https://doi.org/10.14718/RevArq.2025.27.3855
Antonela Lucía Mostacero 1
Josela Garcilazo 2
Santiago Cabrera 3
Celeste Arnaudo 4
1 Universidad Nacional de La Pampa. S (Argentina)
https://ror.org/02c21vy68
Arquitecta de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina)
Filiación institucional Universidad Nacional de La Pampa. Santa Rosa (Argentina), Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Geografía.
Consejo Nacional de Investigaciones Cientificas y Técnicas de Argentina
https://scholar.google.com/citations?user=25nSnycAAAAJ&hl=es
0000-000-9488-3876
antonelanostacero@gnatl.con
2 Universidad Nacional del Litoral. Santa Fe (Argentina)
https://ror.org/00pt8r998
Licenciada en Sociología de la Universidad Nacional del Litoral. Santa Fe (Argentina).
Filiación institucional Universidad Nacional del Litoral. Santa Fe (Argentina), Facultad de Sociología
https://scholar.google.com.ar/citations?hl=en&user=qJjsEFUAAAAJ
0000-0003-0008-6951
garcilazo.josela@gmail.com
3 Universidad Tecnológica Nacional. Santa Fe (Argentina)
Ingeniero Civil de la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional. Santa Fe (Argentina)
Doctor en Ingeniería. Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional. Santa Fe (Argentina)
Filiación institucional Universidad Tecnológica Nacional. Santa Fe (Argentina), Grupo de Investigación y Desarrollo en Técnicas de Construcción con Tierra. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina
https://scholar.google.com.ar/citations?user=AFfpdrYAAAAJ&hl=es
0000-0003-1300-4927
scabrera@frsf.utn.edu.ar
4. Universidad Nacional del Litoral. Santa Fe (Argentina)
https://ror.org/00pt8r998
Licenciada en Sociología en Universidad Nacional del Litoral. Santa Fe (Argentina)
Filiación institucional Universidad Nacional del Litoral. Santa Fe (Argentina), Facultad de Sociología
https://scholar.google.com/citations?hl=es&user=FSjGZg8AAAAJ
0000-0002-8508-3591
arnaudomc@gmail.com
Enviado: febrero 10 / 2024
Evaluado: julio 5 / 2024
Aceptado: diciembre 16 / 2024
CÓMO CITAR: Mostacero, A. L., Garcilazo, J., Cabrera, S. y Arnaudo, C. (2025). ¿Qué eligen quienes eligen la tierra? Casas, estilos de vida y sentidos sociales. Revista de Arquitectura (Bogotá), 27(2), 55-69. http://doi.org/10.14718/RevArq.2025.27.3855
ABSTRACT
In the context of the expanding transitional spaces between cities and rural areas, there is a growing interest in earth-based construction techniques as a material option for building homes. The decision to build in this way is understood as more than a mere architectural choice: it reflects social meanings constructed around this material, alternative ways of inhabiting space, and reinterpretations of this choice conditioned by the social position of those making the choice. The aim of this study is to contribute to the understanding of what people living in the rururban area of the Santa Fe-Paraná Metropolitan Region are choosing when they decide to live in an earthbuilt house. Using a qualitative methodology with a flexible design, this exploratory study reveals that the decision to opt for this construction material is part of a broader lifestyle choice, where the individual's pursuit reflects meanings associated with nature, rurality, work, and urban life.
Keywords: earthen construction; lifestyles; habitus; neo-rurality; social meanings
INTRODUCCIÓN
Desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX se observó en Argentina un reemplazo de los sistemas de construcción con tierra y entramados por materiales industrializados para la construcción de viviendas. Esto estuvo vinculado a los discursos sanitaristas y de carácter positivista que señalaron a la casa rural de tierra como un tipo de construcción por transformar en miras de acceder al progreso de la nación (Tomasi, 2021). Asimismo, este proceso estuvo acompañado por un incremento de patentes relacionadas con la industrialización de la vivienda y su ingreso en las lógicas de mercado (Liernur, 2014).
A pesar de ser un material cuyo uso se remonta a épocas antiguas y de que más de un tercio de la población mundial habita en casas de tierra, su utilización ha sido asociada frecuentemente con la pobreza y prácticas del pasado (Rael, 2009). En Argentina, el uso de la tierra como materialidad fue usualmente señalado como una causa directa de la propagación de la enfermedad de Chagas (Rolón et al., 2016). Desde finales de la década de 1980, se iniciaron los llamados Planes de erradicación de Ranchos, a partir de los cuales se reemplazaban las casas construidas con tierra por unidades construidas con materiales industrializados en el marco del Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI) y de los posteriores institutos de la vivienda de las provincias (Garay y Gómez López, 2018; Quevedo y Mandrini, 2019).
Sin embargo, desde inicios del siglo XXI se observa un resurgimiento en el mundo del interés en torno a la tierra por su asociación con la sostenibilidad, un bajo impacto ambiental y su capacidad expresiva (Bestraten et al., 2011). En este contexto, el presente estudio se propone investigar los sentidos y motivaciones que están detrás de este proceso, tomando el caso del área Metropolitana de Santa Fe-Paraná, donde en los últimos diez años se ha registrado un ascendente número de casas construidas con diversas técnicas de construcción con tierra, como el adobe, la quincha, el bloque de tierra comprimida (BTC) y la tapia, entre otras. Este incipiente, pero notable crecimiento en la zona ha permitido plantear algunas preguntas: ¿Quiénes son las personas que eligen construir sus casas con tierra? ¿Por qué lo hacen? ¿Cuáles son las motivaciones y los sentidos que acompañan esta elección?
