https://doi.org/10.14718/RevArq.2025.27.5926
Andrés Ávila-Gómez *
Alfredo Montaño-Bello **
* Université Paris I Panthéon-Sorbonne. París (Francia)
Centre de Recherche Histoire Culturelle et Sociale de l'Architecture (HiCSA)
Arquitecto, Universidad de los Andes. Bogotá (Colombia).
Magíster en Urbanismo, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá (Colombia).
Magíster en Ville, Architecture, Patrimoine, Université Paris 7 Diderot (Francia).
Doctor en Histoire de l'Art, Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne (Francia).
https://scholar.google.es/citations?user=cR2lSZEAAAAJ&hl=fr
0000-0003-3883-2737
andresavigom@gmail.com
** Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Bogotá (Colombia) Facultad de Artes y Diseño
Arquitecto, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá (Colombia).
Magíster en Construcción, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá (Colombia).
Magíster en Estética e Historia del Arte, Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Bogotá
(Colombia).
https://scholar.google.com/citations?user=s8z8EmUAAAAJ&hl=es
0000-0001-5027-3005
alfredo.montano@utadeo.edu.co
Recibido: marzo 12 / 2024
Evaluado: junio 18 / 2024
Aceptado: noviembre 7 / 2024
CÓMO CITAR: Ávila-Gómez, A., & Montaño-Bello, A. (2025). Reflexiones en torno a la enseñanza de la arquitectura y el urbanismo en Colombia. Conversaciones con Pedro Buraglia Duarte y Olavo Escorcia Oyola. Revista de Arquitectura (Bogotá), 27(1), 5-27. https://doi.org/10.14718/RevArq.2025.27.5926
RESUMEN
Las dos entrevistas que componen esta cuarta entrega nos ofrecen elementos que amplían la comprensión del conjunto de dinámicas que propiciaron la entrada de aquella generación de estudiantes colombianos de arquitectura en un proceso de internacionalización tanto de la enseñanza de la disciplina como de su práctica. A través de la lectura de los testimonios de los arquitectos Pedro Buraglia y Olavo Escórela, se confirma la Incidencia que tuvieron los movimientos estudiantiles en una toma de conciencia política bastante activa en las escuelas de arquitectura; mientras que en el seno de estas se cuestionaba cada vez más la práctica pedagógica tradicional impuesta en los talleres, y se importaban modelos y discursos a partir de los cuales fue posible experimentar tanto en el taller como en la agencia.
Palabras clave: contexto de aprendizaje; enseñanza de la arquitectura; enseñanza profesional; escuelas de arquitectura; programa de estudios superiores
ABSTRACT
The two interviews that make up this fourth instalment offer us elements that broaden our understanding of the set of dynamics that led to the entry of that generation of Colombian architecture students into a process of internationalisation of both the teaching of the discipline and its practice. By reading the testimonies of architects Pedro Buraglia and Olavo Escorcia, we confirm the influence that the student movements had on a fairly active political awareness in the architecture schools, while the traditional pedagogical practice imposed in the workshops was increasingly questioned within them, and models and discourses were imported from which it was possible to experiment both in the workshop and in the agency.
Keywords: architectural education; architecture school; higher education program; learning context; professional education
INTRODUCCIÓN
Con la publicación de esta cuarta entrega de la serie de entrevistas, en esta ocasión a los arquitectos Pedro Buraglia Duarte y Olavo Escorcia Oyola, completamos una decena de testimonios de profesionales que, habiendo estudiado arquitectura en el periodo que va desde finales de los años sesenta hasta mediados de los años ochenta, desarrollaron, desde entonces o posteriormente, actividades de enseñanza universitaria, formando así varias generaciones de arquitectos en Colombia, en el seno de diversos programas de arquitectura.
Los dos entrevistados, egresados de la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá, integran una constelación de profesores de aquella generación que estudió algún posgrado en el exterior (Buraglia, en Inglaterra y Escorcia, en España y Chile), en áreas en las cuales aún no existían programas de formación en las universidades colombianas. Una generación de arquitectos que se transformó vertiginosamente tanto en su demografía como en su estatus jurídico, su identidad, sus actividades disciplinares y sus competencias.
Aquellas experiencias personales de los entrevistados, sumadas a su temprano interés en la docencia y en la investigación, parecen explicar su papel posterior en la creación y/o consolidación de posgrados que adquirieron prestigio académico a escala nacional (Buraglia, en Urbanismo y Diseño Urbano; Escorcia, en Construcción).
METODOLOGÌA
El largo proceso que conduce a finalizar cada una de estas entrevistas permite identificar temas que, una vez abordados por los entrevistados en sus respuestas iniciales, hemos podido profundizar y complementar en revisiones posteriores, para de esta manera aportar mayor claridad a los lectores.
Si bien el cuestionario propuesto ha sido el mismo para todos los invitados (Ávila Gómez, 2021; 2022; 2024), específicamente las preguntas sobre su formación académica nos han permitido redirigir cada respuesta inicial para "extraer" la mayor cantidad de información que pueda alimentar el panorama global que pretendemos reconstruir con esta serie de entrevistas.
Hemos mantenido la misma estructura, para facilitar la publicación de un libro que recogerá la totalidad de las entrevistas1.
Andrés Ávila Gómez y Alfredo Montano Bello [AAG+AMB] 2: Antes de adentrarnos en el tema de su formación como arquitecto, ¿podría contarnos sobre sus orígenes, y si de alguna manera su interés por la arquitectura tiene algún precedente en su familia? ¿Cómo cree usted que la cultura material (cómics, films y programas de radio, televisión, música, etc.) con la cual tuvo contacto durante su infancia y adolescencia pudo haber estimulado su interés por el arte, la arquitectura y la ciudad?
Pedro Buraglia Duarte [PBD]: Descendiente de abuelo italiano y abuela con antepasados también italianos, nací en Bogotá en diciembre de 1948, pero hice la escuela primaria en Buenos Aires, Argentina (en la Escuela Particular Domingo Faustino Sarmiento en la Localidad de Martínez-San Isidro y otras instituciones: Colegio San Pablo y Aspirantado Salesiano Padre José Vespignani, ambos en la Provincia de Buenos Aires) a raíz de la decisión de mi familia de establecerse en ese país en 19573. De regreso a Colombia en 1962, terminé el bachillerato en el Colegio Agustiniano de San Nicolás, ubicado en La Candelaria en el centro de Bogotá4, del cual me gradué en 1968. Mi interés por la arquitectura surgió tras el resultado del examen de aptitud vocacional que presenté en 6° de bachillerato (grado 11). Según dicha evaluación, mis aptitudes me orientaban hacia la psicología, la medicina o la arquitectura. No recuerdo haber recibido algún otro tipo de influencia, que esta fuera en forma de publicaciones o cualquier otra expresión de la cultura material a mi alcance.
Olavo Escorcia Oyola [OEO]: Mi padre, Walter Rafael Escorcia Marín, llegó a Bogotá en enero de 1950, procedente del barrio obrero de Rebolo en Barranquilla. Su objetivo era presentarse a la carrera de arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá, motivado también por su padre Manuel de Los Reyes Escorcia, quien era maestro de obra matriculado (figura 1) para la práctica de la construcción en Barranquilla y había trabajado con reconocidos arquitectos como Ricardo González Ripoll y José Alejandro García. Y aunque mi padre fue admitido y cursó dos años en la Universidad Nacional, ese sueño se vio truncado en medio de vicisitudes económicas que impidieron su sostenimiento en la capital.
Nací en Barranquilla en 1957, soy el primero de tres hermanos, y nuestra infancia transcurrió fundamentalmente en los barrios Luna Park, San Antonio y en la Unidad Residencial Colseguros. Ya en mi adolescencia, tuve mi formación como bachiller técnico entre 1969 y 1975, primero en el Instituto Técnico Central (1969 a 1973), ubicado en el barrio Ricaurte, y luego en el Instituto Técnico Centro Don Bosco (1974 a 1975), ubicado en el barrio Normandía. Allí seguíamos asignaturas muy ligadas a la formación del ingeniero, impartidas además por jóvenes profesores que estudiaban alguna ingeniería en la UN5 y que nos motivaron a aprender con textos como Geometría descriptiva (1948), de Bernard Leighton Wellman6, Resistencia de materiales (1967), de William A. Nash7, Topografía (1968), de Álvaro Torres Nieto8 y Eduardo Villate Bonilla9, estos últimos, profesores en la Facultad de Ingeniería de la UN Bogotá.
