http://dx.doi.org/10.14718/RevArq.2016.18.2.10
Lina Johanna Zapata-González1, Andrés Quiceno-Hoyos2, Luisa Fernanda Tabares-Hidalgo3
Universidad Católica de Manizales, Manizales (Colombia)
1 Arquitecta, Universidad Nacional de Colombia, Manizales (Colombia).
Especialista en Medio ambiente visual e iluminación eficiente, Universidad Nacional de Tucumán (Argentina).
Magíster en Hábitat sustentable y eficiencia energética, Universidad de Bío-Bío (Chile).
Docente investigadora, Universidad Católica de Manizales (Colombia).
http://orcid.org/0000-0002-3622-6939
arq.zglina@gmail.com
2 Arquitecto, Universidad Nacional de Colombia con grado de honor.
Magíster en Hábitat sustentable y eficiencia energética, Universidad del Bío-Bío (Chile).
Docente investigador, Universidad Católica de Manizales (Colombia).
http://orcid.org/0000-0001-6556-2432
a.quiceno.h@gmail.com
3 Arquitecta, Universidad Católica de Manizales (Colombia).
http://orcid.org/0000-0001-6603-7269
lufernandath@hotmail.com
Recibido: agosto 04/2015
Evaluado: octubre 23/2016
Aceptado: noviembre 11/2016
Tecnología, medio ambiente y sostenibilidad
Para citar este artículo:
Zapata-González, L, Quiceno-Hoyos, A. & Tabares-Hidalgo, L. (2016). Campus universitario sustentable. Revista de Arquitectura, 18(2), 107-119. doi:10.14718/RevArq.2016.18.2.10
Resumen
La sustentabilidad en universidades tiene como reto proporcionar conocimientos que permitan el desarrollo institucional desde sus funciones sustantivas. De ahí que el estudio buscó construir un concepto de campus universitario sustentable identificando variables y dinámicas propias de las universidades. Para ello se planteó una metodología descriptiva con dos fases; la primera exploró teóricamente el término "desarrollo sostenible" en la historia, para entender el concepto de campus universitario sustentable; la segunda fase, de tipo cualitativo, indaga y reconoce la realidad de la Universidad Católica de Manizales (UCM) frente al ejercicio de la sustentabilidad en el campus. Se identificaron particularidades en las esferas del desarrollo sustentable ampliando el rango de las esferas a la académica y físicoespacial de los ambientes de aprendizaje internos y externos, encontrando su aplicación en los campus universitarios; por último, fue posible reconocer estrategias y acciones implementadas en la UCM, encaminadas a integrar conceptos de campus sustentables.
Palabras clave: ciudad universitaria, desarrollo sostenible, desarrollo urbano, educación superior, ordenamiento físico.
Abstract
Sustainability in universities faces the challenge of providing knowledge that allows institutional development based on its substantive functions. Hence, the study sought to develop a concept of sustainable university campus by identifying variables and dynamics proper to the university. For this purpose, a descriptive methodology was proposed with two phases. The first phase theoretically explores the term "sustainable development" in history in order to understand the concept of sustainable university campus. The second phase of qualitative type, investigates and acknowledges the reality of the Universidad Católica de Manizales (UCM) regarding the exercise of sustainability on campus. Distinctive features were identified in the fields of sustainable development, expanding their range to the academic and physical-spatial areas of internal and external learning environments, finding their application on university campuses. Finally, it was possible to evidence strategies anc actions implemented at the UCM, aimed at integrating concepts of sustainable campus.
Keywords: University town, sustainable development, urban development, higher education, physical ordering.
Introducción
El presente artículo está enmarcado en la línea de investigación Territorio y hábitat, y hace parte de los resultados del proyecto de investigación Plan Maestro de Ordenamiento Físico de la Universidad Católica de Manizales (PMOF); en particular, aporta al objetivo Diagnóstico arquitectónico y urbano, que buscaba construir un concepto de campus universitario sustentable, el cual tiene como reto propiciar el desarrollo sustentable desde sus funciones administrativas y académicas, interconectando políticas, planes de desarrollo, planes de gestión, currículos etc., con argumentos sólidos de cooperación y participación activa de la comunidad administrativa, docente y estudiantil, para responder integralmente a la crisis ambiental.
El deterioro ambiental como consecuencia de la industrialización y la Modernidad ocasionó que desde la Conferencia de la ONU en Estocolmo (1972) hasta la actualidad, se esté trabajando en la búsqueda por lograr un desarrollo sostenible.
En 1987 es publicado el Informe Brundtland, en donde se presentó "un programa global para el cambio", asumiendo que las problemáticas ambientales trascendían las esferas nacionales para adquirir alcance mundial (Naciones Unidas, 1987).
En 1992 se realizó la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro, donde se promovieron varios compromisos a nivel internacional, entre ellos de la Agenda 21, que propone un desarrollo equilibrado con el cuidado y la conservación del medio ambiente; además, se transmitió y radicó el concepto "desarrollo sostenible", que propende por: "Garantizar la atención de las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de atender también las suyas" (Foladori y Pierri, 2005).
En el año 2002 se celebró la Cumbre Río+10 en Johannesburgo, donde se evaluaron resultados y se reconfirmaron compromisos para ejercer nuevas estrategias a partir de la consecución de "un equilibrio entre el crecimiento económico, el desarrollo social y la protección del medio ambiente" (UN General Assembly, 2001).
Recientemente, en la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas del 2015, fue firmado el denominado Acuerdo de París (COP21), en el que 195 países se comprometieron, entre otros aspectos, a "Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales" (Naciones Unidas, 2015), convirtiéndose en un hecho histórico que tanto países desarrollados como en vía de desarrollo se comprometieran a promover su desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.
