de ingeniería civil en la École Centrale de París (Rodríguez, 2012, p. 271). Su caso es interesante pues es uno de los alumnos de la École des Beaux-Arts que solo cursa una materia: arquitectura 34. Esto puede señalar el perfil de los ingenieros que se dedicaron ampliamente a la construcción. Es posible que su presencia en las academias artísticas fuera el medio para satisfacer el factor estético de sus construcciones.

Por otro lado, son varios los arquitectos que ejercieron su profesión de manera exitosa, particularmente en la segunda mitad del siglo XIX. Así, el mexicano Ramón Rodríguez Arangoiti se hará cargo de algunas de las obras realizadas en la ciudad de México durante el imperio de Maximiliano y, posteriormente, ejercerá por su cuenta en diferentes lugares. Su compatriota, Antonio Rivas Mercado, será director de la Academia Nacional de Bellas Artes de México y, además, será el autor de la columna conmemorativa erigida para celebrar el centenario del inicio de la independencia mexicana. Al sur del continente, el uruguayo Joaquín Mariano Belgrano, erigirá una serie de tumbas en el cementerio de la Recoleta en Buenos Aires, y su compatriota, Sebatián Martorrell, será coautor del célebre Petit Palais de Montevideo.

No obstante, no hay que olvidar la evolución estilística de la misma escuela que, al final del periodo estudiado, formará arquitectos que ya experimentarán con el nuevo lenguaje formal del siglo XX. La arquitectura beauxartiana será insuficiente para varios alumnos de los años 1900, quienes incursionarán en el racionalismo,o emplearán el lenguaje del art déco al desarrollarse profesionalmente. Por ejemplo, el uruguayo José Antonio Ruano, erigirá en Montevideo el Edificio del Mástil y el llamado Palacio Díaz, ambos a la manera del rascacielos art déco estadunidense. En Buenos Aires, Luis Aberastain Oro erigirá el Bank of New York (actual Citybank), dentro de la misma línea, y Héctor Morelli participará en el proyecto de la Caja Nacional de Ahorro Postal, que algunos califican de prerracionalista. Todo lo anterior demuestra la variedad de la obra de estos arquitectos como una más de las particularidades que su estudio implica.

El presente documento se convierte, entonces, en una herramienta de identificación primaria donde, a partir de la lista presentada, y de los nuevos instrumentos de consulta, se puede iniciar o profundizar la investigación de cada individuo. Esto podrá ayudar a valorar su producción arquitectónica y, a partir de ahí, darse una idea de la influencia que pudo tener en el lugar donde desarrolló su obra. Solo después de realizar este tipo de análisis, se estará en posición de evaluar a los arquitectos latinos representantes de la arquitectura Beaux-Arts.

Finalmente, se recuerda que la lista se limita a los arquitectos latinoamericanos (dicho esto con todas las reservas señaladas sobre la nacionalidad). Falta aún identificar el universo de profesionales extranjeros (arquitectos e ingenieros) que, habiendo estudiado en la École des Beaux- Arts de París, trabajaron en América Latina. Su estudio es necesario para completar el panorama de los actores de esta influencia, y las condiciones en que se desarrolló.


NOTAS

1 El total era de 24 alumnos latinoamericanos de los siguientes países: Argentina (6), Bolivia (1), Brasil (1), Chile (3), Colombia (1), Cuba (1), Haití (1), México (8), Perú (1), Uruguay (1).

2 "La École de Beaux Arts se exporta: 500 antiguos alumnos franceses y estadounidenses convertidos en arquitectos en los Estados Unidos".

3Profesora de la Universidad de Maryland (EE.UU.).

4Responsable en el INHA del programa Dictionnaire des élèves architectes de l’École des beaux-arts, 1800-1968 (Diccionario de alumnos arquitectos de la Escuela de Bellas Artes de París, 1800-1968). Este último ha sido puesto en línea recientemente, convirtiéndose en la principal fuente de información sobre los alumnos arquitectos de dicha institución. Véase el Anexo 2.