Figura 1. Matrícula de "Maestro de obra" otorgada a Manuel de Los Reyes Escorcia por el Consejo Profesional (CP)
de Ingeniería del Atlántico, Barranquilla en 1940, confirmada y refrendada en 1951.
Fuente: archivo personal de Olavo Escorcia.
[AAG+AMB]: ¿Qué lo llevó a escoger finalmente un determinado programa, y la institución a la cual ingresó? ¿Cómo influyó su paso por las aulas de la principal universidad pública colombiana, entre 1969y 1974, el contexto sociocultural de la época y, en general, la situación del país?
[PBD]: Fui admitido en la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá (UN)10, y desde ese momento descarté cualquier otra posibilidad. En primer semestre tuve muchos desaciertos, debido a mi completa ignorancia acerca de la naturaleza y de los fines de la carrera escogida: por ejemplo, no tenía ni idea de lo que era un corte arquitectónico o sección, y solo logré entenderlo cuando el profesor Camilo Ospina Castañeda expuso de manera precisa qué era y cómo se hacía un corte. Por sus contenidos, el denominado Taller "Cero" —dictado por los arquitectos Dicken Castro (1922-2016), Jorge Pérez Norzagaray (s. f. -1999), Camilo Ospina y el artista Carlos Rojas González (1933-1997)— era una verdadera combinación de Arquitectura con otras manifestaciones de Bellas Artes.
El periodo que viví como universitario, desde 1969 hasta 1974, estuvo marcado por el activismo del movimiento estudiantil colombiano11, en el cual participé como militante de los "comités de base" bogotanos para oponernos a la Reforma Universitaria. Entre los acontecimientos que habían ocurrido recientemente teniendo como telón de fondo a la movilización estudiantil, sobresalen las protestas por la visita en octubre de 1966 de John D. Rockefeller a la UN, en compañía del recién elegido presidente Carlos Lleras Restrepo (Hernández Arteaga, 2007).
El proyecto político, al que confluían varias tendencias y corrientes de pensamiento que apoyábamos (hippies, socialistas, trotskistas, anarquistas, nadaístas...) era muy ambicioso y pretendía cambiar el statu quo, siguiendo influencias políticas y culturales tan heterogéneas como la Revolución cubana, el movimiento estudiantil francés, la contracultura norteamericana y el sentimiento antiguerra generado por el caso de Vietnam (Acevedo Tarazona & González Rey, 2011).
[OEO]: Al terminar el bachillerato, en 1975, ya estaba tomada mi decisión de estudiar en la UN, pero me encontré en el dilema de escoger entre la arquitectura o la ingeniería —si bien mi gran sueño era buscar nuevos horizontes en Brasil, algo imposible financieramente—. Entonces, recordaba las conversaciones con mi abuelo Manuel durante mis viajes de vacaciones a Barranquilla: él compartía conmigo anécdotas sobre sus años como maestro de obra; por ejemplo, los días de espera por alguna oferta laboral en las escaleras de la iglesia de San Nicolás de Tolentino en pleno Centro Histórico de Barranquilla. Fue justamente durante alguno de esos días en Barranquilla cuando me enteré de que había sido admitido al programa de arquitectura en la UN, pues mi número de credencial de examen aparecía en la lista publicada en el diario El Tiempo.
Directa o indirectamente, la situación social y política del país afectaba los tiempos de mi permanencia académica —de cinco años regulares pasó a siete, por los cierres12—: por ejemplo, la toma de la embajada de República Dominicana en Bogotá por el grupo guerrillero M-19, entre febrero y abril de 1980, coincidía con las "pedreas" y los cierres rutinarios del campus.
[AAG+AMB]: Durante estos primeros años de formación académica en la UN: ¿Cuáles eran las lecturas (de historia y teoría de la arquitectura; de disciplinas en ciencias sociales y humanas, o de literatura general) en boga entre los estudiantes de arquitectura y de artes de su entorno?
¿Existían "tendencias" identificables y, de ser así, con cuáles de ellas llegó a identificarse o a confrontar, y por qué?
¿Existían espacios fuera de la vida universitaria (círculos de lectura, cineclubes, etc.) en los cuales haya desarrollado su curiosidad intelectual?
¿Cuáles eran las principales influencias (autores, libros, metodologías, etc.) que llegaban por entonces de otros medios académicos y profesionales europeos, norteamericanos, latinoamericanos (u otros)?
[PBD]: Creo que existieron dos corrientes divergentes que influyeron en nuestra formación. Por un lado, la "oficial", defensora del Movimiento Moderno y leal al principio según el cual la forma surge de la función (form follows function), representada en Colombia por arquitectos como Rogelio Salmona (1929-2007), Germán Samper Gnecco (1924-2019) y por otros arquitectos que en diferentes momentos integraron el grupo de diseño del Instituto de Crédito Territorial (ICT)13, entre ellos: Hernán Vieco (1924-2012) y Emesé Ijjasz de Murcia (1936-).
Por otro lado, la "alternativa" se nutría de un pensamiento bastante heterogéneo difundido a través de grupos de estudio formados de manera espontánea, y que promovía obtener de manera autodidacta una cultura más sólida y desligada de la academia. Fue así como nos familiarizamos con la lectura de El capital (Das Kapital, 1867), de Karl Marx; de El hombre unidimensional (One-Dimensional Man, 1964), de Herbert Marcuse; de Vivienda: todo el poder para los usuarios (Freedom to Build: Dweller Control for the Housing Process, 1972), de John F. C. Turner, y de El arquitecto en la lucha de clases y otros escritos (1972), de Hannes Meyer.
En nuestra Facultad de Arquitectura se alimentó además una rivalidad entre los "Teóricos" (profesores de asignaturas de Historia y Teoría) y los "Prácticos" (arquitectos que ejercían y al mismo tiempo enseñaban en algunos talleres, a quienes se sumaba el grupo de profesores de materias sobre Construcción), lo cual desembocaba en tensiones —nunca resueltas— acerca de la manera como debía transformarse la realidad de nuestro entorno. En dicho contexto, emergió también un movimiento académico "antiproyectual" inspirado en el axioma: "si no cambia el sistema, no cambiará la educación", que era el lema de las pancartas de los desfiles.
Al finalizar mi tercer año de estudios se expuso en uno de los Talleres Verticales una especie de manifiesto político —tipo "dazibao"14— titulado "Faca Socialista" que constituyó a la postre la mejor síntesis posible de nuestro ideario político y arquitectónico-urbanístico, que oscilaba entre un "funcionalismo sin forma" y una estrategia de "toma del poder".
Creo que fuimos influenciados por el movimiento estudiantil latinoamericano, en particular por aquel que se gestó en Córdoba, Argentina (de allí vino la moda de los "Talleres Verticales") (Malecki, 2023). Sobre metodología no se hablaba en el pénsum académico, puesto que el trabajo realizado en los cursos teóricos era de tipo memorístico, mientras que la actividad en el taller se basaba en el concepto de "aprender haciendo"15. En los talleres se dejaba un poco de lado el proceso de concepción, priorizando la obtención de un producto final que debía seguir un orden establecido: Investigación / Esquema Básico / Anteproyecto / Proyecto Final.
Realmente no recuerdo que existieran "redes" para la difusión de información académica, aparte de los anuncios y los comentarios de corredor, ante lo cual buscábamos principalmente las bibliografías de referencia de las guías de cátedra o las fichas disponibles en las bibliotecas de la UN (la biblioteca Central, la de Arquitectura, la de Bellas Artes, y la del Centro Interamericano de Vivienda y Planeamiento Urbano [CINVA] creado en junio de 1951, en el marco de un proyecto del Programa de Cooperación Técnica de la OEA con el Gobierno colombiano 16).