Paralelamente a los tratados internacionales sobre desarrollo sustentable, "varias declaraciones nacionales e internacionales en relación con el desarrollo sustentable en la educación superior, han sido desarrolladas en nuestros tiempos, y numerosas universidades al rededor del mundo las han firmado" (Alonso, Marimon, Casani y Rodríguez,2014).
Entre estas declaraciones se encuentran:
Declaración de Talloires, Francia (1990), "la cual tiene un plan de acción de 10 puntos para incorporar la sustentabilidad y la alfabetización ambiental en docencia, investigación, extensión y operaciones en los colegios y universidades" (Alshuwaikhat y Abubakar, 2008).
Declaración de Halifax, Canadá (1991), que "aporta un plan de acción básico para el diseño de estrategias prácticas y la implementación del desarrollo sostenible en las universidades" (Cruz, 2008), que hace énfasis en la importancia del trabajo interdisciplinario para la educación e investigación, con una actitud proactiva para lograr los objetivos del desarrollo sostenible.
Declaración de Swansea, Gales (1993), la cual "urge a las universidades a buscar, establecer y diseminar un claro entendimiento del desarrollo sostenible. Fortalecer la capacidad de las universidades para enseñar e investigar los principios del desarrollo sostenible, incrementar la información ambiental, y fortalecer también la ética ambiental" (Cruz, 2008).
Así, las declaraciones de Halifax y Swansea terminan convirtiéndose en la declaración de Kyoto (Japón), realizada en 1993 durante la novena mesa redonda de la Asociación Internacional de Universidades (IAU) (Cruz, 2008). Esta declaración, "incrementó los intereses en la sustentabilidad de los campus, por obligar a las instituciones de educación superior a promover la sustentabilidad, mediante la revisión de sus operaciones para reflejar las mejores prácticas para el desarrollo sustentable" (Faghihi, Hessami y Ford, 2015).
Con el plan de acción de la Agenda 21, realizado en la Cumbre de Río de 1992 (Foladori y Pierri, 2005), se reconoce el papel de las universidades en el mejoramiento de las condiciones ambientales, debido a que en ellas se brinda la base del conocimiento y se inicia el desarrollo profesional del ser humano, imprimiendo características y cualidades a partir de las cuales se conforman sus opiniones y personalidad.
Otro de los acercamientos de aplicabilidad de la sustentabilidad en las universidades fue desarrollado por la Conferencia Europea de Rectores de Universidades (CRE), ahora European University Association (EUA) (Michelsen, 2003), quienes formularon el programa Copernicus (CO-operation Programme in Europe for Research on Nature and Industry through Coordinated University Studies) que consta de cuatro objetivos principales
Implementar la perspectiva de la sustentabilidad en todo el sistema universitario.
Estimular y coordinar proyectos de investigación interdisciplinarios.
Acercar los resultados de investigación a los tomadores de decisiones en el área de la economía y política.
Acercar a las universidades a otros sectores de la sociedad (en el marco local, nacional y de toda Europa) (Michelsen, 2003; The Conference of European Rectors, 1994).
Entre los antecedentes también figuran el informe "La Educación encierra un tesoro", presentado en 1996 a la Unesco por la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, en el cual se enuncian los cuatro pilares de la educación: aprender a conocer, a hacer, a vivir juntos y a ser (Cruz, 2008). Así como la declaración de Thessaloniki, Grecia, presentada en 1997 por la Conferencia Internacional de Medio Ambiente y Sociedad: Educación y Conciencia Pública para la Sostenibilidad, en la que se ratifica una vez más la importancia de la educación como pilar de la sostenibilidad (Cruz, 2008), y la declaración "La educación superior en el siglo XXI: visión y acción", presentada en la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior en 1998 ante la Unesco (1998), la cual proclama las misiones y funciones de la educación superior, la necesidad de forjar una nueva visión de la misma, y pasar de la visión a la acción.
Dentro de las declaraciones más importantes que abordan el tema de la educación para el desarrollo sostenible, está la de Lüneburg, Alemania (2001) (Alonso et al., 2014), la cual promueve el desarrollo de una Agenda 21 para la universidad, en pro de unir esfuerzos para afrontar los retos que plantea el desarrollo sostenible para las universidades (Ull, Martínez Agut, Piñero y Aznar, 2010). Así mismo, en Río+10 se estableció el concepto de educación para el desarrollo sostenible, mediante la declaración de Ubuntu en Educación, Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Sostenible (Cruz, 2008); y "en diciembre del mismo año, la Asamblea General de las Naciones Unidas, adoptó una resolución para establecer el decenio de las Naciones Unidas para la educación del desarrollo sostenible, abarcando desde el 2005 a 2014" (Alonso et al., 2014; Ull et al., 2010).
De otro lado, en la conferencia de las Naciones Unidas Río+20, se renueva el compromiso en favor del desarrollo sostenible y de la promoción de un futuro sostenible desde el punto de vista económico, social y ambiental, mediante la resolución el "futuro que queremos" (Naciones Unidas, 2012). Allí se discutieron los compromisos de las prácticas para el desarrollo sustentable de las instituciones de educación superior, y se redactó una declaración que puede ser firmada voluntariamente por las universidades, en la cual se comprometen a "enseñar conceptos relacionados con el desarrollo sustentable, fomentar la investigación en temas de desarrollo, apoyar los esfuerzos para la sustentabilidad y compartir sus resultados a través de reportes enmarcados en referentes internacionales" (Alonso et al., 2014).