Numerosos estudios han abordado las ventajas de los sistemas con tierra por su conveniencia en términos de sustentabilidad a lo largo de su ciclo de vida (Yepes González y Bedoya-Montoya, 2023; Hegyi et al., 2016; Cabrera et al., 2020). Se observan también trabajos vinculados al análisis bioclimático y estudio de las propiedades térmicas que afirman que las arquitecturas con tierra alcanzan un mayor confort térmico (Wieser et al., 2020; Cuitiño Rosales et al., 2020; Arrigoni et al., 2017) y mayor higroscopicidad del muro (Cuitiño Rosales et al., 2022; Arrigoni et al., 2017).
Un campo de estudio que profundizó la investigación sobre casas de tierra es el de la arquitectura vernácula, con antecedentes que han intentado exponer el gran abanico de materialidades domésticas a lo largo del mundo y su relevancia social (Rapoport, 1969; Oliver, 2006; Viñuales, 2013). Sumado a estos estudios, se observa un interés en la divulgación de las resoluciones tecnológicas y de diseño de las arquitecturas resueltas en la práctica disciplinar (Rael, 2009).
En Argentina se observan estudios con abordaje social en espacios donde la producción de las arquitecturas con tierra posee una trayectoria de reproducción ancestral (Tomasi, 2010; Barada, 2014; Esteves, 2014). Sin embargo, son reducidos los antecedentes que indagan sobre la construcción con tierra en espacios donde la reproducción con este material de base se había reducido significativamente. Destacamos entre ellos, los que entienden este resurgimiento del interés por la construcción con tierra como cuestionamiento hacia el modelo de desarrollo actual y los modos de producción del hábitat industrializados (Aimino et al., 2015; Mandrini, 2017).
En este marco, el presente trabajo se sumerge en la complejidad de la elección de la tierra, explorando las motivaciones, los sentidos sociales asociados a ella y los elementos que configuran los estilos de vida de quienes optan por esta modalidad constructiva. Mediante este caso empírico, se realiza un aporte al conocimiento de los sentidos sociales de quienes habitan casas de tierra en la Región Metropolitana Santa Fe-Paraná. El objetivo general de esta publicación es contribuir a la comprensión de qué eligen las personas del área rururbana de la Región Metropolitana Santa Fe-Paraná cuando deciden construir su casa con tierra.
Por último, cabe considerar que el resurgimiento del interés en la tierra ocurre en un contexto demográfico en el cual Argentina ha experimentado cambios significativos en materia de residencia de su población. Después de años de creciente urbanización, a partir del siglo XXI, comenzó a detectarse un mayor crecimiento de centros urbanos intermedios en comparación con grandes urbes y un flujo de migración hacia centros urbanos intermedios y espacios rurales (Gómez Lende y Velázquez, 2014; Mikkelsen, 2009). Asimismo, algunos autores han identificado el poblamiento o repoblamiento de territorios que, desde un criterio censal, podrían ser clasificados como rurales, pero que se encuentran vinculados a la extensión territorial de ciudades o grandes conglomerados urbanos (Mikkelsen, 2009). Este proceso se desarrolló de forma similar en la Región Metropolitana Santa Fe-Paraná, que también ha visto modificado su territorio y las dinámicas de movilidad de su población (Martínez de San Vicente et al., 2015). En el marco de estas heterogéneas formas de habitar lo rural, desde inicios de la década de 2010, se ha observado un interés creciente en la ejecución de una nueva vivienda o una segunda residencia construida con tierra en la región pampeana (D'Andrea, 2014).
Consideraciones teóricas
El concepto de sentido se utiliza para referir a la comprensión que los individuos tienen de sus propias acciones y de las acciones de otros (Weber, 1922). Mediante esta categoría es posible adentrarse en el mundo de las percepciones, las motivaciones e interpretaciones que los individuos atribuyen a sus propios modos de actuar, buscando interpretar el sentido social que subyace a toda acción social, en este caso la de construir y habitar en una casa de tierra.
Para este trabajo, se retoma el concepto de habitus de Bourdieu (2007), definido como el conjunto de disposiciones, preferencias y prácticas incorporadas por los sujetos a lo largo de sus vidas a través de su socialización y experiencia en el mundo, el cual influye fuertemente en sus elecciones de consumo. Desde esta perspectiva, las personas tienden a consumir y apreciar aquellas formas culturales que se alinean con su habitus y su capital cultural (Bourdieu, 1988). Así, las preferencias de consumo no son individuales, sino que resultan en buena medida de la posición ocupada dentro de la estructura de clases. Para este autor, el estilo de vida se corresponde con el conjunto de prácticas llevadas a cabo por los agentes, incluidos sus hábitos, sus gustos y sus modos de usar el tiempo (Bourdieu, 1988). Con este marco conceptual, el sentido, el deseo y la decisión de construir y vivir en una casa de una determinada materialidad, en este caso la tierra, se entienden como elementos socialmente configurados y no como elecciones azarosas o personales y, por lo tanto, responden a disposiciones sociales que contribuyeron a que este material sea considerado una opción posible, razonable y deseable.