Siempre estábamos muy atentos a los contenidos de las principales revistas de la época, tanto internacionales (L'Architecture d'aujourd'hui, Domus, Architectural Record, Nueva Visión), como también a las escasas publicaciones nacionales (Escala y Proa); y, por supuesto, a los libros publicados por la Editorial Gustavo Gili que nos facilitó la consulta y lectura de textos imprescindibles, como El arte de proyectar en arquitectura (1936)17 (Bauentwurfslehre - Handbuch für den Baufachmann, Bauherren, Lehrenden und Lernenden), de Ernst Neufert o Design of cities (1967), de Edmund Bacon, fundamental en mi formación posterior como diseñador urbano. Durante los años setenta leímos apasionadamente las traducciones de textos como Espacio, tiempo y arquitectura (Space, time and architecture, 1941), de Sigfried Giedion; La imagen de la ciudad (The image of the city, 1960), de Kevin Lynch; La ciudad en la historia (The city in history, 1961), de Lewis Mumford; Arquitecturay clima (Design with climate, 1961), de Víctor Olgyay; Notas sobre la síntesis de la forma (Notes on the synthesis of form, 1964), de Christopher Alexander, y Vivienda y cultura (House form and culture, 1969), de Amos Rapoport.
En lo que respecta a temas urbanos, leía textos de Henri Lefebvre, de Françoise Choay, de Colin Rowe, de Jane Jacobs, así como los primeros trabajos de la profesora Ángela Inés Guzmán Calle, quien había realizado estudios durante los años sesenta en la École Pratique des Hautes Études en París.
En cuanto al cine, en aquellos años me apasionaron películas tan diversas como Zabriskie Point (1970), de Michelangelo Antonioni; Morte a Venezia (1971), de Luchino Visconti; A Clockwork Orange (1971), de Stanley Kubrick; las obras de Pier Paolo Pasolini y de Luis Buñuel.
[OEO]: Al margen de lo que puedan decir otros colegas contemporáneos, "compañeros de pupitre", que hoy se presentan como intelectuales desde aquella temprana época, considero que las lecturas en boga entre los estudiantes de arquitectura y de artes de mi entorno eran las imprescindibles del momento —tanto en arquitectura como en sociología, literatura, etc., que ya habían sido traducidas al español—, la gran mayoría publicadas durante los años sesenta. De hecho, eran muy útiles las bibliografías que nos entregaban los profesores en sus respectivas asignaturas, especialmente en aquellas de quienes hoy recuerdo con inmenso agradecimiento, admiración y aprecio: las de Carlos Niño Murcia, las de Silvia Arango de Jaramillo y las de Manuel García Camacho.
Durante los periodos de "tiempo libre" que nos dejaban los cierres del campus —por huelgas, manifestaciones, etc.— me preocupaba por buscar oportunidades para trabajar en arquitectura, ya fuera dibujando proyectos de arquitectura o colaborando gratis en concursos arquitectónicos, esperanzado en un premio o la mención en alguna publicación que me "sacara del anonimato".
[AAG+AMB]: Siempre existen asignaturas y maestros que marcan profundamente nuestro paso por las aulas, ¿cuáles fueron aquellas materias y profesores que despertaron o avivaron su gusto por la arquitectura y/o el urbanismo; por la historia y el arte?
¿Tuvo durante aquellos años algún reparo contra el modelo pedagógico vigente, especialmente en lo que respecta a la enseñanza en el "Taller de arquitectura"?
[PBD]: En este sentido, fue inolvidable la experiencia con Enrique Triana Uribe (1929-2020) en el Taller 6, puesto que gracias a su pedagogía y a su simpatía retomé el gusto por el aprendizaje del diseño y la arquitectura, perdido durante la primera mitad de la carrera. También me sentí motivado e inspirado con profesores como Eugenia Mantilla de Cardozo (1933-) en Taller 8, Pedro Alberto Mejía Londoño en Taller 9 y con Hans Rother Trenenfels (1928-1999) y Ángela Inés Guzmán Calle (1934-2015) en materias de Urbanismo, ya que además de un profundo conocimiento de los temas tratados, conseguían transmitirnos su entusiasmo y pasión. En el campo de la historia del arte, recuerdo gratamente los cursos y conferencias del profesor español Francisco Gil Tovar18 (1923-2017), quien ocupó el cargo de director del Museo de Arte Colonial entre 1975 y 1986.
Por supuesto, también viví momentos de inconformidad y de dificultades, tal y como sucedió en el "Taller Cero" que no pude aprobar inicialmente puesto que no entendía nada: se trataba de una materia en la cual se debía producir abundante cantidad de material, pero no se recibía una orientación clara y permanente.
[OEO]: En lo relacionado con Expresión y Dibujo, recuerdo las clases con el profesor de Dibujo técnico y de Geometría descriptiva, José Patiño Ariza; con el de Perspectiva, Humberto Chica Pinzón —que había sido también profesor de mi padre—; con el de Asoleamiento y sombras, Enrique Moya Cadena.
Recuerdo igualmente a Marco Enrique Sánchez, profesor de Construcción durante varios semestres; a Oswaldo Pérez De los Ríos, quien nos enseñó en el primer taller de diseño a copiar sobre un vidrio —el "perspectógrafo"—; a Javier Peinado Pontón, entre otros.
Por supuesto, admiraba a Enrique Triana Uribe19 (1929-2020), quien enseñó durante casi 50 años en la UN y nunca se dejó tentar por las atractivas ofertas para irse a universidades privadas. Por su parte, Hernando Camargo Serrano nos motivó en sus clases a explorar la documentación y los archivos que el naciente Centro de Información y Documentación de la Facultad de Artes (CIDAR) guardaba bajo su dirección.
[AAG+AMB]: Por favor, cuéntenos sobre su proyecto de tesis de pregrado, ¿cómo seleccionó el tema?, ¿quién fue su director?, ¿cómo ve usted hoy en día aquella última experiencia académica que le permitió obtener el diploma profesional?
¿Realizó algún tipo de "práctica profesional" antes de graduarse?, y, de ser así, ¿podría contarnos sobre dicha experiencia?
[PBD]: Debo confesar que... ¡fue un completo desastre! Todo comenzó cuando en compañía de mi amigo Humberto Blanco (q. e. p. d.) decidimos proyectar una planta de lácteos, puesto que un pariente suizo de mi familia era experto en quesos y tenía importantes conexiones con una fábrica en Sopó, lo cual nos facilitaba el acceso a información y a orientación técnica. Nuestro proyecto fue dirigido por Guillermo Bermúdez Umaña (1924-1995) y Eduardo Londoño Arango. Sin embargo, condicionada por una compleja serie de procesos industríales, la arquitectura no lograba fluir en nuestra propuesta, y al calificar nuestra entrega final (figura 2), Guillermo dijo: "Creo que todos nos equivocamos con este proyecto", aunque afortunadamente Humberto y yo aprobamos el semestre.
Figura 2. H. Blanco y P. Buraglia (1974): Planta de Lácteos en la Sabana de Bogotá Perspectiva,
proyecto final de Taller 10, Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá
Fuente: archivo personal de Pedro Buraglia Duarte.
[OEO]: El proyecto de grado lo desarrollé con mis compañeras de estudios, Esperanza García Moreno y Derlín Ariza Beltrán, bajo la dirección de los arquitectos Pedro Alberto Mejía Londoño y Hernando Cadavid Gaviria. Propusimos un Centro de rehabilitación infantil en Ciudad Kennedy de Bogotá (figura 3), un lugar para el cuidado de niños con parálisis infantil, excluidos en esa época de una enseñanza regular por su condición especial. Para este proyecto nos apoyamos principalmente en la lectura e interpretación de La arquitectura de la ciudad (L'architettura della città, 1966), de Aldo Rossi, en el marco de una serie de novedades pedagógicas puestas en práctica en nuestro Taller de grado, privilegiando una postura de fundamentación teórica que debía plasmarse en una memoria del proyecto. Bajo la dirección de Sergio
Figura 3. Proyecto de Grado, Taller X. CRI
Fuente: archivo personal de Olavo Escorcia.
