http://dx.doi.org/10.14718/RevArq.2017.19.2.1495

Intervención social en el borde urbano desde el proceso de la significación cultural

Social intervention on the urban edge from the perspective of cultural significance

Intervenção social na periferia urbana a partir do processo da significação cultural

Fabián Adolfo Aguilera-Martínez
Marielena Medina-Ruiz

Facultad de Diseño, Universidad Católica de Colombia


Colaboradores:

María Camila Castellanos-Escobar
Kelly Johanna Perilla-Agudelo

Universidad Católica de Colombia, Bogotá (Colombia)
Facultad de Diseño. Centro de Investigaciones - CIFAR
Semillero de investigación Imaginarios sociales y representaciones


Fabián Adolfo Aguilera-Martínez
Arquitecto, Universidad Católica de Colombia.
Maestro en Proyectos para el Desarrollo Urbano (IBERO), Ciudad de México, y estudios en maestría de Urbanismo, Universidad Nacional de Colombia.
Doctorando en Diseño y Estudios Urbanos del CYAD (UAM Azcapotzalco), México.
Docente-Investigador de distintas facultades de arquitectura en México y Colombia, en temas de urbanismo ambiental sostenible, estrategias de vivienda experimental sustentable y diseño participativo.
Participación en proyectos de mejoramiento barrial: La Mexicana - Delegación Santa Fe (Sedesol), México, 2008.
Publicaciones
(2009) . ¡Ganar la Calle! - Compartir sin dividir. Buenos Aires: Instituto para la Ciudad en Movimiento.
(2010) . Formulación del proyecto de planificación urbana: Nuevo Centro de Población "Ciudad Esmeralda" (Estado deTabasco). México.
http://orcid.org/0000-0002-9166-224X, urbaguileram@gmail.com

Marielena Medina-Ruiz
Estudiante de séptimo semestre, Facultad de Diseño, Universidad Católica de Colombia.
http://orcid.org/0000-0001-9366-1956, mmedina08@ucatolica.edu.co


María Camila Castellanos-Escobar
Estudiante de décimo semestre, Facultad de Diseño, Universidad Católica de Colombia.
mccastellanos30@ucatolica.edu.co


Kelly Johanna Perilla-Agudelo
Estudiante de décimo semestre, Facultad de Diseño, Universidad Católica de Colombia.
kjperilla77@ucatolica.edu.co

Recibido: julio 26/2017
Evaluado: agosto 12/2017
Aprobado: septiembre 20/2017

Aguilera-Martínez, F. y Medina-Ruiz, M. (2017). Intervención social en el borde urbano desde el proceso de la significación cultural. Revista de Arquitectura, 19(1), 78-93. doi: http://dx.doi.org/10.14718/RevArq.2017.19.2.1495



Resumen

Como resultado de las condiciones de habitabilidad surge la necesidad de intervención en los bordes de la ciudad. Esto reclama estrategias que permitan construir un imaginario de ciudad incluyente, bajo una mirada social y en escenarios culturales que potencien signos, códigos y símbolos. Los habitantes, desde su memoria y recuerdos, añoran y construyen sus lugares para habitar un lugar anhelado. El territorio del borde urbano, el espacio periurbano, está lleno de vivencias y de recuerdos, en muchos casos marcados por la marginalidad y la segregación. Esta intervención, como trabajo de investigación, lleva al planteamiento de estrategias de diseño centrado en la persona, bajo una metodología cualitativa, donde el sujeto genere la construcción social del territorio. Como resultado se reconoce que los procesos metodológicos para el diseño están relacionados con el escuchar a la comunidad, crear con las personas y entregar un producto capaz de potenciar el recuerdo e identificar el espacio urbano anhelado, que genere espacios defendibles, sin fronteras, ni límites, y en el respeto de las ideas que tiene el diseño desde la participación ciudadana.

Palabras clave: aprendizaje activo, imaginarios urbanos, límite territorial, memoria colectiva, participación social, representaciones sociales.