Por último, se recuperan los aportes de Giddens (1995), quien explica que el concepto de estilo de vida se estructura como una parte central de la identidad individual y se desarrolla en un contexto de cambios sociales y culturales de la sociedad moderna, caracterizada por una "modernidad reflexiva". El estilo de vida es una forma de definir el "yo", ejerciendo una serie de decisiones diarias de forma reflexiva, que se vinculan con valores, deseos y aspiraciones individuales en lugar de simplemente seguir las tradiciones o normas impuestas externamente. De esta manera, las personas utilizan sus elecciones de estilo de vida para definirse a sí mismas y para comunicar "coherentemente" su identidad a los demás mediante la narrativa de su propia vida.
METODOLOGÍA
Este trabajo se realizó con una metodología cualitativa de diseño flexible. Portó un carácter exploratorio, ya que constituye una primera aproximación a una temática poco estudiada y se posiciona desde un marco teórico-metodológico interpretativo que posibilitará contribuir a la comprensión del fenómeno social desde la perspectiva de los actores (Vasilachis de Gialdino, 1992). La principal técnica utilizada fue la entrevista en profundidad semiestructurada a personas que habitan y decidieron construir con tierra en localidades de la Región Metropolitana Santa Fe-Paraná.
El recorte geográfico se corresponde con la Región Metropolitana de Santa Fe-Paraná (RMSF-P) que se observa en la Figura 1. Este comprende dos ciudades capitales, Santa Fe y Paraná, que funcionan como centros principales de núcleos urbanos aglomerados, ciudades perimetrales y pequeñas localidades, todas ellas interconectadas en términos de infraestructuras, actividades económicas y espacios rurales y naturales (Soijet et al., 2017). Las casas visitadas se ubican a no más de 50 km de cada una de las capitales provinciales, respectivamente, en distintos barrios de la costa de Santa Fe (Colastiné y Colastiné Norte) y Paraná (Bajada Grande y La Toma Vieja), así como en algunos pueblos aledaños (Rincón, Arroyo Leyes, Sauce Viejo y Sauce Montrull).
Figura 1. Recorte territorial de estudio. Región Metropolitana de Santa Fe-Paraná (Argentina)
Fuente: elaboración propia con información georreferenciada propia, del Instituto Geográfico Nacional,
la Base de Asentamientos Humanos de la República Argentina y del softwaresatelital de acceso libre Google Earth (2024). CC BY NC SA.
Estas casas se encuentran en espacios con entornos rurales de gran predominio de vegetación, con paisaje ribereño cercano a distintos ríos de la zona. De las catorce casas estudiadas, once fueron construidas con técnicas mixtas1 (Figura 2), mientras que las tres restantes fueron construidas con mampostería de adobes asentados en barro.
Figura 2. Casa construida con técnicas mixtas
Fuente: fotografía tomada en 2022 durante el trabajo de campo de investigación. CC BY NC ND.
Se realizaron catorce entrevistas a personas que decidieron construir sus casas con tierra y el total de personas entrevistadas ascendió finalmente a diecisiete, dado que en muchos casos en la entrevista participaba la pareja del contacto principal. La selección de la muestra se basó en la búsqueda de la mayor diversidad posible en términos de formas de producción, técnicas constructivas y ubicaciones geográficas dentro del área de análisis.
En general, el primer contacto con los habitantes se realizó a través de profesionales de la construcción con tierra, con quienes existía relación previa. En cambio, para el caso de las familias que autoconstruyeron se aplicó un muestreo en cadena, conocido como técnica de "bola de nieve" (Taylor y Bogdan, 1992) y se llegó a ellas mediante personas entrevistadas previamente. Cabe destacar que todas las entrevistas se llevaron a cabo en los domicilios de los habitantes, por lo que se accedió a una importante fuente de información etnográfica valiosa.
Las entrevistas partieron de un cuestionario que indagaba sobre la situación económica del grupo, su vida cotidiana, las razones para elegir la tierra, el proceso de construcción de la obra y la experiencia de habitar sus casas. Esto permitió ordenar la conversación, pero solo actuó como disparador para que la entrevista se abriera a preguntas no planificadas emergentes de las circunstancias.
RESULTADOS
Características socioeconómicas de los habitantes de casa de tierra
En el transcurso de este trabajo se identificaron las principales características socioeconómicas compartidas entre las personas entrevistadas. La franja etaria predominante abarcaba desde los 35 a los 45 años de edad2. Todas las personas contaban con estudios de nivel medio y la mayoría de ellas culminaron algún tipo de formación superior. En cuanto a las configuraciones familiares, predominaron las parejas jóvenes no parentales, pero también se hallaron parejas jóvenes con infantes de hasta 10 años y personas solteras.
