DOI :http://dx.doi.org/10.14718/RevArq.2014.16.5

ARTÍCULO. PROYECTO ARQUITECTÓNICO Y URBANO

Análisis urbano y formal del edificio Miguel de Aguinaga

Urban and Formal Analysis of Miguel de Aguinaga Building

Felipe Villa Montoya*
Leonardo Correa Velásquez**
Universidad de San Buenaventura, Medellín (Colombia)

*Arquitecto, Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín (Colombia). Especialización en Proyectos Arquitectónicos, Universidad Politécnica de Cataluña, Barcelona (España). Publicaciones: (2012) Comparación y análisis del comportamiento térmico de una vivienda a partir de cambios en la forma de la cubierta. Arquetipo, 4, 21—28. felipe.villa@gmail.com

**Arquitecto, Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín (Colombia). Diplomado, Universidad de La Salle, Barcelona (España). Estudios doctorales, Universidad Politécnica de Cataluña, Barcelona (España). Participante en el 14 Congreso Internacional de Expresión Gráfica Arquitectónica, Oporto (2012).leonardo.correa.velasquez@gmail.com

Referencia:Villa Montoya, F., y Correa Velásquez, L. (2014). Análisis urbano y formal del edificio Miguel de Aguinaga. Revista de Arquitectura, 16, 38—47. doi: 10.14718/ RevArq.2014.16.5

Recibido: agosto 13/2013 Evaluado: marzo 3/2014 Aceptado: julio 9/2014


RESUMEN

El artículo tiene como objetivo formular pautas de análisis entre el edificio Miguel de Aguinaga y su entorno urbano, para indagar sobre las estrategias proyectuales del arquitecto a través de algunos de los edificios más representativos de su ejercicio profesional, en el marco de la tipología de edificios de oficinas. La construcción del estado del arte y la estructura del texto, dan cuenta de dos partes. La primera corresponde a dos temas: revisión bibliográfica sobre la consolidación de la arquitectura moderna en la ciudad de Medellín y la utilización de categorías de análisis formal de la arquitectura en torno a los temas de: emplazamiento, programa y secciones; la segunda, desarrolla el análisis formal del edificio en su estado original por medio de planimetrías y fotografías de la época. Estas dos partes se cruzan a manera de conclusiones en donde se expone el edificio como estrategia formal de conexión entre el interior y el exterior.

Palabras clave:arquitectura moderna, edificios de oficinas, paisaje, tipología arquitectónica, Medellín.


ABSTRACT

The purpose of this paper is to formulate guidelines of analysis between the Miguel Aguinaga Building and its urban surrounding, in order to look into the design thinking strategies of the architect through some of the most representative buildings of his professional trajectory within the framework of office buildings typology. The state of the art and text structure illustrate two parts. The first one makes reference to two topics: bibliographic review on Modern Architecture´s consolidation in the city of Medellin, and the use of architecture formal analysis categories on: emplacement, program, and sections; the second one develops the formal analysis of the building in its original state through planimetrics and photographies of the times. These two parts intersect each other as a conclusion, where the building is presented as a formal strategy of connection between the inside and the outside.

Key words: Modern architecture, office buildings, landscape, architectural typology, Medellín.


INTRODUCCIÓN

Este artículo es uno de los productos resultado de la investigación "Los edificios de oficinas y el concepto de lugar en las ciudades de Cali, Barranquilla y Medellín, entre 1947 y 1970", la cual está adscrita al grupo de investigación Hombre, Proyecto y Ciudad de la Universidad San Buenaventura sede Medellín.

Como objetivo general, la investigación buscódesarrollar un análisis formal entre el edificio Miguel de Aguinaga y el contexto urbano en el que se emplaza. Dicho análisis se complementóa partir de los siguientes objetivos específicos: 1) indagar sobre las estrategias proyectuales del arquitecto a través de algunos de los edificios más representativos de su ejercicio profesional, en el marco de la tipología de edificios de oficinas; 2) exponer, a través de gráficos comparativos, las estrategias formales de la arquitectura moderna en Medellín, de acuerdo con las condiciones urbanas y climáticas del espacio geográfico en el que se asienta, y 3) redibujar en dos y tres dimensiones los proyectos elegidos con el fin de iniciar un banco de proyectos.