González González20 —el primer arquitecto con doctorado, en teoría de la Arquitectura, que enseñó en nuestra Facultad, graduado de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra, en España— elaboramos un documento de investigación que involucraba análisis, reflexión y síntesis.
En cuanto a la práctica profesional, tuve una interesante experiencia en 1981 cuando cursaba octavo semestre, participando como auxiliar de arquitectura y dibujante en el proyecto para el Plan Maestro del Parque Simón Bolívar en Bogotá (figura 4): se trataba de un encargo a nuestra Facultad, entonces bajo la dirección de Arturo Robledo Ocampo —quien fue decano en dos periodos—, y tuve como jefe inmediato a Oswaldo Pérez De los Ríos.
Figura 4. Portada Plan Maestro Parque Simón Bolívar, Facultad de Artes UN y Ministerio de Obras Públicas (1981)
Fuente: archivo personal de Olavo Escorcia.
[AAG+AMB]: Años después de obtener su diploma de arquitecto, usted toma la decisión de ir a un país europeo para realizar un posgrado, en Oxford Brookes University, entre 1988y 1990.
¿Cuál es el contexto intelectual en el cual se desarrolló esta nueva etapa en su formación académica? ¿Cuáles fueron las principales experiencias (viajes, lecturas, personas conocidas, etc.) que marcaron esta etapa de formación? ¿Podría contarnos cómo esto pudo abrirle puertas en el campo profesional al regresar a Colombia?
[PBD]: Cuando estaba trabajando en la Universidad Nacional de Colombia sede Manizales, me interesé profundamente por el Diseño Urbano. Por esta razón, decidí seguir las orientaciones de Juan Manuel Robayo Rodríguez y Germán Martínez Segura, ambos egresados de la Cooper Union de New York, y que profesaban una especial admiración por las ideas y realizaciones de Colin Rowe.
El contexto intelectual de aquella época había sido permeado por la arquitectura posmoderna, pero solo algunos años más tarde logré comprender que bajo la avalancha de publicaciones disponibles entonces —las cuales privilegiaban el "culto a la personalidad" de ciertas figuras— yacía un formidable trasfondo de innovaciones conceptuales y formales. Recuerdo haber estudiado textos y proyectos de arquitectos, teóricos y críticos entre los cuales me seducían especialmente: los New York Five21 (Peter Eisenman, Michael Graves, Richard Meier, John Hejduk y Charles Gwathmey); los hermanos León y Rob Krier (1946- y 1938-2023); la pareja formada por Robert Venturi (1925-2018) y Denise Scott Brown (1931-); el binomio Colin Rowe (1920-1999) y Fred Koetter (1938-2017); Aldo Rossi (1931-1997); Charles Jencks (1939-2019), y Ada Louise Huxtable (1921-2013).
No obstante, cuando llegué a Oxford, todo esto estaba en un segundo plano. De allí surgieron las lecturas de otros autores y temas procedentes de otras disciplinas (Richard Sennett, William H. Whyte y Ernst. F. Schumacher) y pude descubrir los trabajos de docentes como Ivor Samuels e Ian Bentley (Bureaucratic patronage and local urban form, 1983). Centrado en un enfoque humanista y práctico, Responsive environments: A manual for designers (1985), de Bentley, Sue McGlynn, Graham Smith, Alan Alcock y Paul Murrain22, constituía la lectura obligatoria y fundamental en el seno del Joint Centre for Urban Design23 (JCUD), y en torno al cual se estructuraban los cursos, talleres y conferencias.
En todo caso, en el Reino Unido, la corriente posmoderna se había asentado en otras escuelas, como en la Architectural Association School of Architecture en Londres, donde estudiaron reconocidos profesionales como Zaha Hadid, graduada en 1977.
En el marco del programa de estudios que cursé, pude realizar una serie de viajes a Liverpool y a Ámsterdam (y el anillo de ciudades formado por Rotterdam, Utrecht y otras), a los cuales se sumaron los viajes que organicé por iniciativa propia a varias ciudades (París, Madrid, Barcelona, Roma, Bolonia, Siena, Florencia, Venecia).
En mi trabajo de grado de la maestría obtenida en 1990 en el Oxford Polytechnic (figura 5), titulado The city of UPAC24, estudié la influencia de las políticas financieras en la modelación del paisaje urbano colombiano dentro de un marco conceptual apoyado en las ideas de Bentley. Esto me dio la oportunidad de trabajar con el Programa Col 89 (ONU, Hábitat para Colombia, Ministerio de Desarrollo Económico). Sin embargo, considero que la especialización y la maestría realizadas en el Reino Unido no incidieron directamente en nuevas oportunidades laborales, puesto que trabajé casi siempre en planes y proyectos de movilidad y urbanismo, de orientación funcionalista y jurídico-procedimental.
Figura 5. Diploma certificando el Master of Arts obtenido en 1990 por Pedro Buraglia, por sus estudios en el Oxford Polytechnic
Fuente: archivo personal Pedro Buraglia Duarte.
Por otro lado, mi experiencia en el medio académico ha sido altamente satisfactoria. En la UN tuve la oportunidad de trabajar en la creación, primero de la Especialización en Diseño Urbano abierta en 2003 y luego en la implementación de la Maestría en Diseño Urbano abierta en 2006; fui, además, el coordinador académico hasta 2010, año en cual tomé la decisión de jubilarme. Posteriormente, continué mi trabajo por la visibilización del Diseño Urbano como disciplina profesional, participé activamente en la creación de la Asociación Colombiana de Diseñadores Urbanos25 (ACDU) en 2016, en el marco de la cual se han promovido publicaciones y eventos.
[AAG+AMB]: Al recibir su diploma de arquitecto en 1983, usted toma la decisión de realizar un doctorado en Arquitectura en España, en la Escuela Superior de Arquitectura de Navarra. ¿Cuál es el contexto profesional e intelectual en el cual se desarrolló esta nueva etapa en un país europeo? ¿Cuáles fueron las principales experiencias (viajes, lecturas, personas conocidas, etc.) que marcaron esta nueva etapa? ¿Qué lo motivó a investigar acerca de la industrialización de la construcción, tema con el cual obtuvo su diploma en 1988?
[OEO]: Al culminar mis estudios, me entero de que compito con mi colega Derlín Ariza Beltrán —y novia desde el cuarto semestre de estudios— por la beca al mejor alumno de la promoción; al tiempo que la Facultad me otorga el recién creado Premio Gabriel Serrano Camargo (figura 6) como reconocimiento al estudiante con mejor promedio académico del programa de Arquitectura. Recibo entonces una "beca" (figura 7), pero se trata en realidad de un crédito educativo, no condonable y administrado por el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (ICETEX); es decir, lo que inicialmente pensé que era un premio era en realidad un préstamo que puede convertirse en deuda abrumadora para un recién egresado, puesto que en mi caso el monto desbordaba mis posibilidades financieras. Intenté otra opción, presentándome directamente a una convocatoria de becas ICETEX para estudios en el exterior, pero la respuesta que recibí fue contundente: "la arquitectura y la vivienda no son una prioridad para el país".
Figura 6. Primer Premio Gabriel Serrano Camargo
Fuente: archivo personal de Olavo Escorcia.
Figura 7. Beca de estudios de posgrado otorgada al mayor puntaje
Fuente: archivo personal de Olavo Escorcia.