Abstract

Due to habitability conditions, there is a need for intervention on the edges of the city. This demands strategies that allow building the imaginary of an inclusive city, under a social gaze and with cultural scenarios that promote signs, codes, and symbols. The inhabitants, from their own recollection and memories, long for a desired environment and contribute to its construction. The territory on the urban edge, the peri-urban space, is made of experiences and memories, in many cases marked by marginality and segregation. This intervention, as a research work, leads to a proposal of design strategies focused on the person, under a qualitative methodology, where the subject carries out the social construction of the territory. As a result, the methodological processes of design are related to listening to the community, creating together with the inhabitants, and delivering a product capable of enhancing memory and identifying the desired urban space, which would generate defensible spaces, without borders or limits, and respect the ideas offered by design that are based on citizen participation.

Keywords: Active learning, urban imaginaries, territorial limits, collective memory, social participation, social representations.



Resumo

Como resultado das condições de habitabilidade, surge a necessidade de intervenção nas periferias da cidade. Isso exige estratégias que permitam construir um imaginário de cidade inclusiva, sob um olhar social e cenários culturais que potencializem sinais, códigos e símbolos. Os moradores, a partir de sua memória e suas recordações, constroem um lugar anelado para morar. O território da periferia urbana está formado de vivências e recordações, em muitos casos, marcadas pela marginalidade e pela segregação. Essa intervenção, como trabalho de pesquisa, leva à proposição de estratégias de desenho centradas na pessoa, com base numa metodologia qualitativa, em que o sujeito gera a construção social do território. Como resultado, reconhecese que os processos metodológicos para o desenho estão relacionados com o escutar a comunidade, criar com as pessoas e entregar um produto capaz de potencializar a recordação e identificar o espaço urbano anelado, que gere espaços defendíveis, sem fronteiras ou limites, e no respeito das ideias que o desenho tem da participação cidadã.

Palavras-chave: aprendizagem ativa, imaginários urbanos, limite territorial, memória coletiva, participação social, representações sociais.



Introducción

Este artículo, como resultado de un proyecto de investigación, hace parte del proceso desarrollado en el semillero de investigación "Imaginarios sociales y representaciones" de la Facultad de Diseño de la Universidad Católica de Colombia, que pertenece al grupo de investigación "Habitat sustentable, diseño integrativo y complejidad", espacio de reflexión que gira alrededor de temas de ciudad, el imaginario urbano, la significación del espacio y la caracterización en términos de apropiación por parte del ciudadano, que como expresiones propias del territorio y el sujeto están relacionados con los problemas de la ciudad informal y, en especial, con el fenómeno de ocupación sobre el borde periurbano. El semillero ha tenido distintos espacios para compartir sus reflexiones en torno a los "procesos sociales y culturales en la significación del borde urbano", uno de estos fue el Congreso Isustainability 2016 desarrollado por la Universidad EAN en el 2016; escenario en donde se llevaron a cabo todo tipo de razonamientos en torno al discurso de la sustentabilidad desde una visión interdisciplinar, y en donde la ciudad juega un papel importante. Este espacio tuvo como protagonista al sujeto en todas sus dimensiones, y como responsable en la construcción de ciudad -y para el caso de esta investigación- el discurso estuvo enmarcado en el proceso de significación cultural e intervención por parte del semillero sobre la periferia urbana, exactamente sobre el borde periurbano (Castellanos, Medina, Perilla y Aguilera, 2016, pp. 311-332).

Es entonces donde este proyecto se asocia a la necesidad de distinguir los escenarios de apropiación sobre el territorio de periferia; zonas que, por su marginalidad y segregación, han sido lugares que carecen de condiciones para el bienestar y, en términos generales, áreas de la ciudad desprovistas de oportunidad y condiciones para satisfacer la calidad de vida de quienes habitan allí; un proceso de significación donde la cultura y el imaginario hacen parte de la memoria. Un sentido de pertenencia sobre el lugar, un territorio donde el sujeto habita y donde siente su espacio propio desde una significación cultural; un escenario de múltiples vivencias que muchas veces son ajenas, no heredadas, y que por las circunstancias comienzan a nacer en estos territorios como un nuevo lugar para residir, una nueva oportunidad para habitar.