Los resultados expresados en el artículo inician por la revisión bibliográfica sobre la consolidación de la arquitectura moderna en la ciudad de Medellín y la utilización de categorías de análisis formal de la arquitectura en torno a los temas de: emplazamiento, programa y secciones, luego se desarrolla el análisis formal del edificio en su estado original por medio de planimetrías realizadas como parte del proceso investigativo y fotografías de la época.

Antecedentes

Evolución de la arquitectura moderna en Colombia con respecto a las condiciones del lugar

El contexto político y económico de Colombia en las primeras décadas del siglo XX, posibilita la entrada de la arquitectura moderna. Sin embargo, las condiciones culturales y técnicas del país, hacen que esta dinámica se desarrolle en etapas. Tal y como lo afirma la arquitecta historiadora Silvia Arango, la llegada de esta nueva forma de entender la arquitectura y sus relaciones con el lugar, se representa como una característica estilística que no contiene la profundidad de un lenguaje maduro.

A comienzos de los años treinta, la renovación estética de la arquitectura no poseía profetas. A través de las revistas de arquitectura de Europa y Estados Unidos llegaba un confuso panorama, entre el que se abría paso una decoración verticalista (que muchos años después se bautizaría con el equívoco mote de Decó) como sustitutiva de los detalles clásicos normalmente usados. Y, con el afán de aprehender cualquier signo novedoso, nuestros arquitectos modernos abrazaron esa moda durante algunos años (Arango, 1997) (figura 1, figura 2).

Figura 1. Edificio de la Bolsa de Medellín, 1948 (fotografía: Gabriel Carvajal). Fuente: Biblioteca Pública Piloto (BPP).

Figura 2. Edificio Compañía Suramericana de Seguros, 1947 (fotografía: Gabriel Carvajal) Fuente: BPP.

En consecuencia, podríamos hablar que solo hasta finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta, Colombia experimentaría cierta madurez formal y tecnológica frente a lo que sería la arquitectura moderna acorde a las condiciones que el país tenía en ese momento. Estas características corresponderían a la lectura por parte de los arquitectos, cada vez más profunda y compleja, de las condiciones geográficas y tecnológicas de las diferentes regiones del país. Podríamos decir, tal y como lo menciona el arquitecto catalán José María Sostres, que son precisamente los rigores del clima y las condiciones topográficas, las que hacen que la arquitectura moderna en Colombia presente ciertas circunstancias particulares acordes a la definición del lugar en el país.

La preponderancia del factor urbanístico y de las condiciones climatológicas condicionan el carácter de la arquitectura colombiana, que estilísticamente podemos considerarla como un estadio intermedio entre el racionalismo de Harvard y las sensacionales audacias del manierismo brasileño. Un tono comedido y realista domina esta variante de la arquitectura, en la que abundan aquellos elementos prácticamente justificados por los rigores de la temperatura, como patios interiores, brisesoleils y persianas, grandes voladizos protectores de la acción de los rayos solares, ingredientes que contribuyen a prestarle un genuino carácter nacional (Rovira, 2004, p. 239) ( figura 3, figura 4).

Figura 3. Edificio de la Facultad de Agronomía, 1945—1948. Arquitecto: Leopoldo Rother. Fuente: Martínez (2000).

Figura 4. Edificio de la Caja Agraria, 1961. Arquitecto: Fernando Martínez Sanabria. Fuente: Niño Murcia (1979, p. 96).

METODOLOGÍA

La metodología utilizada en la investigación que dio lugar a este artículo es cualitativa, en tanto el objeto de estudio se relaciona con la realidad para interpretar fenómenos sociales y culturales. El enfoque fue histórico, hermenéutico, interpretativo, porque "…busca interpretar y comprender los motivos internos de la acción humana, mediante procesos libres, no estructurados, sino sistematizados, que tienen su fuente en la filosofía humanista, y que han facilitado el estudio de los hechos históricos, sociales y psicológicos del ser humano" (Zapata, 2007).