Recién casado con Derlín, comenzamos entonces a solicitar información por correo a instituciones en Estados Unidos, principalmente, pero los elevados costos nos hicieron ver que era imposible. Fue entonces cuando apareció de nuevo en mi vida Sergio González González, director de mi proyecto de grado y con quien había trabajado como residente en varias de sus obras: es él quien me anima a plantearme la opción de estudiar en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra, donde él acababa de graduarse. España resultaba una alternativa económicamente viable para una joven pareja de recién egresados, y así, sin saber muy bien qué era y cómo se redactaba una "propuesta de investigación", envié la mía y fui aceptado. Ya instalado en Pamplona con mi esposa, me entero de que tengo dos opciones: realizar durante un año una investigación dirigida en el tema de mi interés, para recibir al finalizar una certificación, o bien, adelantar los estudios completos de doctorado establecidos por normativa, para recibir al término de tres o cuatro años el título correspondiente de Doctor en Arquitectura. Ante ese panorama, y la responsabilidad de una deuda creciente con el ICETEX, sentí que ya no había escapatoria y escogí la segunda opción, puesto que el préstamo exigía imperativamente una titulación.
Desarrollé mi tesis bajo la dirección del arquitecto Juan Lahuerta Vargas (1932-1992), titulada Bases para la industrialización de la construcción en países en vía de desarrollo: caso particular de Colombia26. Sustentada y laureada en 1987 (figura 8), está dividida en tres partes. En la primera parte se exponen antecedentes sobre las nociones que afectan la interpretación de la construcción como una industria, tratando aspectos que hacen inviable la asimilación de modos y procedimientos de otras industrias. La segunda parte se refiere a las implicaciones y consecuencias que en el ámbito social y económico tiene la aplicación de todo tipo de técnicas, proporcionando la base para entender por qué tienen lugar algunos desfases al momento de su implementación. Luego, se presenta una propuesta de intervención a partir de un modelo teórico, abordando la planificación de los recursos de la industria de la construcción con la ayuda de la información estadística correspondiente (Escorcia, 1987).
Figura 8. Olavo Escorcia (tercero de derecha a izquierda) acompañado del jurado de tesis doctoral en Pamplona, España (1987)
Fuente: archivo personal de Olavo Escorcia.
[AAG+AMB]: Casi una década después del doctorado, realiza un diplomado en Concepción, Chile, entre 1998 y 1999, en la Universidad del Bío Bío;y transcurriría otra década para realizar un posdoctorado en la misma institución chilena, que concluyó en 2012. ¿Cuál fue el contexto cultural e intelectual en el cual se desarrollaron estas dos etapas?
[OEO]: En 1994 elaboré un inventario de los libros que albergaba la biblioteca del Servicio Interamericano de Información sobre Desarrollo Urbano (SINDU) antiguo Centro Interamericano de Vivienda y Planeamiento Urbano (CINVA), epicentro de importantes estudios sobre temas de planeación urbana y rural en América Latina: allí confluían expertos de todos los rincones del continente. Como resultado de aquel trabajo, surgió el Catálogo Bibliográfico de Aspectos Tecnológicos de la Edificación, en el cual clasifiqué las colecciones de la biblioteca del otrora Departamento de Construcción, con el fin de facilitar a los estudiantes cualquier tipo de consulta, desde la más básica hasta la más compleja, sin tener que pasar por los antiguos y en ocasiones extremadamente complicados ficheros de biblioteca. El Catálogo sirvió como marco teórico del libro producto de mi primer año sabático (2007-2008) titulado Anatomía y fisiología de la edificación: tecnología de la Arquitectura.
En aquel momento llamó poderosamente mi atención una conversación que tuve con Fernán Díaz Duque acerca de temas de investigación en tecnología, puesto que él cursaba diplomados sobre construcción en madera en la Universidad del Bío Bío. Gracias a su invitación, hice un Diplomado en Diseño y Construcción en Madera en 1999 (figuras 9 y 10).
Figura 9. Olavo Escorcia (primero de derecha a izquierda) en la sede principal de la Universidad del Bío Bío, Concepción, Chile (1999)
Fuente: archivo personal de Olavo Escorcia.
Figura 10. Olavo Escorcia (de pie, tercero de derecha a izquierda) con participantes de países latinoamericanos y colegas colombianos.
Fernán Díaz (en el centro, sentado), Ricardo Bernal (de pie a la izquierda), Guillermo Hernández y Cecilia Sierra,
con el curso del Diplomado en Madera, Universidad del Bío Bío, Concepción, Chile (1999)
Fuente: archivo personal de Olavo Escorcia.
Posteriormente, empecé en compañía de Fernán —y representando a la Universidad Nacional de Colombia— a participar en una serie de redes internacionales temáticas de investigadores sobre la madera, preocupados particularmente por los desarrollos en materia de vivienda social, puentes, mobiliario y otras aplicaciones relacionadas con la arquitectura. Estas redes, vigentes desde 2000 hasta 2008, estaban patrocinadas por programas de cooperación como el Programa ALFA (América Latina Formación Académica)27 (de la Unión Europea [UE]) y el Programa Interamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CyTED)28 (de la Organización de Estados Americanos [OEA]). En dicho contexto me vinculé a varios programas de la Universidad del Bío Bío, colaborando desde los seminarios de tesis en el diseño de proyectos de investigación de las propuestas de investigación de estudiantes de las maestrías de Construcción en Madera, Hábitat Sustentable y Eficiencia Energética, y del doctorado de Arquitectura y Urbanismo.
Años más tarde, tras el terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010 en Chile, soy invitado a intervenir en un proyecto para la reconstrucción y optimización energética de viviendas sociales, lo cual se presenta como una oportunidad de cooperación internacional que acepto bajo la figura de estancia posdoctoral, junto a investigadores chilenos, españoles y brasileños. Esto fue financiado por el gobierno chileno, a través de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT) y la Agencia Chilena de Eficiencia Energética (AchEE). Tuvimos la oportunidad de presentar ponencias en eventos académicos locales e internacionales y de participar activamente en el desarrollo de seminarios de investigación sobre vivienda social; también se creó la revista Hábitat Sustentable29.
[AAG+AMB]: ¿Podría contarnos cuáles fueron aquellos viajes posteriores a las etapas de formación ya comentadas que consolidaron su formación profesional e intelectual y en qué contexto se dieron, sean institucionales o personales?
[PBD]: En 1991, como parte de mi acompañamiento en la creación de la maestría en Urbanismo de la UN —trabajé alrededor de diez años en dicho programa—, tuve la oportunidad de participar con la ponencia "A glance to Colombian context" en el Foro Académico "International Urban Design Exchange", en Amsterdam, en 1990, con patrocinio del Consejo Británico, y a una sesión de trabajo en la Development Planning Unit (DPU) en Londres, donde discutí sobre temas de diseño urbano y planeación con profesionales como Patrick Wakely y Ronaldo Ramírez (1934-2022). Mis viajes de trabajo o de turismo me han permitido conocer ciudades de Estados Unidos, Italia, Turquía, Grecia, Egipto, Jordania (figura 11), Israel, Palestina, Argentina y Brasil, en donde además asistí en 2007 a uno de los encuentros del International Seminar on Urban Form celebrado en Ouro Preto (figura 12).
Figura 11. Pedro Buraglia en un viaje al sitio arqueológico de Petra, Jordania (2010)
Fuente: archivo personal Pedro Buraglia Duarte.
Figura 12. Pedro Buraglia compartiendo en un almuerzo con Ivor Samuels y otros profesionales durante
el International Seminar on Urban Form (ISUF) celebrado en Ouro Preto, Brasil (2007)
Fuente: archivo personal Pedro Buraglia Duarte.
Recuerdo también que entre 2006 y 2010, como parte del curso Métodos III (Sistemas Comparativos), dictado en la maestría en Diseño Urbano, realicé una serie de viajes en compañía de alumnos y colegas del programa, que incluyeron a Ciudad de Panamá, Caracas, Praga, Viena, Barcelona y algunas otras ciudades europeas.
[OEO]: Las experiencias formativas siempre han ocurrido en compañía de mi esposa y colega Derlín, así como también las oportunidades de "viajes de estudio" que se han presentado para mi formación profesional e intelectual. Considero que desde los viajes realizados durante nuestro pregrado en la UN entendimos estos como una estrategia necesaria de aproximación a todo proyecto, motivándonos siempre a analizar aspectos sociales, económicos y culturales de los lugares visitados, con una sensibilidad y una profundidad que van mucho más allá de la simple mirada del turista. De allí nuestro interés por visitar lugares marginados de nuestra geografía, carentes muchas veces de los mínimos servicios básicos que encontramos en centros urbanos: visitamos poblaciones en la costa Caribe, la costa Pacífica, los Llanos Orientales y el departamento del Amazonas.