La "significación" está asociada a la "imagen mental", al concepto de "idea" que se representa desde la identidad, los procesos culturales, los signos propios del espacio y lugar; códigos que enmarcan y que yacen en la ocupación del territorio (Pérgolis, 1995). Se refiere, además, al reconocimiento de las formas urbanas y a la representación del objeto en su arquitectura, visualización notable del usuario, quien vive el espacio, lo entiende y se hace significante por el deseo. Al hablar de significación sobre el espacio es importante tener presentes conceptos propios como son el "significado" y el "significante" (Figura 1). El primero se encuentra asociado a la realidad, siendo este la representación de la "cosa", es decir el concepto de la idea y la imagen que genera una persona o una comunidad de cierto "lugar" y que desde el signo, es decir el elemento particular, refleja una pequeña o mínima figura del estado en que se encuentra la realidad de la imagen. Mientras que el segundo hace referencia al valor que le otorga cada quien a un lugar a partir del significado de este y permite dotarlo de ciertas cualidades y valores particulares, entonces "el significante es la parte sensible a través de los sentidos, es la materialidad del signo, desde su naturaleza física, es lo que hablamos, vemos o leemos, quizás es el objeto o la imagen" (Barthes, 1993).

Figura 1. La significación como concepto, etapas de reconocimiento del "ser" y su entorno

Fuente: Medina-Ruiz, 2017. CC BY-SA.

Para Castoriadis (1997), la significación instituye lo histórico-social, desde lo radical de los sujetos, desde los distintos significados que para cada uno adquiere importancia y relevancia. En el territorio, el barrio es una institución, la cuadra se convierte en un espacio que puede mantener unido a un número de familias constituidas por normas y valores que establecen un lenguaje común, y bajo los mismos procedimientos logran enfrentar diversas situaciones o problemas que se puedan presentar en dicho territorio.

La transformación del espacio urbano a través del tiempo ha demostrado que las ciudades surgen de pequeños asentamientos que se van adaptando al territorio, este crecimiento puede ser formal o informal; el urbanismo como disciplina, dentro de las ciencias sociales, se encarga de analizar y estudiar el comportamiento humano dentro del territorio, la organización en comunidades y la apropiación del entorno. Como consecuencia de estos procesos de urbanización, es evidente el crecimiento de la población urbana en el siglo XX, transformando las ciudades desde dimensiones funcionales (infraestructura), condiciones socioeconómicas y ambientales. Conocer la historia de un lugar brinda la posibilidad de reconocer un periodo de memoria, unos imaginarios sociales, las representaciones individuales y colectivas; permite entender, además, los procesos socioculturales que trascienden en la vida actual. El discurso de Pérgolis y Rodríguez Ibarra (2013) es claro y está orientado a entender:

La representación (re-presentación) como una segunda presentación: la ciudad está ahí, se presenta ante nuestros ojos, la percibimos con nuestros sentidos, es el territorio de nuestras vivencias; pero esa ciudad con sus formas, sus usos y sus significaciones está en nuestro interior: es la representación que tenemos de ella, como vemos sus formas, como usamos sus espacios y qué nos significan. La síntesis de esa ciudad conforma nuestro imaginario de ella (p. 35).

Esto hace posible que se puedan desarrollar procesos de transformación con las comunidades involucradas, puesto que conocer las diferentes dinámicas de una sociedad permite realizar una cadena de actividades que se encuentran altamente relacionadas con la sensibilización espacial, es decir el reconocimiento que se hace del hábitat teniendo en cuenta aspectos relevantes en el diario vivir de sus habitantes para así lograr comprender, no solo por qué sus dinámicas actuales son de tal forma, sino entender el desarrollo del lugar en el que habitan (Figura 2).

Figura 2. La transformación del imaginario como cadena de valor, reconocimiento de contexto

Fuente: Medina-Ruiz, 2017. CC BY-SA

De igual manera es importante reconocer el discurso de Abramo (2013), quien a partir de sus cuestionamientos alrededor del tema de ciudad afirma que debemos orientar nuestras preguntas de investigación a relacionar el ¿de dónde vengo? y ¿a dónde voy? Estas cobran relevancia e importancia en el trazado de una urbe y, al mismo tiempo, están cargadas del "significado" (Calvino, 1972). Así mismo, es preciso reconocer que si se observa cómo se vive la ciudad y cómo esta sufre procesos de mutación con el tiempo, es posible comprender que el crecimiento demográfico y económico en un territorio urbanizado donde la cotidianidad de la población es acelerada, genera fenómenos físico-espaciales que cambian la forma de la ciudad; sus imágenes, íconos y signos generan espacios y concentraciones con distintas actividades propias del lugar que se habita (Pérgolis y Moreno, 1998).