Las herramientas utilizadas fueron: fichas de investigación documental para realizar la búsqueda sobre los principales conceptos de la investigación. Se revisaron textos y proyectos relativos a la transformación de la arquitectura moderna en Colombia, a través de tres temas centrales: el emplazamiento, la distribución del programa y la sección por fachada. La elección de estos tres temas representa la manera como el arquitecto responde a las condiciones básicas de cualquier planteamiento urbano—arquitectónico. Autores como Francis D. K. Ching (2002), Geoffrey Baker (1998) y Simon Unwin (2003), utilizan en sus textos estas variables de análisis para ejemplificar las operaciones formales básicas en el desarrollo del proyecto arquitectónico.

La elección del edificio Miguel de Aguinaga como materia de análisis obedece a dos temas. El primero, a las características del edificio en relación con los principios de la arquitectura moderna como lenguaje formal. El segundo, a su impronta como hito urbano—arquitectónico en las décadas en que la ciudad experimenta un momento de transición de lo colonial a lo moderno.

RESULTADOS

Medellín como escenario de la nueva arquitectura

La forma urbana ortogonal de la ciudad, propia de las ciudades coloniales en gran parte de Latinoamérica, daría paso a una arquitectura que en un principio tomaría como referencia las lecciones formales de las Beux—Arts, para decantarse hacia un funcionalismo canónico representado a través de los gestos formales característicos impartidos en los CIAM a la cabeza de Le Corbusier. En el caso de la ciudad de Medellín, los edificios de oficinas, construidos desde finales de los años cuarenta hasta finales de los setenta, exponen a través del uso de elementos tales como: brise—soliel, balcones, retranqueos y socavamientos en la masa del edificio, la importancia de las condiciones geográficas y paisajísticas como tema estructurante del ejercicio proyectual (figura 5).

Figura 5. De izquierda a derecha, los edificios: Miguel de Aguinaga, 1955; Banco Central Hipotecario, 1957; Nuevo Horizonte, 1960; Seguros Bolívar, 1962; Coltabaco, 1965; La Ceiba, 1967Fuente: Ortiz (2010). Dibujos: los autores.

La arquitectura de Augusto González

Augusto González Velásquez nace en el año de 1929 en Medellín, Antioquia. Culmina sus estudios profesionales en 1952 en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Pontificia Bolivariana, de la cual fue profesor durante treinta años y decano en dos oportunidades, entre 1972 y 1974 y entre 1982 y 1993. Laboróen la Oficina de Planeación de Medellín de 1952 a 1955, época de la que diseñóel edificio Miguel de Aguinaga, para las Empresas Públicas de la misma ciudad. A partir de 1955 se vincula a la firma Ingeniería y Construcciones Ltda. como director del Departamento de Arquitectura; durante este periodo participa en el diseño del campus de la Universidad de Antioquia, donde desarrolla el proyecto arquitectónico de la biblioteca (1964—1967). En 1972 conforma su despacho particular en el que proyecta edificios de consistentes rasgos modernos, entre los que se destacan, el Centro Suramericana de Seguros y su edificio sede (1972—74), el aeropuerto José María Córdoba de Medellín y el edificio Vicente Uribe Rendón (Fontana, 2006, p. 131).

Dentro de la obra del arquitecto Augusto González se destacan algunos edificios de oficinas como:

Figura 6. Edificios de oficinas realizados por el arquitecto Augusto González. De izquierda a derecha: Miguel de Aguinaga, 1955 (fotografía:BPP); Sede Compañía Suramericana, 1964 (fotografía: BPP); Vicente Uribe Rendón, 1980 (fotografía: Dairo Correa); Centro oficinas Santillana, 1982 (fotografía: los autores)

Escenarios de conexión urbana, edificios de oficinas Augusto González

El emplazamiento y la ubicación estratégica de los edificios corresponden a la representatividad de las instituciones que generan los encargos. Los predios en los que se emplazan los edificios institucionales son piezas claves del desarrollo urbano de la ciudad. En el caso de los edificios Vicente Uribe Rendón y Miguel de Aguinaga, su ubicación en el cruce de vías arterias posibilita la conexión directa del primer piso con el flujo peatonal de las calles que generan la esquina. El edificio de la sede de Suramericana (Jaramillo, 2004) y el edificio Centro de Negocios Santillana se plantean como ensanches de conexiones entre vías principales y secundarias (figura 7).