Un primer encuentro con la realidad de ese abandono fue la visita en 1984 a Orocué, en Casanare, por iniciativa del arquitecto Santiago Moreno, con el propósito de efectuar levantamientos arquitectónicos: tuvimos que desplazarnos en viejos aviones del Summer Institute of Linguistics (SIL, en español, Instituto Lingüístico de Verano) que volaban al destino únicamente una vez por semana, lo cual nos confinaba a un aislamiento al que no estábamos acostumbrados. Esta experiencia nos acercó a la respuesta de Paolo Lugari, en Ciudad Gaviotas30, un paradigma y repertorio de soluciones básicas a las zonas marginales de Colombia, reconocida e investigada, probada en vivienda social en Bogotá y en otras obras del Banco Central Hipotecario (Ciudad Tunal y Ciudad Salitre), pero con el tiempo olvidada.
Por otro lado, nuestra participación en redes internacionales de cooperación académica, como las mencionadas, nos ha permitido visitar ciudades en varios países de América (Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Perú, Ecuador, México y Estados Unidos), de Europa (Finlandia, Suecia, Dinamarca, España, Portugal, Francia, Inglaterra, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Andorra, Montecarlo, Alemania, Suiza e Italia) y de entrada al Asia (Turquía).
[AAG+AMB]: ¿En qué momento surgió su interés por la docencia y cuáles son las principales razones que lo condujeron a la enseñanza y a la investigación? ¿Cuáles fueron los motivos por los cuales se enfocó principalmente en temas como la historia, la teoría y la crítica de la arquitectura y del urbanismo?
Sobre sus temas preferidos: ¿Cuáles fueron las escuelas de pensamiento, los autores y las obras (libros, películas, etc.) que más influyeron en su construcción intelectual y que siguieron alimentando su labor como docente e investigador?
[PBD]: Aunque no lo había contemplado hasta entonces, cuando concluía mis estudios se presentó una oportunidad laboral en la Universidad del Atlántico: mi grado fue el 14 de marzo de 1974, y el 1° de abril ya estaba en Barranquilla como docente junto con otros dos compañeros. A pesar de mi inexperiencia y de la dificultad para adaptarme a algunas características del contexto, fue una primera escala muy enriquecedora. Allí trabajé sobre temas de urbanismo y de metodología de diseño, apoyándome siempre en las lecturas hechas durante mis estudios en Bogotá, especialmente en textos tomados de Notes on the Synthesis of Form (1964), de Christopher Alexander, y de Design Methods in Architecture (1969), de Geoffrey Broadbent y Anthony Ward.
Dos años más tarde, gané un concurso docente en la Universidad Nacional sede Manizales, donde trabajé durante casi doce años, interrumpidos por mi viaje al Reino Unido para realizar la especialización y la maestría en Diseño Urbano. Al regresar, fui trasladado al Departamento de Urbanística de la Facultad de Artes en la Sede Bogotá.
[OEO]: Inicié mi experiencia docente durante mi época de estudiante universitario cuando los cierres prolongados de la institución coinciden con un llamado que me hace a principios de 1977 el Centro Don Bosco —donde hice mi bachillerato técnico— para suplir una vacante, aunque sin remuneración. Acepté la propuesta en parte como una forma de agradecimiento al padre Isaías Guerrero Fonseca, sacerdote salesiano que me recibió allí para terminar el bachillerato; y construí poco a poco el curso de Geometría Descriptiva apoyándome en el libro de Leighton Wellman. Esta experiencia me impulsó a colaborar como monitor en la UN durante buena parte de la carrera, especialmente en Estructuras con Fernán Díaz Duque y en Perspectiva con Humberto Chica Pinzón. Todo ello reforzó mi interés por temas del área de estructuras y construcción, en la cual hice un tipo de especialización dentro del programa de arquitectura —entre 7° y 9° semestre— que marcaría mi especialidad a futuro.
Mi inclinación por la investigación surgió fundamentalmente en el doctorado, en una época en la cual no existían en Colombia posgrados de o en arquitectura. La carencia en este ámbito me obligó a asistir a cursos de metodología, técnicas y herramientas de investigación apenas llegué a la Universidad de Navarra. El curso "América vista por los descubridores" impartido por el arquitecto catalán Alfonso de Sierra Ochoa31 (1916-1992), fue para mí una verdadera revelación para entender cómo hacer investigación. También aprendí mucho asistiendo de manera furtiva a la sustentación de tesis doctorales de otras Facultades, como Derecho y Medicina, una experiencia que podía parecer ajena, pero que pude, sin embargo, extrapolar a mi propia búsqueda.
Y me apoyé por supuesto en el clásico de Umberto Eco, Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de investigación, estudio y escritura (Come si fa una tesi di laurea, 1977; traducción al español, 1995), a cuya relectura se fueron sumando otros textos como Fases en la elaboración de una tesis en metodología: aspectos prácticos (1984), de Amador García- Bañón y Álvaro D'Ors, Cómo hacer una tesis y elaborar trabajos escritos (1996), de Carlos A. Sabino, Metodología de la investigación (1991), de Roberto Hernández Sampieri, y otros que a mi regreso a Colombia sirvieron para afinar una guía sobre aspectos prácticos para la investigación, dirigida a estudiantes interesados en ello, y que comencé a utilizar con buenos resultados cuando dicté clases en el pregrado de arquitectura en la UN y en el programa de tecnólogos delineantes de arquitectura ofrecido en la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca, también en Bogotá.
Después de varios intentos en concursos docentes, me incorporé en 1992 al Departamento de Construcción de la UN (figura 13), en el área de materiales, en un momento de grandes oportunidades para la investigación de la mano de la rectoría de Antanas Mockus Sivickas (1952-) quien, desde hacía varios años, ocupaba la Vicerrectoría Académica y formaba parte del grupo de estudios de Carlo Federici (1906-2004), un luchador incansable de la renovación pedagógica en el país. Entre los cambios que introdujo Mockus debo resaltar la novedad que supuso poder graduarse en el pregrado de arquitectura en áreas y modalidades distintas a las del tradicional taller de grado de proyecto arquitectónico. En este contexto pude publicar en 2003 mi primer libro: Manual para la investigación: Guía para la formulación, desarrollo y divulgación de proyectos (figura 14), un trabajo que resultó ganador en un concurso convocado por la editorial de la UN32.
Figura 13. Reunión de profesores del Departamento de Construcción de la Universidad Nacional de Colombia, en la finca Novoa, Bogotá (1993). De pie, de derecha a izquierda: Herbert Giraldo, Manja Bomhard, Olavo Escorcia, Germán Villa, Humberto Uribe (dos no identificados), Emilia Fernández, Fernán Díaz, Ricardo Bernal, Marta Luz Salcedo, Nelson Rojas, Jairo Zambrano, Jairo Novoa, Julio César Gómez y Roberto Fernández; agachados, de derecha a izquierda: Fabio Verástegui, Jaime Garzón, Alfonso Pérez Gómez, Cecilia Sierra y Hernando González
Fuente: archivo personal de Olavo Escorcia.
Figura 14. Portada del Manual para la investigación publicado en 2003 por la Editorial de la UN
Fuente: archivo personal de Olavo Escorcia.
[AAG+AMB]: Hoy, después de una carrera profesional de casi medio siglo, ¿cómo percibe usted el presente de la enseñanza de la arquitectura y del urbanismo en Colombia?
Por último, además de los retos que implica actualmente la crisis producida por la pandemia, ¿hacia dónde considera que deben mirar las facultades y escuelas de arquitectura para evolucionar y mejorar la calidad de sus programas?