Finalmente, en el contexto Iberoamericano, se resalta la constitución de la Alianza de Redes Iberoamericanas de Universidades por la Sustentabilidad y el Ambiente (Ariusa), creada en Bogotá mediante el acuerdo de las redes universitarias y universidades iberoamericanas participantes en el IV Seminario Internacional Universidad y Ambiente (de las redes universitarias y universidades iberoamericanas, 2007), el cual busca "promover y apoyar la coordinación de acciones en el campo de la educación ambiental superior, así como, la cooperación académica y científica entre Redes Universitarias por el Ambiente y la Sustentabilidad" (Ariusa, 2007).
Por consiguiente, el contexto histórico evidencia que "las Universidades juegan un papel clave en el desarrollo de la sociedad" (Alonso et al., 2014) "debido a su potencial para educar y sensibilizar a nuestros futuros líderes y gerentes en temas relacionados con el desarrollo sustentable" (Ceulemans, Molderez y van Liedekerke, 2015); estas instituciones tienen el reto de propiciar el desarrollo sustentable desde sus funciones administrativas y académicas, interconectando políticas, planes de desarrollo, planes de gestión, currículos etc., con argumentos sólidos de cooperación y participación activa de la comunidad administrativa, docente y estudiantil, para responder integralmente a la crisis ambiental. "A la luz de los complejos retos del mundo, las universidades tienen dos misiones: proveer estudiantes con competencias nuevas para crear una sociedad más sustentable y reducir el impacto ambiental de sus operaciones" (Alonso et al., 2014).
En consecuencia, el campus universitario, como un hecho tangible e intangible articulado a un contexto urbano y a una cultura específica, permite plantearse preguntas sobre la gestión de la universidad y los espacios físicos que lo soportan. De hecho, la presente investigación se preguntó por la definición de campus universitario sustentable, para tratar de entender ¿qué es?, ¿cuáles son las variables que lo definen?, ¿el campus universitario de la Universidad Católica de Manizales (UCM) es sustentable o no?
El artículo está organizado en tres secciones: la primera muestra el método. La segunda muestra los resultados y las discusiones desde una aproximación conceptual al uso de la palabra sostenible frente a sustentable, y la relación entre sustentabilidad y desarrollo sustentable y las esferas que la componen; estas esferas del desarrollo sustentable son transportadas a los campus universitarios y a los resultados encontrados en el campus UCM. En la tercera sección se presentan las conclusiones.
Metodología
Esta investigación planteó una metodología descriptiva con dos fases, una de exploración teórica y otra de investigación cualitativa.
En la fase 1, investigación de explotación teórica, se realizó una aproximación conceptual al término "desarrollo sostenible" a través de la historia, a partir de las declaraciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unesco, para así entender las implicaciones que este concepto ha suscitado en la definición de campus universitario sustentable en la educación superior, y que se estructuró a partir de las esferas o dimensiones del desarrollo sustentable basadasmen Alshuwaikhat y Abubakar (2008) y Elizalde (2003), las cuales se amplían en el apartado de aproximación conceptual.
La fase 2, investigación cualitativa, tuvo el propósito de indagar y reconocer la realidad y el enfoque de las condiciones y los propósitos institucionales de la Universidad Católica de Manizales, frente al ejercicio de la sustentabilidad en el campus. Para obtener los resultados se aplicaron encuestas de tipo cualitativo a un grupo focal de 24 profesionales encargados de acciones concretas en cada ámbito en la institución, permitiendo un acercamiento preciso al estado actual de la universidad. El diseño de la encuesta se estructuró a partir de las esferas: económica, social, ambiental, cultural, política, académica y física, ya definidas en la aproximación conceptual, y se aplicó en coherencia con la función desempeñada en cada cargo y la esfera en cuestión, como se muestra en Tabla 1.
Tabla 1. Grupo focal de encuestados
Las preguntas se estructuraron de manera cerrada dicotómica, en las que las posibilidades de respuesta eran Sí o No, y se solicitó además definir cuáles eran los propósitos de cada esfera o de qué manera se manifestaban. Las preguntas realizadas se muestran en la Figura 1.
Figura 1. Estructura de la encuesta
Resultados desde lo conceptual
Sostenible frente a sustentable
Tras la inclusión del término sustainable development en la Cumbre de la Tierra, Río 1992, se inició una confusión entre personas de habla hispana sobre el entendimiento de los términos desarrollo sustentable y desarrollo sostenible. El filólogo Arrigo Coen Anitúa presentó un paralelo que señala una importante semejanza entre ambos términos, expresando que, aunque a la luz de la morfología y la lexicología ambas palabras comparten las mismas raíces etimológicas (sostener, sustentar y mantener), la diferencia está en las acepciones de la palabra:
El truco está en separar, entre todas las acepciones de los tres verbos, por una parte las que solo implican "asentamiento", "base", "apoyo", "sostén", "firmeza", "seguridad" y por otra las que solamente supongan "alimentación", "nutrimento", "manutención". Así se tendrá que sostenible se refiere al aspecto endoestructural del sistema, lo que ha de permanecer firmemente establecido, asentado, fijo, inalterable, inamovible. Sustentable será lo supra- o superestructural, lo que requiere que se lo esté alimentando, proporcionándole los medios de sobrevivencia y de persistencia, a fin de que pueda extender su acción, en su ámbito (espacio) y en el tiempo (Coen, 2006, pp. 50-51).
Es decir, lo sostenible está más ligado a los conceptos endoestructurales, endógenos, que hacen que algo permanezca estático, quieto, firme en el mismo lugar, mientras que sustentable se relaciona más con lo superestructural, con lo superior, la excelencia. En una analogía al ser humano, podría decirse que lo endoestructural (sostenible) se refiere a lo físico, a lo que sostiene, el esqueleto, los órganos, etc., mientras que lo superestructural (sustentable) se refiere a lo inmaterial, el alimento, el espíritu, la mente, etc.