Figura 7. De izquierda a derecha, plantas de los edificios: Miguel de Aguinaga, 1955; Sede Compañía Suramericana, 1964; Vicente Uribe Rendón, 1980; Centro oficinas Santillana, 1982Fuente: los autores.

El edificio Miguel de Aguinaga

Las empresas públicas de Medellín, encargadas de los servicios públicos de la ciudad, deciden asignar por encargo la construcción de su sede principal en el centro de la ciudad al arquitecto Augusto González en el año de 1954. El lote que le fue asignado para el proyecto se encuentra en la intersección de la carrera Carabobo con la calle 52: por un lado, el eje oriente—occidente que corresponde a la dirección y forma del cauce de la quebrada Santa Elena, y, por el otro, la carrera Carabobo que se orienta en dirección norte—sur. Estas dos vías conforman, en su cruce, dos de las aristas de la Plazuela Nutibara. Este edificio fue diseñado con el fin de centralizar las funciones de las Empresas Públicas de Medellín Durante cuarenta años fue la dependencia central de este estamento. Posteriormente, en 1996, gran parte de su personal fue trasladado a la nueva sede de la Compañía (edificio E.P.M.). A partir de este año, el edificio Miguel de Aguinaga se adecuóa nuevos usos por parte de la misma compañía. Sus primeras plantas fueron transformadas para uso bancario (Banco Sudameris). En el año 2007, fue transformado nuevamente para albergar un nuevo uso, sin descartar el anterior. Las dependencias que contiene el cuerpo superior fueron modificadas para el uso de una biblioteca de la Contraloría de la ciudad (figura 8,figura 9).

Figura 8. Localización del edificio Miguel de Aguinaga en la ciudad de Medellín (Plano 1950, Plan Piloto) Fuente: Cartografía de Medellín 1860—1950.

Figura 9. Localización del edificio Miguel de Aguinaga en el centro de la ciudad de Medellín (fotografía: Gabriel Carvajal, 1956)Fuente: BPP.

Escenarios de conexión urbana con el edificio Miguel de Aguinaga

Este cruce de vías de la avenida Primero de Mayo en la Plazuela Nutibara y el inicio de la avenida De Greiff, representa para la ciudad el ensanche de la periferia con el centro. Como se señaló, el eje oriente—occidente está definido, de un lado, por el cauce de la quebrada Santa Elena, cubierta en las zonas céntricas a principios de los años veinte hasta principios de los cuarenta; y, del otro, por la carrera Carabobo que adquiere una gran importancia porque estas dos vías conectan el centro de la ciudad en el sentido norte—sur y oriente—occidente. Esta característica representa para la ciudad uno de los principales escenarios hasta casi los años setenta. Desde los cortejos fúnebres de los ciudadanos ilustres, hasta los recorridos de los principales desfiles de las festividades típicas de la ciudad combinados con una fuerte actividad comercial (figura 10, figura 11, figura 12 figura 13).

Figura 10. Esquema del edificio Miguel de Aguinaga como rótula en el trazado urbano Fuente: los autores.

Figura 11. Ubicación de las fotografías en los dos Ejes Fuente: los autores.

Figura 12. Avenida Primero de Mayo a un costado de la Plazuela Nutibara, a principios de los años sesenta (fotografía: Gabriel Carvajal) Fuente: BPP.

Figura 13. Carrera Carabobo, 1967 (fotografía: Gabriel Carvajal) Fuente: BPP.

De acuerdo con lo anterior, podríamos afirmar que el edificio Miguel de Aguinaga hace las veces de rótula que articula urbanamente el nacimiento de una idea de ciudad, la moderna, que deja atrás un trazado y una densidad colonial por medio de edificaciones de tres niveles, para acoger edificios en altura que le darían una imagen formal de progreso a la ciudad.