Respecto al mundo laboral, se observaron ocupaciones relacionadas con: trabajos manuales, oficios, y/o al aire libre (herrería, carpintería, bioconstrucción, gastronomía, técnico agrónomo); relacionados con el arte y el diseño (música, arte circense, diseño gráfico); profesiones de índole académica (docencia e investigación en nivel secundario y universitario); trabajos relacionados con la salud y la medicina tradicional y/o alternativa (biosalud, yoga, terapias alternativas, enfermería y psicología); manufactura de productos a base de plantas (aceites y cosmética natural, sahumerios, otros).
La gran mayoría de las personas tenía un trabajo independiente3. Dentro de este grupo se hallan quienes realizan oficios de terapias medicinales alternativas, emprendedurismo o profesiones autónomas como psicología, arte, etc. Por otro lado, algunas ocupaban puestos fijos en instituciones públicas o privadas. No obstante, cabe señalar que muchas contaban con dos o más trabajos, combinando ambos tipos de relaciones laborales.
Un elemento fundamental en la forma en que estas personas se relacionaban con el trabajo fue la flexibilidad para gestionar los horarios o o definir el grado de productividad en cada momento. Todas valoraban la posibilidad de "maniobrar" estrategias que les permitieran flexibilizar los tiempos de trabajo para adaptarlos a sus necesidades personales. Sobre ello manifestaron que intentaban sostener un estilo de vida dentro del cual el trabajo "no es el aspecto central de la vida", sino tan solo uno más. En la gran mayoría de los casos apareció muy presente la idea de que no es bueno "vivir para trabajar", que el trabajo no debería ocupar todo el día, el deseo de vivir "el presente" y la importancia de disponer de "tiempo libre" para dedicarse a realizar actividades recreativas y de disfrute por fuera de su ocupación, entendiendo esto como una forma de mejorar su calidad de vida. Según se observó en las entrevistas, esto aparece vinculado con la preferencia de pasar mucho tiempo en la casa, realizando diversas actividades de recreación u ocio, compartiendo tiempo con seres queridos, manteniendo la huerta y/o el jardín o realizando alguna refacción hogareña, o recreativa.
Muchos testimonios otorgaban valor a la posibilidad de tener trabajos que aportaran un sentido de desarrollo personal y constituya un espacio de goce, en un fuerte y reflexivo intento de buscar alinear el proyecto laboral con su proyecto personal de vida y los propios intereses. Se detectó que muchas de las personas entrevistadas, en algún momento de su trayectoria vital adulta, sintieron que su actividad laboral entraba en tensión con ese "estilo de vida" deseado, marcado por la búsqueda de la tranquilidad, la conexión con la naturaleza y la cotidianidad con la familia. Por ello, llegaron a tomar decisiones que implicaron un cambio o sacrificio importante, como la disminución de los ingresos al dejar un empleo estable o incluso dejar de trabajar por un tiempo.
La mayoría manifestaba en su discurso cierta indiferencia o despreocupación hacia los bienes materiales o considerados de "lujo". Sobre esto, una entrevistada decía: "Para nuestros conocidos fue toda una novedad. ¡Para mis amigas 'una casa de barro', qué sé yo. Yo iba a escuela de monjas... Ellas se construyeron ultramansiones, baños de granito! ¡Para mí eran la madera, el barro y ya está!". En testimonios como estos se observó cómo se valora la idea de construir una casa sencilla, alineada con un estilo de vida austero y sin ostentación.
El encuentro personal con la tierra
Las aproximaciones a la tierra como material de construcción resultaron variadas. Muchas personas conocieron la tierra de forma indirecta cuando supieron de la existencia de este material constructivo. Esto despertó su curiosidad y deseo de profundizar sus conocimientos mediante diversas instancias formativas y/o participando de mingas para la construcción de casas de tierra4.
También hubo quienes tuvieron su primer contacto por pertenecer a círculos sociales donde la casa de tierra es un elemento cultural presente. En estos casos, el contacto ocurrió de manera directa, por haber visitado viviendas de amistades o familiares.
Por último, debe mencionarse, que solo una de las entrevistadas conoció la tierra por haber tenido la experiencia propia de habitar un "rancho" durante su infancia.
La casa de tierra y la conexión con la naturaleza
Como elemento común en todas las entrevistas, se identificó que la decisión de habitar en una casa de tierra aparecía en íntima asociación con un deseo profundo de cambiar el estilo de vida. El hecho de empezar a vivir en un entorno alejado de la ciudad aparecía junto al interés por separarse del "humo", el "estrés" y el "ruido" de la ciudad, en la búsqueda de conectar de forma cotidiana con "la naturaleza" y "escuchar vacas de fondo y mil pajaritos", el "aire fresco en verano" y la posibilidad de tener árboles y plantas en los lugares que habitan.
En este marco, las personas manifestaban que desarrollar la vida en un entorno "más natural" era una razón para optar por una casa de tierra. En sus términos, la tierra como materialidad era una forma tangible de lograr esta "armonía total con la naturaleza" y sus "beneficios". Al respecto, una de las personas entrevistadas expresaba: "Qué satisfacción también, poder disponer un lugar que pueda generar con recursos que te da la naturaleza y que sea un lugar más habitable, más amoroso para tu persona" (A.D.). En algunos casos, esta mirada sobre un habitar "armónico" iba acompañada por la presencia de huertas, árboles frutales, galerías con enredaderas, en algunos casos gallineros, tal como puede apreciarse en la Figura 3.