Para el caso de los territorios informales, la gente construye su hábitat a partir de las formas más simples y básicas que desde lo insignificante encuentran diferenciación; entre estos, la raza o el estatus económico. Estos patrones son homogéneos en su interior, no hay demasiada variedad en el estilo de vida. "Los habitantes de estos territorios, se ven forzados a vivir allí, aislados del resto de la sociedad, incapaces de desarrollar su modo de vida y con frecuencia se muestran intolerantes hacia modos de vida diferentes al suyo" (Alexander, Ishikawa y Murray, 1980, p. 47). En el espacio del borde urbano1, los procesos de asentamientos informales, donde la pequeña y precisa ocupación de ese territorio surge en la particularidad, combinada con atributos sociales, económicos y ambientales, está degradando desde las condiciones físicas de lo construido tanto las zonas de reserva, ya que son consumidas de manera ilegal por parte de diversos actores que se apropian de dichas zonas afectando la biodiversidad y conservación, como la ocupación de suelo sin proporciones justas, en términos de las cesiones sin los debidos porcentajes para el destino de equipamientos de servicios públicos. Estas afectaciones de lo natural en su complejidad, y bajo una extensión de tierra con la cual se va organizando el territorio, integran y componen la realidad de la ciudad-región.


Escenarios urbanos desde el fenómeno sociocultural, un problema de expansión urbana

Se reflexiona en torno a las ciudades latinoamericanas como problema general en términos de urbanización, ya que estas crecen de manera espontánea, sin planes de control y con una ocupación irregular sobre sus bordes urbanos, lo que ocasiona impactos sobre la periferia y genera marginalidad y segregación. Aunque es bien sabido que la función del urbanismo se orienta al diseño de ciudades funcionales y bajo condiciones propias de la "habitabilidad" (Gracia, 2009), también está dirigido al diseño de espacios propicios para incrementar la interacción, que permiten experimentar, reunirse y realizar actividades cotidianas y, al mismo tiempo, poder remembrar su historia y orígenes, activando el imaginario.

Se comprende entonces el contacto, el intercambio y la comunicación entre organismos que resulta ser vital para el desarrollo de una ciudad, puesto que permite el control y la regularización del estilo de vida de esta (Delgadillo, 2013). Este contacto, intercambio y comunicación, al ser bien trabajado, se logra traducir en el reconocimiento del imaginario colectivo ya mencionado, que permite que en una comunidad exista unidad de todos miembros, lo que conduce al arraigo y la pertenencia al lugar en el que habitan y hacen posible que estos logren determinar las virtudes e impericias del lugar donde viven a fin de transformarlo y realizar intervenciones que permitan mejorar las condiciones de habitabilidad (Figura 3), todo esto con miras a minimizar los riesgos de las expansiones descontroladas en las ciudades contemporáneas.

Figura 3. Reconocimiento del imaginario colectivo desde cuatro dimensiones

Fuente: Medina-Ruiz, 2017. CC BY-SA.

La necesidad de reconocer el imaginario de la ciudad a partir de su realidad está en entender la expansión urbana como fenómeno que impacta el territorio desde las evidentes condiciones inapropiadas en términos de habitabilidad, pues la cultura urbana que vive está inmersa en un escenario de "victimización", donde el imaginario emocional se encuentra definido a partir de la realidad socioeconómica, lo que muestra en dichas condiciones una situación de desajuste. En consecuencia, la ciudad no puede ir extendiéndose sobre el territorio como una urbe sin control, una expansión de sus límites, un lugar sin bordes y crecimiento descontrolado, que lleva un sinnúmero de suburbios en la periferia, que trae consigo una serie de problemáticas en términos de calidad de vida e impacto sobre los habitantes que habitan allí; este imaginario de la ciudad se condiciona a que los pobres viven en la periferia y el marginal es aquel individuo que está en la pobreza. La proliferación de viviendas informales ha llevado a la conformación de barrios que no cuentan con los requisitos mínimos de habitabilidad, limitando de esta forma el acceso a los recursos básicos para tener bienestar, lo que ha generado un mayor deterioro, además de la degradación social y física del contexto, contaminación y crecimiento desmesurado, y una serie de lugares deprimentes en la ciudad.