[PBD]: No tengo actualmente una clara idea del "estado del arte" de la enseñanza de pregrado en Arquitectura, puesto que desde 1997 me alejé del ejercicio docente en esa primera etapa de formación. Ahora bien, mi trabajo permanente durante tantos años con arquitectos, me lleva a pensar que se han moldeado tres grandes tendencias de cambio.
La primera tiene que ver con el impacto de los medios electrónicos sobre la comunicación, el acceso a información gráfica y escrita "en directo" y la evolución de los medios expresivos.
La segunda, derivada de la anterior, tiene que ver con su incidencia en los enfoques y estrategias de enseñanza-aprendizaje, que parecen moverse en una dirección más heterodoxa y variada, centrada en una mayor autonomía conceptual y en la construcción de nuevas capacidades reflexivas y destrezas expresivas y comunicativas. Esto, totalmente opuesto a la tradicional réplica mecánica de modelos formales y conceptuales legados por "maestros" y defendidos por "escuelas", tal como sucedió en generaciones anteriores.
La tercera, estaría representada por la inflexión y toma de distancia crítica de los viejos paradigmas del funcionalismo, acompañada de una pluralidad de discursos que han superado la visión arquitectónica "única", "absoluta", "objetual" para dar espacio a una visión arquitectónica más "contextual" y "relacional" centrada en el proceso y el estudio de las relaciones objeto/entorno/sociedad/economía, no exentas de tensiones surgidas de la profusa circulación de material puramente escenográfico (léase: renders y 3D), maquillado de "verde" y disfrazado de "sostenible" que en últimas replica los mismos viejos modelos formales ya trasnochados y descontextualizados.
En cuanto a la evolución de los programas de arquitectura, considero esencial el fomento al trabajo interdisciplinar y mediada la reflexión, la búsqueda de innovación, la promoción de "tanques de pensamiento", la construcción de estrategias de enseñanza-aprendizaje enfocadas ya no tanto en la construcción de destrezas técnicas y conocimientos, sino particularmente en el desarrollo de capacidades reflexivas y analíticas.
Esto implica pasar de esquemas basados en la exclusiva acumulación de conocimiento, en la aceptación de postulados mesiánicos y en la copia mecánica de modelos importados, a otros esquemas centrados en la construcción de conceptos, capacidades y competencias de diseño para la solución de problemas prácticos que contribuyan a resolver la fractura dejada por los maestros del Movimiento Moderno entre los discursos y las realizaciones; entre la forma, la función y el significado; entre edificios y entornos.
[OEO]: Me siento complacido con el hecho de poder retribuir, aunque solo sea un poco, todo lo que he recibido de la UN. Hoy, ad portas de mi partida de la actividad docente —en colegios y universidades públicas incluso extranjeras: Bío Bío en Chile y Universidad de Cuenca en Ecuador—, espero la sucesión generacional.
En el caso de la Escuela de Arquitectura de la UN, constato la incidencia de la avalancha de herramientas tecnológicas, ahora con la inteligencia artificial, versiones cada vez más avanzadas como el Chat Generative Pre-Trained Transformer-ChatGTP, frente a una reducida capacidad crítica de docentes y estudiantes.
En el cuerpo docente, creo que se da excesiva importancia a los títulos de doctorado, cuya oferta abunda y contrasta con el control de calidad a dichos programas y a las tesis realizadas; todo esto en medio del afán de "certificar" individualmente un nivel superior de educación de posgrado, pero sin criba efectiva de su impacto real en el desarrollo del país. Los indicadores de este tipo priman a la hora de establecer las políticas universitarias, por lo cual urgen los análisis críticos que contradicen dicha postura.
Por otro lado, creo pertinente y necesaria la preocupación por rescatar la memoria institucional, indispensable para cualquier reflexión en torno al estado actual de la profesión y de la enseñanza: en este sentido, desarrollé recientemente una investigación sobre la historia del Centro Interamericano de Vivienda y Planeación (CINVA), durante un año sabático que tomé en 2019-2020, y que obtuvo además un premio de publicación editorial.
Al mirar hacia atrás, en medio del actual contexto de cambios acelerados que atropellan a las nuevas generaciones, que a su vez se afanan por transformar todo, pienso en una conversación citada por Gabriel García Márquez en su última novela, Memoria de mis putas tristes (2004), refiriéndose a un episodio de cambios internos en El Diario de La Paz:
El director de entonces me citó en su oficina para decirme que me pusiera a tono en las nuevas corrientes. De un modo solemne, como si acabara de inventarlo, me dijo: el mundo avanza. Sí, le dije, avanza, pero dando vueltas alrededor del sol. (García Márquez, 2004, p. 41)
CONCLUSIONES
Las dos entrevistas que componen esta cuarta entrega de la serie nos ofrecen nuevos elementos que, sumados a los testimonios de los ocho entrevistados reunidos en las series anteriores, corroboran el eco que Mayo del 68 tuvo en las facultades de arquitectura colombianas.
El testimonio de los arquitectos Pedro Buraglia y Olavo Escorcia nos deja entre otros temas por destacar, el relato en torno a la importancia que las redes académicas latinoamericanas han tenido desde los años ochenta en la circulación de conocimiento; aunque nos plantea también una serie de interrogantes sobre las razones —¿falta de apoyo institucional; temas carentes de interés en el medio académico?— que han conducido a que la gran mayoría de dichas redes tengan una vida relativamente corta y desaparezcan del panorama académico.
Por otro lado, y dado que los dos entrevistados hicieron su carrera como docentes e investigadores en la principal universidad pública colombiana —siendo además egresados de su facultad de Arquitectura—, el presente texto nos lleva a interrogarnos sobre un aspecto que amerita ser desarrollado ulteriormente: esto es, sobre los mecanismos institucionales mediante los cuales esta generación de profesores presentes en la universidad pública creó los primeros programas de posgrado en arquitectura y urbanismo —y temas afines, como construcción, paisaje, historia de la arquitectura, etc.—.
Y debemos interrogarnos también sobre las influencias directas y los modelos pedagógicos tomados de programas ya establecidos en instituciones europeas, norteamericanas, latinoamericanas o de otras latitudes. Los signos de una internacionalización —o podríamos decir también "globalización"— en la formación y en la práctica de la arquitectura se manifiestan claramente en las facultades de arquitectura colombianas durante los años setenta. Sin embargo, el acceso a una educación en otros países o a viajes de estudios parece haber sido un privilegio de pocos: de una élite con medios financieros para ello o bien de una minoría favorecida con algún tipo de beca o préstamo por reembolsar. Por supuesto, para un análisis global hace falta trazar previamente una cartografía completa de estos movimientos de ida y vuelta, en la línea de los trabajos realizados recientemente por Giaime Botti (2017).
Para terminar, es pertinente precisar que, se presentarán en una próxima serie los testimonios de dos arquitectas (Gilma Mosquera Torres y María Cristina Vélez Ortiz). Resulta indispensable dar espacio en este proyecto editorial a las mujeres que estudiaron arquitectura en el periodo determinado en la serie de entrevistas ya publicadas, pertenecientes a una generación que rompió definitivamente con la hegemonía masculina tanto en la práctica como en la enseñanza de la arquitectura y el urbanismo. Personas como Silvia Arango33 (1948-) y Clemencia Escallón de Acevedo, inspiradas en pioneras como Luz Amorocho (1922-2019), Eugenia Mantilla de Cardoso34 (1933-), Emesé Ijjasz de Murcia (1936-), Elly Burckhardt de Echeverry (1940-2024), entre otras. He ahí la principal contribución que esperamos desarrollar en próximas entregas de entrevistas, para aportar elementos al estudio de aquel periodo de "feminización de la disciplina"35 (Chadoin, 2021, pp. 148-153; Dadour, 2022, pp. 7-67), que nos permitirá entonces revisar ese capítulo de la historia de la arquitectura en Colombia.