Figura 3. Entorno en el cual se emplazan las viviendas estudiadas
Fuente: fotografías tomadas por Josela Garcilazo en 2022. CC BY NC ND.
La casa de tierra es vista como un modo de convivir cotidianamente con la naturaleza y experimentar, según los testimonios, la "tranquilidad", el "silencio", los "sonidos de las plantas y animales", y fundamentalmente como algo que se contrapone con lo urbano. De esta manera, tener un hogar construido con tierra es asociado con una posible "comunión" con el ambiente. "Nos da tranquilidad estar cerca de la naturaleza. Esto es estar cerca de la naturaleza, porque es de barro. O sea, a la arena la sacamos de acá, cuando abríamos los cimientos. [...] los recursos los dispones del lugar" (C.D.).
Cabe señalar que los patrones de tejido residencial muy bajo y periurbano manifiestan una imagen del paisaje rural o de campo relacionada con el verde, la vegetación abundante y el suelo fértil, que es posible de encontrar las localidades estudiadas de la RMSF-P y, al mismo tiempo, se benefician de las cercanías a centros urbanos mayores y la alta conectividad con ellas (Martínez de San Vicente et al., 2015).
De hecho, la evidencia es contundente al mostrar que la gran mayoría de las personas entrevistadas nacieron en ciudades, pero en determinado momento de su trayectoria decidieron trasladarse a estos espacios. Incluso, algunas de ellas que optaron por sostener sus puestos laborales en Santa Fe o Paraná realizaban —a menudo con disgusto— viajes diarios o semanales a la "ciudad". En este sentido, cabe recuperar el testimonio de una de las entrevistadas que expresaba: "A mí la ciudad me parece horrorosa. ¡No puedo entender cómo la gente vive allí! Incluso ahora que estoy armando mi consultorio allá en Santa Fe en el Centro, y digo no te la puedo creer, cada vez que tengo que ir para allá" (A.B.). Al igual que ella, la mayoría expone sentimientos de disgusto y hasta rechazo respecto a vivir en la ciudad asociándolo como una mala calidad de vida. "Uno empieza a querer tener otra calidad, digamos, mejorar la calidad de vida no solo desde la alimentación sino desde el hábitat también" (J.D.).
Sumado a esto, el deseo de comunión con lo natural o lo rural, se relaciona con el modo en que las personas piensan el diseño de sus viviendas, que tiende a incluir los elementos preexistentes en el emplazamiento. Es frecuente que desde la propia instancia inicial del proyecto de las casas se contemplen directrices relacionadas con estrategias bioclimáticas, espacios transicionales entre el interior y el exterior, así como tecnologías relacionadas con el uso sustentable de las aguas, la eficiencia energética y los residuos orgánicos. A continuación, se presenta el esquema de una de las casas y el planteo proyectual de otra casa en desarrollo de la zona con un marco de producción similar (Figuras 4 y 5).
Figura 4. Croquis de una de las casas de tierra visitadas
Fuente: elaboración propia. CC BY NC ND.
Figura 5. Vista superior de un proyecto para una casa de tierra de similares características
Fuente: pieza gráfica gentileza de María Eugenia Germano. CC BY NC ND.
Los benefícios asociados a la tierra como material
Una mención común en gran parte de las entrevistas realizadas son los atributos positivos de la tierra como materialidad en relación con lograr mayor confort respecto de otras opciones tecnológicas. Unas de las referencias más destacadas son la "posibilidad de respirar" y la "falta de humedad" dentro de la casa. Sobre esto, M.A. decía: "Una de las características de la casa de barro es que no hay humedad básicamente, porque todo respira. En el baño se nota. Dejás una toalla colgada y se seca superrápido". Los relatos señalaron ventajas respecto del confort térmico. En palabras de R.C: "Todos los beneficios que tiene el barro ¿Viste? Cuando hace frío se mantiene el calor acá adentro, que cuando hace calor se mantiene el fresco, no es tan brusco como cualquier otra construcción".
Además, la tierra y las fibras vegetales suelen ser vistos como más amigables con el cuerpo humano. Muchas personas comentan que la casa de tierra es mejor para quienes sufren de alergias y destacan lo ventajoso de que durante la construcción no se utilicen materiales con químicos, lo cual, además, impacta positivamente luego en quienes la habiten.
Un último aspecto por destacar fue la aparición de la dimensión estética de la construcción. Las personas entrevistadas solían reafirmar su preferencia por la tierra considerando lo propiamente estético de este tipo de construcciones, al mismo tiempo que se distanciaban de ciertos discursos negativos ligados a este punto. Sostenían que la estética de la casa de tierra nunca fue algo que los desanimara a elegirla y expresaban "no tiene por qué ser desprolija o con malas terminaciones, como se tiende a creer". Sumado a esto, algunas personas se mostraban contrariadas con la asociación frecuente de la casa de tierra con la pobreza o con "ser hippies".