Los procesos informales se relacionan con el consumo desmesurado y descontrolado sobre los recursos del entorno y el déficit ecológico y económico manifiesto; debido a la carencia de procesos de organización y planificación sobre los territorios y a la escasez de planes para el desarrollo de infraestructura y servicios proliferan sectores fragmentados, difusos y dispersos, sin ningún tipo de articulación con la ciudad (Janoshcka, 2002). Por esta razón, y haciendo referencia a Dubau (2013) frente al discurso de la ciudad informal y el hábitat progresista, vale afirmar que estas agrupaciones ubicadas sobre el borde periurbano, las llamadas urbanizaciones ilegales o asentamientos informales, resultan ser comunidades vulnerables, en donde un grupo de personas presentan capacidades disminuidas para hacerle frente a conflictos de diversos caracteres. Los procesos de urbanización descontrolada han sido el resultado del agotamiento de las zonas naturales y de suministro agrícola, que ha transformado la condición de un suelo natural y productivo, en un uso del suelo netamente urbanizado, inhabitable, ineficiente y para nada equitativo, un espacio prácticamente en los extramuros de la ciudad. Imaginarios que se asocian a aquellos que migran a estos territorios de borde (Aguilera, 2017).

Por lo anterior, nuestras ciudades latinoamericanas se perciben como verdaderas urbes que se enmarcan en el modelo de "ciudad difusa"2; un escenario de ruptura de relaciones de quienes allí habitan, su forma de crecer de manera dispersa y muchas veces desordenada fomenta esta situación. Como consecuencia de ello, a las grandes distancias existentes entre los servicios que presta la ciudad y los microcentros que se van formando, la urbe resulta insostenible por el gran coste frente a los recursos y el tiempo que necesitan sus habitantes para suplir sus necesidades de calidad de vida. Esto genera la aparición de diversos asentamientos hacia las periferias, que por su falta de conexión y vinculación con la urbe nunca logran constituir un atisbo de ciudad (Figura 4), y dan origen a las urbanizaciones ilegales, que son "autoasentamientos" organizados por acciones comunitarias fuertes que a medida que crecen generan mayor sentido de pertenencia frente al lugar, e incrementan y aceleran el proceso de consolidación y adaptación (Rueda, 1997).

Figura 4. Patrones de expansión en ciudades latinoamericanas de acuerdo con los procesos de crecimiento

Fuente: Bazant (2008, p. 119).

Las personas construyen sus hábitats y los viven con las diversas vulnerabilidades, carencias y desequilibrios, afectados por las dinámicas económicas, sociales, culturales, físico-espaciales y ambientales, reflejado en las adaptaciones de las poblaciones en la construcción de nuevas formas de habitar (Jiménez, 2013, p. 204).

Estas comunidades vulnerables, que se encuentran en condiciones precarias de habitabilidad debidas a la calidad de las viviendas, el hacinamiento y los problemas económicos, no logran satisfacer las necesidades, por tanto, resulta indispensable conocer las razones culturales y sociales de quienes las habitan para así lograr plantear soluciones. Es entonces, mediante un proceso de sensibilización y percepción, como se pueden interpretar nuestras raíces a partir de las historias que se tejen desde la experiencia y el aporte de cada uno de los habitantes; tal y como lo expresa Jiménez García (2013), es "la construcción de la identidad y convivencia, considerando condiciones de equidad y seguridad" (p. 197), esto a fin de satisfacer las necesidades de sus habitantes de manera sustentable.

Es importante entender que el reconocimiento del territorio está sujeto a cuatro elementos que lo contienen y que, al enlazarlos, se construye un proceso de significación. A continuación se explicará cada uno para conocer su relación. El "imaginario colectivo" es la sensación y expresión de quien vive en el lugar, que construye sus relaciones desde la imagen, los sentidos y el habitar a partir de los elementos de "significación del territorio" (Aguilera, Vargas, Serrano y Castellano, 2016), donde los espacios, los materiales, el mismo lugar, tienen una pertenencia de quien habita, porque construye esa morada para poder habitar. Para ello, los "códigos y signos" son imaginarios; elementos que representan la manera de habitar, de pertenecer. Son relaciones que permiten identificarse; el hito y el imaginario se convierten en parte de la ciudad, desde una categorización de realidades presentes donde la significación del territorio nos lleva a construir nuestro imaginario de ciudad, nuestro imaginario de habitar (Figura 5). Por último, lo "relevante y su importancia" es para sus habitantes lo suficiente, porque ellos habitan, ellos construyen su comunidad, su entorno y muchas veces están al margen de pertenecer a la ciudad, pues construyen su gueto y este se respeta desde los procesos acertados o no de apropiación.