5 Libros de matrícula de la École Nationale des Ponts et Chaussées (A.E.N.P.C.). Cota: 9562/3 y 9562/4. Los alumnos externos eran principalmente los extranjeros.

6Esta será iniciada por el arquitecto Bernabé de la Barra, presentado por el consulado mexicano en 1911. Después de cumplir con los cursos de preparación en la misma escuela, se inscribe el 7 de julio de 1917.

7Del total de arquitectos referidos, el 57% habría estudiado en la Academia de San Carlos de México, el 26% serían extranjeros y el 13% restante estaría formado por personajes conocidos como arquitectos, pero de quienes se desconoce el lugar de formación.

8Se localizan en la nueva sede de los Archives Nacionales en Pierrefite-Sur-Seine, al norte de París. Actualmente solo se permite la consulta del material microfilmado. Los libros que contienen la matrícula de alumnos arquitectos corresponden a las cotas AJ/52/237 a la AJ/52/241.

9 Estos tres tomos corresponden a las cotas AJ/52/237, -238 y -239. Consultando la cota 239 es posible encontrar al primero de los arquitectos en cuestión, evitando una búsqueda en listas repetidas. A partir del último de estos tomos, no hay más repeticiones.

10"América" y "América del Norte", se usan a menudo para designar a Estados Unidos; a Canadá se le llega a identificar como territorio colonial.

11 Quienes lo ganaban, eran becados para hacer una estancia de estudio en la Ciudad Eterna (que podía durar algunos años). Por otro lado, contar con tal reconocimiento convertía al arquitecto en candidato directo para ocupar alguno de los altos puestos dentro del Estado francés (obviamente dentro de un área afín).

12A.N. Cota: AJ/52/586/127 a 129.

13A.N. Cota: AJ/52/361, f. 270.

14A.N. Cota: AJ/52/416/476.

15A.N. Cota: AJ/52/416/478.

16A.N. Cota: AJ/52/574/000029.

17., 000028.

18Ibid., 000023.

19Ibid., 000024.

20Entrevista con Marie-Laure Crosnier Leconte, el 23 de enero de 2014.

21A.N. Cota: AJ/52/237.

22Se habla de los arquitectos Agustin Stevenin (inscrito en 1823), Charles François Chavonet (en 1839), Marie Georges Edgar Lefevre (en 1890) y Marie Antoine Lucain Charles Dangla (en 1901). Los tres primeros eran originarios de la isla de Guadalupe y el último de La Martinica.

23También escrito Casarin, y quien en la matrícula aparece como Casarini.

24A.N. Cota: AJ/52/241.

25A.N. Cota: AJ/52/433/0135.

26Demolido para dar paso a la ampliación de la sede del Concejo Europeo en dicha ciudad.

27Como en el caso anterior, es la embajada estadunidense quien lo presenta en la escuela. A.N. Cota: AJ/52/428/158.

28A.N. Cota: AJ/52/407/180.

29A.N. Cota: AJ/52/358/313.

30Estereotomía: Forma de tallar o cortar los sillares de piedra para poder acomodarlos en la obra que se va a construir (arcos, bóvedas, torreones, etc.).

31 Algunas de las siguientes: perspectiva, estereotomía, geometría descriptiva, bosquejo, elementos analíticos y ejercicios de historia de la arquitectura.

32A.N. Cota: AJ/52/358/153.

33A.N. Cota: AJ/52/380/0306.

34A.N. Cota: AJ/52/354/0338.


REFERENCIAS

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Libros de matrícula de la École Nationale des Ponts et Chaussées: A.E.N.P.C.: C o t a s : 9562/3 y 9562/4.

Libros de matrícula de los alumnos arquitectos de la École de Beaux-Arts: A.N.: Cotas AJ/52/237 a la AJ/52/241.

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SIGLAS

AN. Archives Nationales, Francia (Archivos Nacionales).

AENPC. Archives de l’École Nationale des Ponts et Chaussées, Francia (Archivo de la Escuela Nacional de Puentes y Calzadas).