El aspecto económico de la elección
La construcción de una casa conlleva un costo económico que involucra el valor del suelo, la adquisición de insumos, su transporte y acopio, el trabajo humano para la edificación (comúnmente considerado mano de obra) y los tiempos que entran en juego. En relación con las fuentes económicas que les permitieron el acceso al terreno para la construcción de la vivienda, una mayoría significativa manifestó que provenía de herencias familiares o por donación familiar, algunos casos señalaron que la compra se realizó con ahorros personales y otros tuvieron acceso a líneas de crédito Procrear5.
En relación con el aspecto económico, las entrevistas exhiben dos miradas. Por un lado, y sobre todo en los casos en que la obra había sido tercerizada, la elección de la casa de tierra no dependió de una cuestión de costos. La mayoría reconoció, incluso, que no disponía inicialmente de demasiada información respecto de la diferencia económica que pudiera existir con sistemas constructivos convencionales. Sostenían: "Salió más barato en comparación de lo que yo pensé. Yo no fui con la idea 'en esto vamos a ahorrar' (J.C.)" o "Ni aunque tengamos que pagar de más... Lo hubiésemos hecho igual, digamos" (E.T.).
Por otro lado, en el caso de quienes autoconstruyeron, se observa que el aspecto económico sí pudo tener un peso mayor al momento de elegir este modo de construir, en tanto otorgaba la posibilidad de ahorrar el costo de mano de obra. "Económicamente también fue una de las cosas que nos llevó a la autoconstrucción en barro". Sin embargo, estas personas afirmaban que, de haber tenido más dinero habrían delegado a terceros el proceso constructivo, pero nunca poniendo en duda la elección de la tierra como material. "Por supuesto que si hubiésemos tenido la plata, hubiese sido todo más aliviado, decir 'Bueno, tomá, traé, te pago y traé un equipo de gente y que haga todo para marzo'" (A.C.).
DISCUSIÓN
A partir de lo observado, indagamos sobre los sentidos sociales asociados a la elección de construir y habitar una casa de tierra. Para ello, iniciamos reconociendo algunas características relevantes para el análisis compartidas por estas personas. En principio, se trata de aspectos coincidentes con las dinámicas propias de la neorruralidad. En los estudios rurales se ha definido a la neorruralidad como un proceso social, más o menos contestatario al modelo de vida urbano, que promueve una alternativa de vida vinculada a la migración ciudad-campo (Méndez Sastoque, 2012; Mikkelsen, 2009; Muzlera, 2019). Los estudios de Trimano (2014; 2019) afirman que este tipo de movilidad residencial incluye un proyecto vital para el reencuentro con lo esencial, la contemplación de la naturaleza, la libertad y el mejor uso del tiempo personal. Además, Trimano y von Lücken (2019) amplían que estas personas presentan características similares a las registradas en la RMSF-P: pertenecen a una franja etaria de 30-60 años, provienen de estratos medios y medios altos, la mayoría poseen una profesión de educación superior y su migración a espacios rurales o rururbanos no está fundada en una necesidad socioeconómica, sino más bien en las atracciones positivas que estos grupos sociales encuentran en un entorno rural.
Coincidimos con Bourdieu (1988) cuando plantea que las disposiciones sociales que subyacen a las acciones de los individuos los inclinan hacia determinadas prácticas o consumo de bienes materiales. En este marco, toda elección de bienes culturales implica una sociología del gusto, el cual es construido socialmente, se encuentra en íntima relación con la posición social que ocupa un individuo en la estructura social de clases, objetivado en su habitus (Bourdieu, 1988). En diálogo con este autor, se avanza en el análisis acerca de las implicancias sociales de la elección de la casa de tierra para estas personas.
Cabe señalar que, por su carácter exploratorio, este trabajo no pretendió realizar un análisis exhaustivo en términos de clase social (lo cual constituía una investigación aparte); sin embargo, los resultados exhibidos sugieren la existencia de ciertas afinidades sociales y culturales o, en términos de Bourdieu, de habitus, entre las personas entrevistadas.
En principio, es posible evidenciar que las personas entrevistadas tienen rasgos compatibles con los sectores sociales medios de Argentina. Por un lado, todas demostraron contar con el capital necesario para construir una vivienda propia o para acceder a las líneas de crédito de la época. Más allá de los matices, todas poseían condiciones de acceso a un terreno rururbano —sea por herencia o por disponer del dinero para comprarlo— y de los medios económicos para avanzar autónomamente en el proceso constructivo de sus casas. Asimismo, disponían de trabajos con flexibilidad horaria que les permitía suspender o disminuir sensiblemente el tiempo dedicado al trabajo en pro de la construcción, sin que esto implicara poner en peligro su supervivencia o nivel de vida6. A su vez, se destaca que estas personas contaban con el capital cultural suficiente para desarrollar trabajos con cierto grado de especialización o profesionalización.
Ubicar a las personas entrevistadas en los sectores medios resulta útil para comprender e interpretar más cabalmente sus motivaciones a la hora de optar por una casa de tierra. En relación con esto, tiene sentido que el elemento económico no haya aparecido como un condicionante específico al momento de optar por este material o que su elección no se haya fundado en una dificultad para costear otras alternativas constructivas. Por el contrario, aun cuando otras formas constructivas aparecían en su horizonte de posibilidades, estas personas optaron reflexivamente por la casa de tierra. Esto es central para comprender el sentido con el cual estos habitantes se expresan, ya que en muchos casos reconocieron haberse enfrentado a los "prejuicios" alrededor de esta forma constructiva y la "mirada" social por haber roto cierta expectativa socialmente esperable.