Figura 5. Elementos del territorio como imaginario urbano, entendimiento del proceso social.

Fuente: Medina-Ruiz, 2017. CC BY-SA.

Es justo reconocer que las sociedades humanas son asombrosamente complejas, las instituciones sociales son entidades dotadas de finalidad y propósito; al entender esto podemos imaginar instituciones eficientes si hay un fin social, una idea de servicio, un interés de transformar lugares y comunidades en pro de la dignidad, de un bienestar común en términos de calidad de vida, más allá del bienestar de la renta básica, tal y como lo expresa Pinilla Palleja (2006), la renta básica de ciudadanía es: "un ingreso modesto pero suficiente para cubrir las necesidades básicas de la vida, a garantizar a cada miembro de la sociedad como un derecho, y no sujeto a otra condición que la ciudadanía o residencia" (p, 116). Es así como para poder generar una sucesión del aprovechamiento del lugar y, a su vez, dar una adecuada respuesta a las problemáticas del contexto, resulta imperante crear vínculos con el lugar habitado y que en ellos se encuentre todo aquello que permita satisfacer necesidades. Pinilla Palleja (2006) reitera la importancia de "determinar con la mayor claridad posible, cuáles son los fines que la sociedad desea alcanzar, mediante qué modelo de sistema institucional se propone hacer, a que sistema de instituciones reales da lugar y cuáles son sus logros" (p, 37) y objetivos, para de esta forma facilitar el cambio social positivo.

Se toman entonces como orientación para esta investigación los conceptos dentro del desarrollo de las acciones urbanas que planean dar orden a la ciudad, a través de la conformación de la estructura urbana, asumiendo este criterio como soporte conceptual para el desarrollo de este proyecto, en donde podemos concluir que el conjunto de relaciones que componen la ciudad nos lleva a buscar líneas orientadoras para el diseño de comunidad y significación del "habitar" en las zonas periféricas de la ciudad, lo que comúnmente llamamos el borde periurbano.

Cabe preguntarse entonces, ¿cuáles dinámicas culturales de la población permiten el desarrollo y la reactivación de los bordes en la ciudad? (Figura 6). Podemos responder a esto que es la necesidad de crear un "modelo que permita concebir un aumento de la complejidad de sus partes internas que es la base para obtener una vida social cohesionada y una plataforma económica competitiva, al mismo tiempo que se ahorra suelo, energía y recursos materiales y se preservan los sistemas agrícolas" (Rueda, 1997).

Figura 6. Dinámicas que permiten la reactivación de los bordes en la ciudad, desde el trabajo con la población.

Fuente: Medina-Ruiz, 2017. CC BY-SA


Metodología para la significación del borde urbano, escenario de apropiación y arraigo

Hernández, Fernández y Baptista (1997) afirman que, "la investigación cualitativa proporciona profundidad a los datos, dispersión, riqueza interpretativa, contextualización del ambiente o entorno, detalles y experiencias únicas. También aporta un punto de vista 'fresco, natural y holístico' de los fenómenos, así como flexibilidad" (p. 17). En razón de lo anterior se plantea la investigación bajo un enfoque cualitativo, buscando que la indagación sea dinámica; se proponen así una serie de talleres que involucren a la comunidad de estudio, en donde las preguntas de investigación y las variables se desarrollen con base en los análisis de los resultados.

Contando con las variables de estudio y con base en los objetivos planteados, se define de manera cuidadosa como muestra dentro de la comunidad de Yomasa a los usuarios de mayor participación; en este caso los niños que comprenden edades entre los cinco y los ochos años, identificados en el sector inmediato de desarrollo de la actividad; el trabajo de enfoque del diseño sobre la persona genera la necesidad de desarrollar actividades atractivas para el usuario, lo que implica que su participación permita indagar acerca de los imaginarios sociales que se desarrollan dentro del contexto. Nos apoyamos en el discurso de Hernández et al.(1997), quienes señalan que:

Es necesario observar los eventos que ocurren en el ambiente (desde los más ordinarios hasta cualquier suceso inusual o importante). Aspectos explícitos e implícitos, sin imponer puntos de vista y tratando, en la medida de lo posible, de evitar el desconcierto o interrupción de actividades de las personas en el contexto - un "todo" unitario y no en piezas fragmentadas, pero también toma en cuenta la participación de los individuos en su contexto social (p. 374).