CONTRIBUCIONES Y AGRADECIMIENTOS Esta cuarta entrega de la serie de entrevistas ha sido desarrollada en el marco de la investigación realizada para presentar en Medellín Colombia, en octubre y noviembre de 2024, la exposición Mai 68: l’architecture aussí 36 (que en su versión integral tuvo lugar en París en la Cité de l'Architecture et du Patrimoine). Los resultados de la investigación sobre el caso colombiano han sido presentados como complemento de la exposición principal (traducida al español por Andrés Ávila Gómez), con el título Ecos de mayo del 68 en la enseñanza de la arquitectura en Colombia37. Los autores de este trabajo han realizado las siguientes contribuciones: Andrés Ávila Gómez, concepción del estudio y diseño experimental; Andrés Ávila Gómez y Alfredo Montaño Bello, recolección y análisis de datos e interpretación de los resultados. Los autores declaran que no tienen conflictos de interés relevantes en relación con la investigación presentada por el Grupo de investigación en Arquitectura, Urbanismo y Paisaje, de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín. |
Notas
1 Proyecto editorial de la Universidad Pontifícia Bolivariana de Medellín y la Universidad Católica de Colombia sede Bogotá, con el apoyo de la Embajada de Francia en Colombia.
2 Para facilitar la lectura se indicarán las preguntas simplemente con las siglas AAG+AMB (Andrés Ávila Gómez + Alfredo Montano Bello).
3 Mi padre, Pedro Buraglia D'Achiardi, falleció en Bucaramanga el 12 de junio de 1955 y mi madre contrajo segundas nupcias dos años después con un ciudadano argentino, lo que motivó su interés de establecerse en este país.
4 Fundado en 1944 por la Orden de Agustinos Recoletos, el tradicional Colegio Agustiniano de San Nicolás cerró sus puertas en 2006.
5 Carlos Molina estudiaba Ingeniería Civil; Eduardo Benítez y Régulo Bravo estudiaban Ingeniería Mecánica.
6 Título original en inglés: Technical Descriptive Geometry.
7 Título original en inglés: Schaum's Outline of Strength of Materials.
8 Ingeniero civil de la Universidad Nacional de Colombia. Master of Science de Purdue University.
9 Ingeniero civil de la Universidad Nacional de Colombia. Master of Science de Ohio State University.
10 En adelante utilizaremos la abreviatura UN para hacer referencia exclusivamente a la sede Bogotá.
11 El principal suceso tuvo lugar en febrero de 1971: las protestas en la Universidad del Valle, en las cuales fueron asesinados varios estudiantes, desataron una serie de movilizaciones estudiantiles en varias ciudades del país: Medellín, Bogotá, Bucaramanga, etc.
12 En 1976 la universidad determinó construir un cerramiento al campus, como respuesta a la necesidad de afirmar el carácter privado del predio, facilitar la vigilancia y garantizar la seguridad de sus edificios. En 1984, primera rectoría de Marco Palacios, se cierran las residencias estudiantiles, las cafeterías y otros servicios de bienestar, cedidas a la administración de la UN y se transforman en exiguas ayudas económicas, replicando las prácticas de privatización de los servicios públicos de salud, educación, pensión y otros, copiados de Chile.
13 Creado en 1939 por el gobierno de Eduardo Santos, el ICT, también conocido como Inscredial, fue hasta 1991 la entidad estatal encargada de construir proyectos de vivienda para estratos socioeconómicos bajos.
14 En la República Popular China, el dazibao era un periódico mural generalmente de contenido político, expuesto en lugares públicos.
15 Learning-by-doing es un concepto tomado de la teoría económica que se hizo famoso en los años sesenta, especialmente gracias a los textos del economista estadounidense Kenneth Joseph Arrow (1921-2017).
16 Se estableció así un centro interamericano experimental y de adiestramiento en la planeación y construcción de vivienda para los sectores vulnerables tanto en el medio rural como urbano (Escorcia, 2022).
17 Desde su primera edición alemana en 1936, se han realizado alrededor de 40 ediciones en alemán y más de 15 en español; se ha publicado en 18 idiomas diferentes.
18 Nacido en Atarfe, España, Gil Tovar llegó a Colombia en la primera mitad de los años cincuenta: "Yo conocí en Madrid a embajadores hispanoamericanos debido a mi trabajo, pues me dedicaba a hacerles entrevistas. Entre ellos conocí a Guillermo León Valencia, que luego fue presidente de Colombia: a través de él, recibí una invitación del Ministerio de Educación de Colombia invitándome a dar un primer ciclo de conferencias" (Guasch Mari & Romero Sánchez, 2013, pp. 90-102).
19 Ver la entrevista a Enrique Triana Uribe, dos partes en la serie "Maestros formadores de arquitectos" del Consejo Profesional Nacional de Arquitectura y sus Profesiones Afínes (CPNAA). https://www.youtube.com/watch?v=NnGdEDcetnE https://www.youtube.com/watch?v=fqLPU9POi94
20 A mediados de los años ochenta, el Fondo Editorial Escala publicó varios textos de Sergio González González, en la colección "Cuadernos de Arquitectura": La Medida (1985), La Escala (1985), La Proporción (1986), La Belleza (1988).
21 En 1967, Arthur Drexler lideró la exposición que el MoMA realizó sobre la obra y proyectos de este grupo de cinco arquitectos, y que dio origen al libro publicado en 1975 con el título Five architectes.
22 La editorial Gustavo Gili publicó en 1999 la versión en español bajo el título: Entornos vitales: hacia un diseño urbano y arquitectónico más humano.
23 Creado a principios de los años setenta, el JCUD ofreció el primer curso específico de diseño urbano en Europa, y fue contemporáneo de los primeros cursos de diseño urbano creados en Estados Unidos.
24 El UPAC, o Unidad de Poder Adquisitivo Constante, fue creado por decreto en 1972 durante el Gobierno de Misael Pastrana, con el propósito de consolidar un sistema de crédito que no se viera afectado por las variaciones en el poder adquisitivo —variaciones frente a la inflación—, para proteger la inversión e incentivar el crédito, todo lo cual, a su vez, estimularía la demanda de créditos para la compra de viviendas (Cárdenas & Badel, 2003).
25 Ver el sitio web de la asociación: https://www.acdu.net/.
26 Ver la tesis doctoral en: https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/70258.
27 Programa de cooperación con América Latina y el Caribe, creado en 1994. 28. Ver: https://www.cyted.org/
29 Ver el sitio web de la publicación: https://revistas.ubiobio.cl/index.php/RHS
30 Ver: TEDxCeiba : "Paolo Lugari, Una ciudad de dos pisos", https://www.youtube.com/watch?v=fOcIcxtkJ-I&ab_channel=TEDxTalks
31 Fue arquitecto en Tetuán, Marruecos, durante dos décadas; arquitecto de la Diputación de Barcelona; docente durante poco más de dos décadas en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra.
32 Reimpreso varias veces entre 2004 y 2022.
33 Galardonada en 1992 con el Premio Nacional de Arquitectura de Colombia, por su libro Historia de la Arquitectura en Colombia.
34 Pimera mujer en ser galardonada con el Premio Nacional de Arquitectura de Colombia, en 1974, por el diseño del auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá.
35 En este sentido, nos parece fundamental la lectura del planteamiento de Annmarie Adams y Peta Tancred acerca de la necesidad de una sociología de la profesión desde una perspectiva de género.
36 Comisarios de la exposición original: Carolina Maniaque, Eléonore Marantz y Jean-Louis Violeau.
37 nvestigadores principales: Andrés Ávila Gómez y David Vélez Santamaría.
Referencias
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Chadoin, O. (2021). Sociologie de íarchitecture et des architectes. Editions de La Villette.
Dadour, S. (dir.) (2022). Féminismes et architecture. Des voixsélèvent. Editions de La Villette.
Escorcia, O. (2022). Centro Interamericano de Vivienda, 1951-1972. Aportes a la investigación, al desarrollo de técnicas constructivas y otras contribuciones en vivienda de interés social. Universidad Nacional de Colombia.
Escorcia, O. (1987). Bases para la industrialización de la construcción en los países en vías de desarrollo: caso particular de Colombia [Tesis de doctorado]. Universidad de Navarra / Escuela Técnica Superior de Arquitectura. https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/70258
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