Bourdieu (1988) plantea que las razones por las cuales se elige una cosa y no otra, junto con las apreciaciones y valoraciones que acompañan esta justificación, revelan en cierto modo el punto de vista del individuo en un espacio social, en una estructura de clases. De acuerdo con esto, cabe señalar que los habitus de estas personas se construyeron principalmente en condiciones urbanas y, por lo tanto, que las resignificaciones que hicieron en relación con la "naturaleza", "lo rural" y la "calidad de vida" no pueden entenderse separadamente de su propia experiencia previa en la ciudad.
Es posible pensar que esta búsqueda de distanciamiento geográfico va acompañada de un distanciamiento simbólico y que, más allá de elegir habitar una casa de tierra, en la decisión de vivir en un espacio rurubano, se están diferenciando de quienes prefieren un estilo de vida urbanizado. Entendido desde la mirada de Bourdieu, la valoración por cambiar de espacio de vida puede ser entendido como una forma de distinción social.
Se reconoce que la decisión de mudarse a espacios rurubanos de la RMSF-P muchas veces puede responder a restricciones para conseguir un lote urbano en Santa Fe y Paraná, donde los precios del suelo resultan elevados para las clases medias y bajas de la zona (Szupiany et al., 2019). Así, los espacios rurubanos permiten la disponibilidad de conseguir terrenos de mayores tamaños e incluso, como mencionamos, con belleza paisajística fluvial valorada regionalmente.
Los resultados exhibidos coinciden con lo que observa Muzlera (2019) en que para las personas con características de neorruralidad la migración a un entorno rural proviene de un profundo deseo de mejorar la calidad de vida. Por ello, la elección de la casa de tierra puede ser entendida como una estrategia de diferenciación simbólica por una búsqueda contracultural respecto del ritmo de vida urbano. Esta decisión lleva implícitos sentidos sociales construidos sobre la ruralidad, la naturaleza y, especialmente, del estilo de vida que estas personas esperan tener allí.
Considerando la teoría de Bourdieu, la separación entre los diferentes gustos mediante los esquemas clasificatorios constituye una operación por la cual se diferencia y distingue, dando más valor a ciertas prácticas y bienes que a otros. Por lo tanto, se puede entender que los sentidos asociados a la elección de mudarse a un espacio rurubano y a la búsqueda de un cambio de vida llevan implícitos una diferenciación respecto a un estilo de vida urbano y lo que esto representa para los sujetos. Estas decisiones disputan los sentidos asociados con otras formas de vivir, de habitar y de obtener mejor calidad de vida.
Lo que parece estar en disputa simbólica es, precisamente, lo que implica para estas personas la propia noción de "calidad de vida". Esta mejor "calidad de vida" parece vincularse a lo que Trimano (2014) refiere como dimensiones introspectivas: el escape de la ciudad, la búsqueda de conocimiento personal, la búsqueda de una vida más feliz y sana y la elección de caminos opuestos a lo instituido. También se observa en los relatos de estos individuos cierto rechazo hacia la posesión excesiva de bienes materiales, lo cual puede entenderse como una forma de diferenciación de quienes entienden el consumo como forma de mejorar la calidad de vida. Asimismo, estas personas otorgan gran valor al tiempo de ocio en la vida cotidiana, estableciendo así la diferenciación con quienes priorizan, sobre todo, la actividad laboral. Por último, aparece la contraposición de los sentidos asociados a la naturaleza y a la ciudad, respectivamente, donde a la vida "tranquila" del entorno rural se opone la vida "estresante" y/o "ruidosa" del estilo de vida urbanizado.
En este marco, las personas que habitan estas casas, aunque cuentan con capitales económicos, culturales y sociales que les permitirían construir casas con materiales convencionales en la ciudad, eligen hacerlo con tierra, en una zona más rural, con un nuevo estilo de vida, marcando una distancia no solo con formas constructivas hegemónicas, sino también, con ciertas prácticas y sentidos asociados a ellas. Como plantea Bourdieu (1990): "Los gustos son inseparables de las repulsiones, la aversión por estilos de vida diferentes es probablemente una de las más poderosas barreras entre las clases" (p. 176).
En este sentido, la casa de tierra no puede ser entendida como elección aislada, sino como una pieza que forma parte de un estilo de vida más amplio que incluye otros elementos. Giddens (1995) sostiene que la construcción del estilo de vida se da en un contexto de hiperreflexividad social en torno a las decisiones personales, en miras a ajustarlas a los valores y aspiraciones propias. Como ya se dijo, esta elección va de la mano con un estilo de vida más alineado con cierta forma de vincularse con el ambiente, relegar ciertos hábitos convencionales de consumo y de usos del tiempo, etc. En este mismo sentido, también se debe interpretar la pretensión de estas personas por desarrollar trabajos alineados con sus valores, intereses y objetivos personales, ya que el tipo de trabajo que una persona realiza y la organización de su tiempo laboral pueden configurar activamente sus hábitos cotidianos y el modo de interpretarlos (Giddens, 1995). Se podría decir que, mediante la decisión de construir con tierra, a la par de muchas otras elecciones, estos sujetos edifican un "proyecto del yo" (Giddens, 1995) que conecta de forma más o menos coherente, más o menos consonante, con la identidad que construyen sobre quiénes son y quiénes desean llegar a ser.