Aun así, otros autores como Beleño Cuesta (2008) hacen uso indiscriminado del término, ya que, aunque en el título del capítulo 1 utiliza desarrollo sustentable, en el texto se refiere a los tipos de desarrollo sostenible. O Serna Mendoza (2004) que en el segundo párrafo de la introducción presenta desarrollo sostenible y desarrollo sustentable como equivalentes.
No obstante, autores como Noguera de Echeverri y Pineda Muñoz (2009) manifiestan que el concepto desarrollo sostenible encierra en sí mismo una contradicción ontológica, ya que "el desarrollo en la Modernidad es crecimiento ilimitado y la sostenibilidad implica precisamente límites", y expresan además que "la sostenibilidad en el tiempo humano requiere sustentabilidad en tiempo ecológico". De allí se entiende que la sustentabilidad es un concepto que está más ligado a la capacidad real del medio ambiente para suplir las demandas de los estilos de vida del mundo actual, quedando claro que la sostenibilidad del mundo como lo conocemos no permitirá una sustentabilidad real, ya que el hombre se desligó de las capacidades reales de la naturaleza.
Por lo anterior, el presente artículo adoptará el término sustentabilidad, por estar en consonancia con la revisión desde los estudios filológicos de Arrigo Coen y las reflexiones filosóficas de Ana Patricia Noguera y Jaime Alberto Pineda. Sin embargo, se aclara que la palabra sostenible se utilizó en múltiples ocasiones para las referencias, las declaraciones y resoluciones de la ONU y la Unesco, por encontrarla en las versiones oficiales de sus documentos.
Sustentabilidad y desarrollo sustentable
Al remitirnos a la literatura especializada en el tema, se puede advertir que las definiciones de sustentabilidad se ubican en promover y fortalecer los pilares ecológicos, económicos y sociales, tanto para la presente como para las futuras generaciones humanas (Naciones Unidas, 2002, 2012). Esto se deriva de tres reglas básicas para la gestión sustentable de los recursos naturales. Ellas son:
Las tasas de utilización de los recursos renovables no deben exceder las tasas de regeneración natural.
La emisión de residuos no debe exceder la capacidad de asimilación de los ecosistemas.
Los recursos no renovables deben explotarse de una manera quasi-sustentable, supeditando la tasa de agotamiento a la tasa de creación de sustitutos renovables (López López, 2006).
Por tanto, sustentabilidad es la condición, y desarrollo sustentable es el proceso que se debe llevar a cabo para alcanzar dicha condición y mantenerla, con el fin de que el estado actual del medio ambiente sea favorable y similar en el tiempo, asegurando calidad de vida a las generaciones venideras.
Esferas del desarrollo sustentable
El desarrollo de la sociedad es el producto de la interacción de esferas que funcionan simultáneamente, alterándose entre sí; por tal razón, deben encontrarse encaminadas hacia una misma misión. Elizabete et al. (en Alshuwaikhat y Abubakar, 2008) identificaron cinco dimensiones esenciales dentro del concepto de sustentabilidad, denominadas: ecológica, social, económica, cultural y espacial; Elizalde (2003) hace referencia a las esferas y plantea que dentro de la sustentabilidad existen otras dimensiones integradas por los pilares de la sociedad.
Sustentabilidad económica: abarca la interrelación del mercado con la producción, el crecimiento económico, inversiones, consumo y ahorro, donde se pretende establecer límites para evitar la degradación ambiental. La economía representa la relación hombre-ambiente, por medio de la transformación de la materia para su bienestar; resulta necesario que la relación sea equilibrada, ya que el factor productivo no debería subestimar la capacidad de la naturaleza, conviniendo que los procesos se basen en límites.
La responsabilidad de la sustentabilidad económica estaría representada por: rentabilidad y eficiencia cualificadas, "sentido de largo plazo, asignación equitativa de recursos, integración de cuentas económicas y ambientales, valorización y comercialización sostenible de servicios ambientales y distribución equitativa de costos y beneficios" (Serna, 2004). Cuando la interrelación sociedad-economía se desarrolla ineficientemente, todo se reduce a resultados económicos quedando de lado el desarrollo sustentable, que debe estar apoyado en una economía ecológica preocupada por la preservación de la vida, el progreso social, saludable, natural y conservacionista.
Sustentabilidad social: compuesta por la relación de la sociedad civil y los movimientos sociales existentes, procurando el fortalecimiento de la pluriculturalidad. Su propósito radica en la igualdad dentro de la sociedad, en una distribución de los bienes que permita disminuir la brecha entre ricos y pobres (Elizalde, 2003). La sociedad está dividida en comunidades que interactúan y participan en el desarrollo de una nación, es aquí donde se reproduce la vida y donde se generan características sociales, grupos étnicos y, en general, la identidad; de esta manera surgen espacios de convivencia donde se producen relaciones complementarias y transformadoras con el medio natural.
Un entorno socialmente sostenible debe contener los siguientes elementos:
Existencia y fortalecimiento de la sociedad civil.
Formas legítimas y representativas de organización y liderazgo.
Espacios y posibilidades reales y eficaces de participación.
Poder ciudadano-eficacia política y social ciudadana.
Perspectiva de género.
Respeto por las minorías étnicas, religiosas, culturales y grupos "especiales".
Reconocimiento y valoración de la diversidad.
Cultura de la gestión pacífica de conflictos.
Libertad de expresión.
Visión crítica de los medios de comunicación (Serna, 2004).