Variables formales de emplazamiento

La forma en la que el edificio de oficinas del arquitecto Augusto González se relaciona con el plano base está representada por medio de dos variables. La primera, se resume a través de dos de sus principales edificios construidos en la época de los años sesenta. El edificio Miguel de Aguinaga y el edificio de la compañía nacional de seguros (Suramericana). En estos dos edificios, asentados en una topografía plana, la fachada del primer y segundo nivel se retranquea del límite del lote para generar un voladizo que acentúa la diferencia formal entre el basamento y el cuerpo del edificio. Tal y como lo afirma el arquitecto Edison Henao (2011) en su artículo "Relación formal entre torre plataforma: el piso de transición" (figura 14):

El nombre torre—plataforma alude solo a las dos partes más vistosas del conjunto, pero existen otros dos componentes sin los cuales este sistema arquitectónico carecería de consistencia. Uno de estos es la "pieza" que hace transición entre el plano urbano y la plataforma, definida como un piso con la fachada replegada y un uso de puertas abiertas; el otro componente es el piso que se sitúa entre la terraza de la plataforma y la torre, cuya t a rea compositiva es similar a la de la anterior pieza, en t anto se retranquea para separar visualmente los volúmenes vertical y horizontal. El cometido de ambos componentes, en su condición de transiciones neutras entre los volúmenes destacados, es consolidar una poderosa tensión abstracta en el conjunto resultante (Henao, 2008, pp. 64—73).

La segunda variable se plantea por medio de la elección de dos de sus últimos edificios diseñados para oficinas asentados en lotes con topografía inclinada. El edificio Vicente Uribe Rendón y torres de oficinas Santillana. En estos dos edificios, la composición formal no marca la diferencia entre el basamento y el cuerpo del mismo. La presencia de la vertical como línea compositiva, materializada a través de ventanerías piso a techo con perfiles metálicos, establece continuidad formal en todo desarrollo vertical del edificio (figura 15, figura 16).

Figura 15. Planta primer piso, edificio Miguel de Aguinaga 1. Público. 2. Oficinas de Servicios. 3. Hall. 4. Jefe de servicios. 5. Cajeros. 6. Taquillas. 7. Información. 8. Baños hombres. 10. Baños damas Fuente: los autores.

Figura 16. Esquema de acceso y conexión urbana con el primer piso, edificio Miguel de Aguinaga Fuente: los autores.

El emplazamiento del edificio. Entre lo moderno y lo colonial

Un espacio—tiempo en el que se ha introducido la variable del movimiento. Con ello se da un paso trascendental en la evolución de la arquitectura: definir una concepción internacional del espacio basada en la planta sobre un plano horizontal libre, con fachada transparente y un vacío fluido que gira en torno a los elementos puntuales y verticales de los pilares de hormigón armado o acero (Montaner, 1994, p. 1) (figura 17, figura 18).

Figura 17. Emplazamiento edificio Miguel de Aguinaga (fotografía: Gabriel Carvajal)

Figura 18 Emplazamiento edificio Miguel de Aguinaga. Fuente: los autores.

El emplazamiento de la edificación corresponde a la condición de edificio en esquina que se asienta por medio de un basamento a manera de plataforma. Este primer piso en esquina — integrado por un nivel único hacia la carrera Carabobo— presenta, a manera de protección solar contra sus fachadas vidriadas, un voladizo a la altura de un nivel que conforma un balcón que rodea perimetralmente toda la esquina. Esta condición le permite generar una continuidad urbana con las construcciones vecinas. En este primer nivel el edificio presenta dos accesos: uno hacia la carrera Carabobo donde el paramento se retrasa 3 m y ensancha la vía para parqueaderos públicos, y el otro, hacia la carrera 52a, con un sentido de acceso restringido al banco y a la torre de oficinas. Este acceso se hace a través de una escalinata que sube al nivel de la carrera Carabobo por medio de 6 escalones. Esta condición de doble acceso le permite al edificio responder a dos escalas de ciudad. Una de centro de ciudad en desarrollo y la otra a una escala de ciudad colonial con alturas máximo de dos niveles (figura 19, figura 20, figura 21).

Figura 19. Edificio Miguel de Aguinaga, carrera Carabobo dirección norte—sur (fotografía sin autor).

Figura 20. Esquema de continuidad del paramento entre el contexto colonial y el moderno. Fuente: los autores.