El estilo de vida que incluye la elección de la casa de tierra se erige en sí mismo como un bien cultural capaz de operar en términos de distinción social, en tanto la decisión de construir una casa de tierra produce efectos simbólicos socialmente significativos. La tierra forma parte de una elección reflexiva dentro de un estilo de vida perseguido en pro de mejorar la "calidad de vida", por aquellos que, disputando los sentidos históricamente asociados a la tierra, resignifican su elección por este material, convirtiéndolo en un bien cultural deseable y elegible.
CONCLUSIONES
Este trabajo contribuye al conocimiento de los sentidos sociales que intervienen en la elección de la tierra, y su relación con los estilos de vida que desarrollan los habitantes dentro del área estudiada. Así, la valoración del encuentro individual con la tierra como tecnología posible, la búsqueda de una mayor conexión con el entorno natural y las ventajas comparativas que se observan en términos de calidad de vida fueron identificadas como las motivaciones más recurrentes. En dicho sentido, una de las conclusiones más importantes del trabajo ha sido la de complejizar el análisis para comprender que la elección que muchas personas hacen de construir su casa propia con la tierra como materialidad predominante forma parte de un abanico de elecciones que configuran un estilo de vida más amplio, alineado con valores, deseos y aspiraciones individuales.
En este trabajo se demostró que resulta imposible comprender la elección de la tierra solo por racionalidad económica, y que las motivaciones para elegir construir y habitar una casa de tierra en la Región Metropolitana Santa Fe-Paraná se vincula con la necesidad que tienen estas personas de optar por formas alineadas con el estilo de vida que buscan desarrollar: una mayor conexión y cercanía cotidiana con la naturaleza, en las afueras de la ciudad. Se evidenció cómo estos grupos neorrurales canalizan su disconformidad con las lógicas del modo de vida de la ciudad decidiendo mudarse a una localización "más rural", en busca de una mejor calidad de vida. Esta última es asociada frecuentemente con la posibilidad de gestionar sus tiempos de trabajo, disponer de tiempo de ocio en sus hogares para realizar tareas recreativas o pasar tiempo con la familia.
En adelante, se espera profundizar en la complejidad de los resultados obtenidos a la luz de las trayectorias de vida individuales de los sujetos y del proceso de toma de decisiones que involucró la efectiva materialización de las casas. Como deuda pendiente, este trabajo abre preguntas acerca de cómo estos sentidos sociales operan en la elección de las técnicas constructivas (adobe, quincha, BTC, otras) y las formas de producción de las casas de tierra (selección de saberes, tiempos, normativas, métodos de administración y gestión de las obras, obtención de insumos, etc.).
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CONTRIBUCIONES Y AGRADECIMIENTOS Este trabajo fue desarrollado en el marco del Proyecto de Investigación Homologado "Técnicas de construcción con tierra para procesos de remigración adecuadas a las regiones de la República Argentina (MSTCAFE0008109TC)", financiado por la Universidad Tecnológica Nacional (Argentina) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas. Un agradecimiento muy especial para el ingeniero Ariel González, quien con su pasión por la docencia y el compromiso social ha impulsado muchísimas instancias de producción e intercambio de conocimiento científico sobre la construcción con tierra. Los autores de este trabajo han realizado las siguientes contribuciones: Antonela Mostacero: formulación, diseño, redacción y elaboración de cartografía. Josela Garcilazo: recolección, análisis, interpretación de datos y resultados, y edición. Santiago Cabrera: formulación y diseño, búsqueda de financiamiento, coordinación de datos y redacción. Celeste Arnaudo: recolección, análisis, interpretación de datos y resultados. Los autores declaran que no tienen conflictos de interés relevantes en relación con la investigación presentada. |
Notas
1 Las técnicas mixtas se componen de una estructura de madera rellena con una mezcla de barro y fibras vegetales y revocada con tierra (Viñuales, 1994; Neves y Borges Faría, 2011).
2 En los extremos se observa que la edad máxima registrada en este grupo de entrevistas corresponde a una mujer de 58 años, y la de menor, una mujer de 29 años.
3 Se refiere a trabajo independiente siempre en referencia a la muestra explorada, mas no en un sentido universalizante.
4 Las mingas son prácticas ancestrales de organización del trabajo y espacio de encuentro, conocimiento y fortalecimiento de la unidad de las comunidades (Blanco et al., 2022), en este caso aplicadas a la producción del hábitat.
5 El Programa de Crédito Argentino del Bicentenario para la Vivienda Única Familiar (Procrear) fue un programa del Gobierno nacional de Argentina que otorgó créditos para la construcción y compra de viviendas y/o lotes con servicios.
6 Disponer de este tiempo es clave, ya que, según se pudo constatar en el trabajo, sea tercerizada o autoconstruida, la casa de tierra demanda una fuerte presencia personal a lo largo del proceso de construcción que muchas veces requiere disponer de un trabajo que permita objetivamente esta presencia.
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