Consideramos entonces, desde la postura de Contreras-Lovich (2016), que la participación humana es un paso en la construcción social del espacio; este fenómeno permite entender la importancia que tienen los sistemas relacionales entre distintos sujetos por medio de la representación "edilicia" en la materialidad del objeto y su interpretación en torno a códigos, símbolos y signos de manera individual o como grupo de acción, de manera tal que se construyan realidades que aporten a la configuración de territorios de manera integral, desde la experiencia vivencial, el significado de los espacios culturales y las prácticas tradicionales para la equidad del territorio (p. 21).

En el trabajo de campo se orientan los procesos de observación en ir de un lugar a otro, realizar actividades en los planos cardinales del territorio, viajar, moverse, caminar, pensar y soñar; esto permite a quien habita el lugar estar dentro de un estado de conciencia para entender quiénes somos y de qué y por quiénes estamos rodeados. Lo anterior constituye una rutina cotidiana de quien habita la ciudad; un territorio en constante transformación; tal y como lo expresa Jiménez (2013), es "necesario reconocer la relación existente en la construcción de los conceptos de hábitat y vulnerabilidad a partir de las relaciones estructurales que el ser humano teje con su entorno" (p, 197), para afectar los distintos escenarios sociales, que van de la mano con la construcción de la identidad, la convivencia, la equidad y seguridad de los habitantes del sector, pero especialmente de los niños y jóvenes quienes no se enteran de lo que pasa en su entorno, a pesar de ser parte de la ciudadanía, y no sienten la curiosidad por los diversos problemas políticos, económicos, sociales y culturales del espacio que los contiene.

Como consecuencia, son evidentes las problemáticas que afectan el entorno y la integridad física de estos jóvenes y niños, todo esto porque se adquiere un "imaginario" distinto de la realidad y tienden a emprender un viaje en busca de su identidad basada en sus vivencias y en un pasado que muchas veces es ajeno (Figura 7).

Figura 7. Relación metodológica desde escenarios de reconocimiento en el territorio para entender los procesos socioculturales de un lugar

Fuente: Medina-Ruiz, 2017. CC BY-SA.

Es evidente que en las comunidades vulnerables, ubicadas en los bordes de la ciudad (borde periurbano), existe una pérdida de identidad debido a la falta de apropiación sobre el territorio; la escasez de agentes organizados y de actividades colectivas que permitan integrar la memoria a través del imaginario colectivo origina los disadvantaged neighborhoods3. Como respuesta se considera indispensable hacer uso del "diseño centrado en la persona" como herramienta de acción participativa; como señala Carvajalino (2013), es una opción para "mejorar lo construido, pues conlleva un trabajo dedicado e intenso de filigrana, de estudio detallado de cada referente construido" (p. 122), y una proposición a partir de lo existente. Esta metodología de trabajo con la comunidad nos convierte en enlace para escuchar, crear y materializar soluciones que sean capaces de generar organizaciones, servicios, productos, espacios y modificar las formas de interacción en la comunidad, para hacerlas autosostenibles y habitables (Figura 8).

Figura 8. Metodología para el diseño participativo desde el diseño centrado en la persona

Fuente: Medina y Aguilera, 2017. CC BY-SA.

En estos territorios, el índice de exclusión social y segregación, además de la marginalidad, es considerablemente alto; por este motivo resulta conveniente potenciar el imaginario y la identidad de quienes habitan el lugar a partir del desarrollo de las relaciones interpersonales de apropiación, donde el arraigo asume un papel importante; así, mediante la participación y el trabajo con la población vulnerable se puede implementar y tejer el diseño para el mejoramiento y recualificación de un nuevo territorio, donde espacios complementarios pueden favorecer la educación abierta y acompañada, fomentando los encuentros ciudadanos a través del contacto y la palabra como significado.