Figura 21. Forma exterior del edificio Miguel de Aguinaga Fuente: los autores.

En la forma exterior del edificio se puede observar que aspectos tales como el clima y la iluminación de los diferentes espacios del programa, además de la posibilidad de relacionarse con el entorno inmediato y lejano, juegan un papel preponderante en la concepción de la construcción (figura 22,figura 23).

De acuerdo con esto, se plantea analizar las diferentes zonas del proyecto con relación a las estrategias formales en fachada. El programa del edificio está concebido a través de tres zonas generales. La zona de oficinas, la de servicios comunes y la zona de administración y gerencia (figura 24,figura 26).

La primera, la zona de oficinas, está ubicada en el costado oriental de la torre de seis pisos que se asienta sobre el volumen de la plataforma. Al igual que los puntos de atención en el primer nivel del edificio, la definición y ubicación de esta zona corresponde en buena medida a la necesidad de captar la mayor cantidad de luz en las horas de la mañana y generar por medio de una fachada considerablemente abierta, una relación directa con el paisaje montañoso del costado oriental de la ciudad. La legibilidad del paisaje urbano de la ciudad de Medellín, por medio de la lectura de sus límites, se presenta para el arquitecto como la posibilidad de construir un vínculo directo con el lugar. Tal y como lo menciona Lynch en su libro La imagen de la ciudad: "La necesidad de reconocer y estructurar nuestro contorno es de importancia tan decisiva y tiene raíces que calan tan hondo en el pasado, que esta imagen tiene una vasta importancia práctica y emotiva para el individuo" (1998, p. 13).

La segunda zona contiene los servicios comunes del edificio. Ubicada al costado occidental del mismo, se define en planta por medio de una geometría escalonada en tres tramos que combina las tres estrategias generales de apertura del edificio frente al contexto. El primer tramo, en el costado norte de la fachada occidental, alberga los salones de reuniones y se define en los mismos términos de la imagen que tiene la fachada de la zona oriental. El segundo tramo corresponde al espacio que recibe a manera de lobby el ingreso a los salones de reuniones, y permite también generar en la planta tres y cuatro la ubicación de más oficinas. La relación de esta parte de la zona está orientada al sur, en donde se encuentra el centro de la ciudad. Y, por último, el tercer tramo, que está definido por una superficie dura y continua que contiene las aperturas de ventilación de los baños. La tercera zona está concebida para albergar oficinas administrativas y de gerencia. Esta zona, por estar ubicada en la esquina, adquiere cierta relevancia en términos de jerarquía espacial; sin embargo, el uso de elementos verticales, con el mismo lenguaje del segundo tramo del costado occidental, restringe considerablemente la conexión visual con el paisaje.

Las secciones del edificio de oficinas en la obra del arquitecto Augusto González

Las condiciones geográficas de la ciudad de Medellín se relacionan directamente con las condiciones climáticas y geográficas del trópico. Tal y como lo citábamos anteriormente en el comentario del arquitecto Sostres, sobre el carácter particular de la arquitectura en Colombia, refiriéndose a la reiteración del uso de elementos de protección solar en sus fachadas (Rovira, 2004, p. 7). Esta característica anuncia la necesidad por parte de los arquitectos de la época, vinculados formalmente al lenguaje moderno, de contrarrestar los problemas climáticos que generaba plantear fachadas en edificios de altura, en un clima templado y cálido en el trópico. Tal y como lo mencionan Iñaki Ábalos y Juan Herreros en su libro Técnica y arquitectura en la ciudad contemporánea 1950 1990.

El cerramiento continuo de vidrio fue una de las propuestas más ambiciosas y complejas; aportaba una visión profundamente distinta de espacio interior y de la presencia formal del edificio, con gran capacidad de sugerencia emocional e intelectual. Sin embargo, su comportamiento energético era ciertamente negativo, por lo que su experimentación — ligada estrechamente a la investigación en torno a la oficina y el rascacielos— debiócruzarse con varias formas de abordar el espacio interior en sus aspectos ambientales (1992, p. 99) (figura 26).