Sustentabilidad ambiental: se refiere a todo el sistema ambiental nato e intervenido, además de la naturaleza del hombre ya que es parte de los ecosistemas. La naturaleza es transformable, el hombre ha alterado su composición a favor de sus propias necesidades, y se ha considerado único, desplazando las demás poblaciones de seres vivos, lo que ha traído desapariciones ecológicas irremediables.
Las transformaciones que el hombre ha generado sobre la naturaleza tienen algún tipo de impacto que lo altera, por tanto, si la evolución del conocimiento del ser humano fue el medio para transformar la naturaleza, también debe generar estrategias frente a sus acciones, en pro de la conservación, el cuidado y la regeneración ambiental.
Sustentabilidad cultural: la "cultura se refiere al proceso de atribución de valor y significado a las cosas o elementos que componen el mundo donde el ser humano vive. Es por la cultura que las cosas que rodean al ser humano, o que él imagina, tienen sentido, adquieren calidad y son incorporadas a la memoria, tanto individual como colectiva" (IICA, 1996, p. 36).
Debido a que las comunidades son disímiles, se debe trabajar con principios de participación e integración, además identificar y evaluar cuáles son los posibles modelos de sustentabilidad que allí se puedan aplicar, con la intención de que la comunidad se identifique con el propósito y adopte una buena actitud frente a él, para que la aceptación promueva la aplicación.
Sustentabilidad política: comprende la relación del Estado con la sociedad, vinculando cada una de sus acciones gubernamentales, el uso del poder y el valor que le atribuye a su pueblo, ya que de su postura depende el desarrollo de las estrategias que se apliquen para el mejoramiento de las condiciones de vida. La participación política en los procesos de desarrollo sustentable debe ajustarse a la comunidad que representa, no es una simple cuestión figurativa, sino un resultado articulado de decisiones. Por ahora "¿cuánto Estado seguirá siendo necesario para continuar persiguiendo el Bien Común, que va poco a poco transformándose en el menos común de los bienes?" (Elizalde, 2003).
Resultados: el campus universitario sustentable
En relación con la fase metodológica 1, se lograron asentar las definiciones de las esferas del desarrollo sustentable a la escala de los campus universitarios sustentables, encontrándose que, en la actualidad, los campus universitarios "pueden considerarse como 'pequeñas ciudades', gracias a su gran tamaño, población y a la diversidad de actividades complejas que tienen lugar en sus campus, los cuales tienen serios impactos directos e indirectos en el medio ambiente" (Alshuwaikhat y Abubakar, 2008).
Las estrategias de las instituciones de educación superior para la inclusión de la sustentabilidad dentro de su política institucional se centran, en primera instancia, en el campo de la enseñanza, la investigación y la extensión, vinculando de primera mano los saberes disciplinares de los programas académicos ofertados en busca de potenciar las habilidades propias de su disciplina; en segunda instancia, en la implementación de la participación de la comunidad como ente activo de la vida dentro de la institución, siendo allí donde se hace especial énfasis en la actuación del individuo en lo concerniente al ahorro y eficiencia de los recursos; y en tercera instancia, en la búsqueda de la implementación de elementos técnicos y arquitectónicos en su planta física encaminados a promover y mejorar la gestión ambiental de la institución.
De esta manera, la programación de gestiones encaminadas al desarrollo de un campus universitario sustentable debe enfrentarse a una autoevaluación que permita a la institución reconocer deficiencias físicas, tecnológicas, intelectuales y de recursos, y a su vez consolidar potenciales, de manera que se determinen con más precisión las primeras acciones que deben llevarse a cabo (políticas administrativas, modificaciones en planes educativos, compromiso institucional) para dar inicio a un proceso responsable y eficiente.
Por ello, la universidad debe vincular el tema del desarrollo sustentable en todas sus funciones, suscitando una cultura ambiental que afiance la cooperación y la participación. Así mismo, debe reconocer su influencia en el conocimiento y comportamiento humano, lo que permite encaminar esfuerzos en busca de la apertura y ejecución de proyectos enfocados a la sustentabilidad, que trasciendan las fronteras académicas y sean útiles para la sociedad.
Esferas del desarrollo sustentable en campus universitarios
Las universidades son comunidades educativas donde interactúan diferentes grupos de personas, con pensamientos y comportamientos distintos, por tal razón, la ciudad se ve reflejada en la universidad, pues además de ser similares en algunas funciones y en características físicoespaciales, tienen en común la constitución de esferas, debido a que las pequeñas comunidades también están representadas en los mismos niveles e igualmente dependen de su buen funcionamiento para lograr un desarrollo constante. Así pues, emergen en la definición de campus universitario sustentable la esfera académica y física, como nuevas esferas, por encontrarse vinculadas a la función esencial de las universidades (Figura 2).
Sustentabilidad económica: en la universidad los ingresos están constituidos por aportes monetarios de estudiantes a cambio del beneficio educativo, y por insumos que proveen algunas organizaciones, lo que permite el mantenimiento y desarrollo de la institución; el talento humano empleado por la universidad, además de los gastos en servicios públicos y mantenimiento, constituyen los egresos. El consumo de agua, electricidad y gas, y la generación de desechos, corresponden a la cantidad de personas que se encuentran en el campus, por ello es importante generar una conciencia del ahorro, lo que beneficiará económicamente a la institución y reforzará su compromiso con la conservación del medio ambiente.
Sustentabilidad social: el ámbito social comprende las relaciones que se generan en la universidad, la aceptación de las normas y el reglamento interno, y la participación estudiantil y docente en las actividades relacionadas con las políticas institucionales. La comunidad universitaria está liderada por representantes con poder y control sobre las decisiones a través un trabajo conjunto, a partir de las relaciones humanas, profesionales y educativas, en función del bien colectivo; lo que permite generar proyectos que pueden desarrollarse dentro o fuera del campus, vinculando diversas comunidades y generando relaciones de intercambio y conocimiento.