En estos cuatro esquemas se puede apreciar cómo la sección del edificio Miguel de Aguinaga presenta diferencias formales con respecto a los otros tres. La primera consiste en la altura de los entre—suelos. El edificio Miguel de Aguinaga tiene alturas entre niveles de piso acabado de 3,0 m y el resto de edificios tienen alturas de 4,5 m. La segunda consiste en la forma y el sistema constructivo de las losas. Se puede apreciar cómo el edificio Miguel de Aguinaga presenta losas macizas, mientras que los otros tres tienen losas nervadas. Paralelo a estas diferencias, se expone que los dos primeros esquemas en sección (Aguinaga y Suramericana), plantean carpinterías fijas y socavadas en la masa del cuerpo superior del edificio, mientras que las carpinterías de los edificios V. U. Rendón y Santillana están dispuestas en el borde de losa y, a diferencia de las dos anteriores, tienen la posibilidad de apertura para generar intercambio de aire entre el interior y el exterior de los edificios.

Las secciones del edificio Miguel de Aguinaga

Retomando la cita de Abalos y Herreros, es explicable por qué en el edificio Miguel de Aguinaga se hace necesaria, por parte del arquitecto, la combinación de varias estrategias en la construcción de las secciones. La primera estrategia de sección corresponde a las fachadas oriental y tercera parte de la occidental. Esta sección tiene un retiro del borde de losa de 1 m con la intención de sombrear la apertura de las oficinas. Sin embargo, se puede observar que dicho retranqueo es insuficiente, ya que los efectos de la radiación logran entrar aproximadamente 5 m en el sol naciente y poniente (figura 27,figura 28).

Al igual que en la primera, se opta por ubicar las mismas carpinterías metálicas con la superficie acristalada combinándolas con elementos verticales con un ancho de 60 cm. La orientación y definición de estas secciones, en este caso, sí le permite al arquitecto controlar en buena medida el acceso del sol, pero podríamos decir que más que la disposición de elementos verticales, lo hace su orientación norte—sur. La relación que se obtiene con esta sección corresponde al paramento del otro lado de la avenida De Greiff, el edificio del Palacio Municipal.

La tercera estrategia de sección corresponde a la zona de los baños y ascensores, que está directamente enfrentada al sol del poniente. Esta sección responde a la técnica de construcción tradicional en la ciudad, en ladrillo, con un acabado en mortero que dispone a manera de ventilación dos aperturas por piso para el área de baños en la torre de oficinas (figura 29,figura 30).

CONCLUSIONES

La tipología de los edificios de oficinas en Medellín, que corresponde a las décadas de los sesenta y setenta, ejemplifica la estrategia de relación formal con el contexto urbano de la época. Edificios que responden al momento de transición entre un pasado colonial y un ideal moderno. Esta doble característica se aprecia mediante la estrategia formal que resulta de la unión de dos cuerpos de proporciones desiguales: el primer cuerpo establece la transición espacial entre la densidad baja de la ciudad colonial a través del acristalamiento y la liberación de la primera planta del edificio, mientras que el segundo cuerpo representa, tal y como lo expone la modernidad, la necesidad de crecer y densificar la ciudad en altura. Esta doble condición se ve expuesta también en el empleo y los métodos constructivos del edificio. Por un lado, la aplicación de las nuevas tecnologías tales como los cerramientos en vidrio y metal y, por otro lado, la tecnología convencional del cerramiento en ladrillo.

Se puede afirmar que el edificio Miguel de Aguinaga se relaciona en forma adecuada con las condiciones climáticas específicas de la ciudad. El uso de carpinterías fijas, así como el retranqueo de las fachadas del edificio, combinadas con elementos fijos verticales, no suponen una estrategia de control climático adecuada, ya que en los análisis de trayectoria solar de las fachadas naciente y poniente el nivel de ganancia por radiación directa es mayor que el intercambio de aire con el exterior, lo cual le exige al edificio la necesidad de adecuar climáticamente sus dependencias a través del tiempo por medios mecánicos (aire acondicionado).

Las características formales de los edificios de oficinas del arquitecto Augusto González están directamente relacionadas con la morfología del lote en el que se emplaza. Se puede observar cómo el edificio Miguel de Aguinaga y el edificio sede Suramericana se emplazan en lotes de características morfológicas horizontales, con lo cual el edificio responde formalmente por medio de volúmenes alargados en sentido horizontal, mientras que los edificios Vicente Uribe Rendón y Satillana, en donde la vertical prima en su sentido compositivo, se emplazan sobre una topografía en pendiente.

Con relación a la distribución del programa, podríamos afirmar que la manera en la que el arquitecto dispone las dependencias en las plantas superiores del edificio Miguel de Aguinaga, contribuye de modo estratégico a su control climático. La decisión de ubicar la zona de servicios y el núcleo de ascensores en el costado occidental, le permite al edificio proteger las zonas de trabajo y de gerencia de la radiación solar directa en las horas de la tarde.


REFERENCIAS

Ábalos, I. y Herreros, J. (1992). Técnica y arquitectura en la ciudad contemporánea. 1950— 1990. Madrid: Nerea.

Arango, S. (1997). Arquitectura colombiana de los años 30 y 40: la modernidad como ruptura. Revista Diners, 86. Recuperado de http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/febrero1997/feb973.htm

Baker, G. H. (1998). Análisis de la forma (trad. Santiago Castán, 2 ed.). Barcelona: Gustavo Gili.

Ching, F. D. K. (2002). Forma, Espacio y Orden. Barcelona: Gustavo Gili.

E.P.M, F. (2006). La Biblioteca de la Contraloría General de Medellín Red de Bibliotecas. Recuperado de http://www.reddebibliotecas.org.co

Escoda Pastor, C. (2006). El magnetismo del lugar en la arquitectura. Tesis doctoral Universidad Barcelona. Recuperado de http://www.tdx.cat/handle/10803/84054

Fontana, M. (2006). Revisión Colombia Arquitectura Moderna. Barcelona: Ediciones ETSAB.

Frampton, K. (1990). En busca del Paisaje Moderno. Arquitectura, 285, 52—73.

González, L. F. (2007). Medellín, orígenes y la transición a la modernidad: crecimiento y modelos urbanos 1775—1932. Medellín: Escuela de Hábitat CEHAP, Universidad Nacional de Colombia.

González, L. F. (2010). Técnica e imagen: la fotografía de arquitectura como concepto. ArtCultura: Revista de Historia, Cultura y Arte, 12 (21), 91—109.

Henao, E. (2008). Torre—plataforma entre medianeras. Banco del Comercio, Bogotá, 1957— 1958. De arquitectura, 2, 64—73.

Henao, E. L. (2011). Relación formal entre torre plataforma: el piso de transición. Arq. Revista Arquitectura Universidad de los Andes, 10, 168.

Jaramillo, R. l. (2004). La sede de Otrabanda. Medellín: Compañía Suramericana de Seguros.

Lynch, K. (1998). La imagen de ciudad. Barcelona: Gustavo Gilli.

Martínez, E. S. (2000). La arquitectura moderna en Colombia. Época de Oro. Bogotá: NOA NOA: the spirit of nature.

Medellín, E. P. de (2013). Historia, antecedentes y logros de EPM. Recuperado de www.epm.com.co

Montaner, J. M. (1994). La arquitectura moderna y el lugar. Recuperado de ruc.udc.es/dspace/bitstream/2183/5251/1/ETSA_18—2.pdf

Montaner, J. M. (1997). La modernidad superada. Arquitectura y Arte del siglo XX. Barcelona: Blume.

Montoya, J. R. (2008). Biografía del arquitecto Augusto Gonzáles Velásquez. Medellín: Universidad Pontificia Bolivariana.

Niño Murcia, C. (1979). Fernando Martínez Sanabria. Bogotá: Escala.

Ortiz, C. V. (2010). Arquitectura moderna en Medellín 1947—1970. Medellín: Universidad Nacional de Colombia.

Rovira, T. (2004). Documentos de Arquitectura Moderna en América Latina 1950—1960. Barcelona: Gramagraf.

Unwin, S. (2003). Análisis de la arquitectura (trad. Carlos Sáenz de Valicourt). Barcelona: Gustavo Gili

Zapata, R. (2007). Olas paradigmáticas de la estrategia: enfoque hermenéutico. Revista Ciencias Estrategias, 15 (17), 83—92.