Otro reto lo constituye la vinculación de la sociedad en tareas de educación ambiental por medio de talleres, conferencias y actividades que se puedan desarrollar periódicamente dentro o fuera del campus. La promoción del desarrollo sustentable es vital en la transformación, pues así la comunidad se vincula y participa de los procesos encaminados hacia la sustentabilidad.
Figura 2. Esferas del desarrollo sustentable en campus universitarios
Fuente: elaboración propia.
Sustentabilidad ambiental: en la universidad resulta importante la constitución de grupos encaminados hacia la gestión ambiental, además de la promoción del bajo consumo, el buen manejo de residuos (separación en la fuente) y el uso de materiales que puedan ser reutilizados a partir de procesos de investigación que conduzcan a un saber que permita el reciclaje de elementos previniendo su desuso. Estas actividades no solo requieren de la participación de la sociedad que conforma la institución, sino que a su vez pueden establecerse conexiones interinstitucionales, a partir de la creación de redes de cooperación dentro de la ciudad.
Sustentabilidad cultural: si se entiende que mediante la cultura los elementos adquieren valor, sentido y significado dentro de la memoria de las comunidades, se deben encaminar los esfuerzos hacia una cultura de respeto ambiental, pues el cambio real de la situación actual del hábitat de los seres vivos parte de la transformación del pensamiento colectivo, y eso significa la construcción de una cultura que le permita al hombre actuar con autonomía en pro del medio ambiente.
Así entonces, las instituciones están compuestas por grupos culturalmente diferentes, pero con un sentido en común: el conocimiento. Además de este, la culturización sobre calidad ecológica, el respeto y la equidad son sustancialmente importantes para la transformación de la visión del mundo, pues es a partir del trabajo conjunto que se construyen las relaciones sociales y se fundamenta la participación diversa, que con el tiempo deja de ser una tarea meramente universitaria para convertirse en un ejercicio profesional desempeñado en la sociedad, con el fin de vivir, convivir y contribuir con la sustentabilidad.
Sustentabilidad política: la implementación de políticas de sustentabilidad universitaria requiere de propósitos claros que permitan establecer reglamentos y actividades en favor de la participación democrática, vital en el reconocimiento de la importancia del desarrollo sustentable, y en la adopción de compromisos reales dentro de la comunidad.
Algunas de las condiciones indispensables para asegurar el éxito de la implementación de la sustentabilidad en las universidades son:
Desarrollar un concepto propio de universidad sustentable, que sea participativo, actualizado continuamente y ajustado a la idiosincrasia local.
Establecer comités ambientales o de sustentabilidad. Estos espacios permiten conciliar diferentes expectativas, perspectivas y criterios de valoración en los diversos estamentos universitarios promoviendo el desarrollo de una estrategia común.
Incorporar de forma apropiada los conceptos de sustentabilidad en todas sus disciplinas académicas, en todos sus requerimientos educacionales y en la investigación que realizan sus académicos y estudiantes.
Promover la participación efectiva y vinculante de académicos y funcionarios en iniciativas llevadas a cabo en el marco de la universidad sustentable.
Proveer las condiciones materiales, de recursos y facultades, para la contratación de personal especializado en la gestión adecuada de la universidad sustentable.
Desarrollar políticas y prácticas sustentables en los patrones de producción y consumo de la universidad, los cuales deben estar claramente integrados en todas las actividades institucionales.
Promover prácticas de extensión que le permitan formar asociaciones y fomentar la sustentabilidad en su ámbito de influencia local y global (Clugston y Calder, 1999; Sharp, 2002; Bucchi et al., 2012, citado en Universidad de Chile, 2012).
Sustentabilidad académica: la universidad es una oportunidad para instruirse acerca de la sustentabilidad, para esto, las políticas institucionales deben convertir en una prioridad la enseñanza constante y curricular de conceptos afines a la calidad ecológica; además, los programas académicos deben establecer estrategias que permitan la comprensión y aplicación de la sustentabilidad ambiental dentro del oficio profesional por desempeñar. En este proceso, los docentes deben comprometerse con la consolidación de sus destrezas y conocimientos para satisfacer las necesidades de aprendizaje de sus estudiantes, construyendo profesionales con competencias para participar de las acciones sociales que conduzcan a un desarrollo sustentable. La educación es, en gran parte, la responsable de transformar una sociedad convirtiendo a sus estudiantes en ciudadanos profesionales, responsables, éticos y conscientes de la situación ambiental.
Ante el reto de la sostenibilidad, la educación para el desarrollo sustentable, en cuanto teoría referida a la práctica, tiene su campo de acción en los ámbitos de la educación formal e informal, aplicando distintos tipos de racionalidad: la teórica, la práctica y la ética.
La racionalidad teórica (saber) se refiere a la aplicabilidad del conocimiento científico que mejore la calidad de aprendizaje y la renovación conceptual donde se ofrezcan propuestas "teórico-metodológicas".
La racionalidad práctica (saber hacer) se refiere a la construcción del conocimiento por medio de "materiales de la experiencia" que permiten la ejecución de acciones prácticas como resultado del aprendizaje.
La racionalidad ética (saber ser y valorar) se refiere a la transformación del pensamiento desde un punto de vista ético y moral, consintiendo la implementación de valores dentro de la sociedad que permitan ser promotores de nuevas acciones colectivas que apoyen los procesos de mejoramiento de las condiciones de sustentabilidad (Aznar y Ull, 2009, pp. 221-222).
Sustentabilidad física: "colecciones de edificios, las universidades consiguen mejorar la sustentabilidad para el bien público (proporcionando beneficios a comunidades enteras y a la sociedad), así como para obtener beneficios privados derivados de su infraestructura" (Faghihi, Hessami y Ford, 2015). Como consecuencia, los campus universitarios deben tener especial cuidado en la planificación del desarrollo y crecimiento de la infraestructura física, como respuesta a un entendimiento y diálogo entre las diferentes esferas de la sustentabilidad, dentro de un campo de acción tanto técnico como vivencial, que busque tratar la sustentabilidad de una manera holística.
En la actualidad, el más grande desafío de las universidades es la actualización de la infraestructura de los campus universitarios en vista de que, dada la trayectoria y antigüedad de las instituciones educativas, su infraestructura puede estar desactualizada para cumplir con los requerimientos, tanto técnicos como normativos, necesarios para asumir los desafíos de la sustentabilidad; hay que mencionar además, que las universidades "pueden ser comparadas con edificios de alta complejidad como los hospitales y megahoteles en términos de generación de residuos, consumo de materiales y agua, así como, el consumo de [...], calefacción, iluminación,transporte, etc., cada uno con implicaciones en la calidad ambiental" (Alshuwaikhat y Abubakar, 2008).
En este punto, la velocidad de desarrollo de la planta física depende directamente de la capacidad de inversión de las universidades, motivo por el cual, la implementación de planes estratégicos desde la esfera política y económica de la sustentabilidad es siempre una prioridad para la consecución de recursos monetarios. Esta idea busca trascender el hecho físico y económico, como lo sustentan Alshuwaikhat y Abubakar (2008), en donde un campus universitario sustentable debe ser "un campus ambientalmente saludable, con una economía próspera a través de la conservación de los recursos y la energía, la reducción de basuras, una eficiente gestión ambiental que promueva la equidad y la justicia social en sus asuntos, y que exporte estos valores a la comunidad, nacional y mundial".
La sustentabilidad física también se puede abordar desde dos ópticas: los ambientes de aprendizaje internos y los ambientes de aprendizaje externos.
Sustentabilidad en ambientes de aprendizaje internos
La misión primordial de la universidad
...es la formación integral del alumno, a lo que dedica múltiples recursos; el principal es el capital humano, pero la arquitectura es capaz de aportar valores y transmitirlos con energía: armonía espacial, coherencia en formas y texturas, integración en el lugar (cultural, geográfico, urbanístico), tributo a la sostenibilidad, fomento de una comunidad de aprendizaje mediante la construcción de un escenario adecuado, diseño de una arquitectura que testimonie la sensibilidad hacia el entorno natural, interpretación de cualidades tipológicas de la tradición local o universitaria, etc. (Campos, 2009, p. 102).
Lo que deja en evidencia la capacidad transformadora del lugar en el pensamiento y las acciones del hombre, pues por naturaleza, es permeable a cada ambiente donde convive y permanece; de esta manera el diseño, la implantación y las condiciones físicas del espacio, corresponden a las sensaciones que despierta entre su comunidad y, en esa medida, la integración del confort lumínico, térmico y acústico son esenciales, entendiendo que determinados ambientes requieren características específicas dependiendo de las actividades que albergan. De esta manera, el objetivo fundamental de un ambiente de aprendizaje interno sustentable es brindar confort habitacional, es decir, que la producción laboral, académica y el bienestar humano sean la consecuencia de un espacio óptimo y en excelentes condiciones para el desarrollo cognitivo, físico y mental, tanto del individuo como de su colectivo; el éxito es el resultado de un debido proceso de diseño y construcción, que obedezca a las características ambientales del lugar.
Sustentabilidad en ambientes de aprendizaje externos
Las primeras intervenciones de las universidades en sus espacios abiertos han sido de tipo urbano, es decir, desarrollo de su estructura ecológica y ambiental, tratamientos urbanísticos, usos del suelo y equipamientos, y con mayor vigor e intensidad se insertan estrategias de movilidad sustentable tales como los sistemas alternativos de transporte que impulsan el uso de la bicicleta, priorizan la movilidad peatonal y mejoran la accesibilidad al campus; en este punto hay que mencionar el espacio público como uno de los elementos que cobra mayor importancia en los ambientes de aprendizaje externo, puesto que el espacio público es el resultado de las necesidades políticas, sociales y culturales generadas históricamente; por tal razón, estos lugares deben satisfacer los intereses de las dinámicas colectivas, permitiendo la participación de la comunidad. De la misma manera, la universidad debe considerar el potencial educativo del espacio externo, pues la interacción, el debate y el intercambio de conocimientos resultan herramientas determinantes para alcanzar el aprendizaje. Sin embargo, los ambientes externos del campus universitario están siendo relegados de las funciones educativas, ya que, por encontrarse fuera de las edificaciones, son asumidos como lugares no aptos para la enseñanza. Las condiciones que permiten que estos espacios sean óptimos para el desarrollo de actividades pedagógicas dependen, en gran parte, de sus características físico-espaciales, como la adaptación adecuada al lugar, la disposición de los componentes naturales y artificiales, y el aprovechamiento de las condiciones climáticas; además de la implementación de estrategias de preservación y cuidado natural que brinden a la comunidad universitaria espacios propicios para el aprendizaje.
La universidad como agente dinamizador en la ciudad
La relación bidireccional entre la universidad y la ciudad cumple un papel de gran importancia en el desarrollo de ambas, los impactos de esta correlación no son siempre inmediatos, la mayoría transcurren y se estabilizan con el tiempo; además, las características varían dependiendo de la época y de las condiciones territoriales.
La conducción hacia nuevas tecnologías que permiten el acceso y desarrollo de descubrimientos de la modernización; la difusión del conocimiento que promueve el intercambio de saberes y el cultivo de nuevos líderes con capacidades para transformar la sociedad, son una muestra de que la relación universidad-sociedad trae consigo efectos que impactan en el desarrollo económico, tecnológico, educativo, cultural, social, político, ecológico y urbano; por tal motivo, la participación en las labores educativas a través de agentes generadores de transformaciones es un compromiso que se debe asumir a cabalidad (Serna, 2004).
Sustentabilidad en el campus Universidad Católica de Manizales (UCM)
Cambiando de panorama hacia la consecución de los resultados de la fase metodológica 2, se presentan algunas de las generalidades encontradas en la aplicación de la encuesta sobre el grupo focal de la UCM, las cuales no se muestran discriminadas al detalle, porque se entiende que este tipo de resultados es exclusivamente relevante para las gestiones internas de la UCM, aunque la metodología utilizada sí pueda ser de interés particular para otras universidad que busquen realizar una aproximación al estado de las esferas del campus universitario sustentable. Entre ellas están:
Durante el proceso de realización de las encuestas se notó un desconocimiento generalizado en torno al enfoque de la temática ambiental, es decir, los procesos que se han llevado a cabo en el campus universitario referentes al cuidado del medio ambiente han estado desarticulados, siendo parte únicamente de un sector al interior de la institución.
Con base en las respuestas obtenidas, la UCM ha realizado únicamente gestiones ambientales básicas, esto quiere decir que no hay estrategias significativas para reducir el consumo de servicios públicos al interior del campus ni elementos arquitectónicos que permitan armonizar las condiciones ambientales en la planta física.
En la UCM no se fomenta la capacitación pertinente acerca de temas medioambientales a sus docentes y personal de mantenimiento.
Los semilleros de investigación que han explorado y ejecutado algunas actividades con relación con el cuidado del medio ambiente, reciclaje y manejo de materiales, no han trascendido significativamente, muchos de ellos se han quedado en la elaboración de documentos, pero la gestión no se ha consolidado y, por este motivo, quedan muchos procesos de valor a medio camino.
Las actividades pedagógicas ambientales no deben ser una cuestión de créditos estudiantiles, se deben implementar ejercicios prácticos contundentes, para que la comunidad universitaria pueda determinar que estos conceptos y actividades deben ser parte de su cotidianidad, tanto al interior del campus como fuera del mismo; esto es una cuestión de culturización.
Es necesario que la UCM haga uso eficiente del espacio público para crear ambientes pedagógicos externos, generando así una mayor integración entre la comunidad universitaria, aunque en el proyecto en curso del PMOF, con referencia al mejoramiento de las condiciones de la planta física de la universidad, se contempla un mejor uso del espacio público, generando espacios de socialización con condiciones óptimas para garantizar áreas confortables, que brinden bienestar y calidad a toda la comunidad.
Hay actividades para resaltar al interior del campus: el proyecto del eco-ladrillo, ya que es un programa reconocido y apoyado por toda la comunidad universitaria; y la campaña de gestión posconsumo, que ha contado con la participación de la comunidad, tanto interna como externa del campus, y para ello instalaron contenedores de pilas, envases de pesticidas, botellas plásticas y luminarias.
El proyecto sobre la disminución del uso del papel, por medio de la digitalización de procesos, cartas y demás actividades que requieran de este elemento, se destaca por su gran aporte ambiental dentro del campus universitario.
Es importante que la UCM realice un número mayor de actividades donde se vincule la participación ciudadana, esto con el fin de generar una relación directa de la comunidad universitaria con la sociedad, permitiendo vivenciar actividades reales de intercambio y participación, donde ambas partes se verán beneficiadas.
Conclusiones
La exposición de la aproximación conceptual en la fase metodológica 1 permitió concluir que un campus universitario sustentable es el lugar donde se construyen las bases del futuro de la sociedad, mediante la generación y apropiación del conocimiento e implementación de estrategias con conciencia ambiental en las esferas cultural, política, económica, social, ambiental y académica, para lograr la racionalidad teórica del saber, la racionalidad práctica del saber hacer y la racionalidad ética del saber ser y valorar; lo anterior a fin de permitir en las características físico-espaciales de los ambientes de aprendizaje internos y externos, las calidades habitacionales para el desarrollo cognitivo, físico y mental tanto del individuo como de su colectivo que, como pieza urbana, promuevan una relación bidireccional con la ciudad.
A lo largo del documento se esbozan las condiciones y particularidades de cada una de las esferas del desarrollo sustentable, y la aplicación de estas a los campus universitarios; sin embargo, aunque la categorización de estas se encuentra bien definida y se puede relacionar fácilmente con la función misional de los campus universitarios, es evidente que, debido a los alcances de esta investigación, no se logran definir a profundidad indicadores cuantitativos. Así mismo, aunque en la fase metodológica 2 fue posible identificar estrategias y acciones implementadas en el campus UCM, se deben desarrollar más investigaciones que permitan definir indicadores específicos para cada esfera, a fin de determinar si un campus es o no sustentable y en qué porcentaje. Así, esta investigación aporta al entendimiento del concepto integral de campus sustentable, pero queda abierta el área de estudio hacia los indicadores de sustentabilidad.
El tema del desarrollo sustentable no es una cuestión de moda, es un ejercicio fundamental para el fortalecimiento de una sociedad y su comunidad, de un territorio, una nación y la única manera de preservar el equilibrio del planeta. Cada persona, desde lo más sencillo de sus actos, puede modificar el comportamiento de la tierra y de sus habitantes, tanto hacia resultados positivos como catastróficos.
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