Estrategia de trabajo como acción metodológica: el diseño centrado en la persona

Con el fin de aplicar estrategias que permitan resolver los problemas irregulares en términos de desarrollo inadecuado de la población infantil y juvenil, donde existe un desaprovechamiento en las condiciones de oportunidad y sobre la conducta en las comunidades activas y funcionales, donde la integración social es un problema de primer orden en la periferia de las ciudades que ocasiona una mayor exclusión y marginación, pérdida de apropiación de su territorio y, en consecuencia, la desvinculación de su imaginario de ciudad, siendo una población marginada de la misma construcción social, se propone desarrollar un plan de emprendimiento desde "una innovación social"4 tal y como lo propone la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) (2004), en escenarios capaces de brindar condiciones para estándares en calidad de vida, empoderamiento y generar un vínculo con esta comunidad vulnerable.

Para esto resulta fundamental abordar tanto a la comunidad como a su problemática desde una mirada sociocultural para trabajar en la transformación de las dinámicas sociales de la comunidad preservando la memoria colectiva y las tradiciones, propiciando la creatividad y expresión artística. El discurso de Halbwachs y Lásen (1995) lleva a entender que "la historia no es todo lo pasado, pero tampoco lo que queda del pasado. O, si se quiere junto a una historia escrita, se encuentra una historia viva que se perpetúa o renueva a través del tiempo" (p. 209). Un contexto de ciudad que pertenece a la ciudadanía, "para que la memoria de los otros venga así a reforzar y completar la nuestra también hace falta, decíamos, que los recuerdos de esos grupos estén en relación con los hechos que constituyen mi pasado" (p. 211); al final, nos convertimos en una herramienta con la posibilidad de orientar el proceso de construcción de la memoria.

Como caso de estudio se identificó el sector de Gran Yomasa, zona de interacción entre los cauces de las quebradas Bolonia y Yomasa, abajo del parque Entre Nubes, en sectores como Tocaimita y Compostela. Gran Yomasa es una de las zonas más densamente pobladas en términos de urbanización irregular, se encuentra en el borde periurbano suroriental de la ciudad de Bogotá (Figura 9).

Figura 9. Delimitación de una zona de intervención para el desarrollo del proyecto por las cualidades propias y determinantes de un borde de ciudad. A la izquierda la ciudad de Bogotá y sus límites como bordes de expansión, a la derecha la zona de intervención del proyecto

Fuente: plano elaborado para zona de intervención en investigación doctoral. Aguilera, 2017. CC BY-SA.

Continuando con los procedimientos de trabajo se potencian los escenarios de equilibrio social; en estas comunidades vulnerables los niños y jóvenes necesitan recordar quiénes eran, quiénes son y redescubrir quiénes quieren llegar a ser en su territorio, sin dejar de pensar en el territorio ajeno. Es así como mediante la creación de un escenario de alto impacto que sea capaz de proveer a los jóvenes herramientas necesarias para crear procesos de transformación generando una cadena de actividades de sensibilización y percepción del entorno en el que viven, a partir de la implementación de talleres participativos para adolescentes se busca el reconocimiento del hábitat como entorno de vivencia, es decir, reconocer en primera instancia los valores de la familia, el entorno y los distintos valores personales, tomando como herramienta de trabajo la metodología del diseño centrado en la persona (DCP) (Figura 10).

Figura 10. Proceso de diseño desde los vínculos de participación. Escenarios como metodología del diseño centrado en la persona (IDEO, 2011)

Fuente: Medina-Ruiz, 2017. CC BY-SA.

Los canales por los cuales se han puesto en marcha estos procesos de participación ciudadana con la comunidad joven de Yomasa se orientan a las recomendaciones metodológicas propuestas por Hernández-Araque (2016), en donde se han tomado dos direcciones de trabajo, para el primer caso está la representación de códigos, símbolos y signos, incorporando el segundo caso que es la participación directa del agente interesado. Para el caso inicial, la comunidad hace valer sus derechos de tener la posibilidad de establecerse en un lugar, aunque este sea condicionado por lo informal, por lo cual se entiende que esta comunidad posee diversas formas de organizarse y que busca intervenir en su territorio de manera activa, a partir pequeñas acciones o procesos de emergencia que de manera relevante impactan en el lugar desde procesos participativos y de construcción social del hábitat.

El "diseño centrado en la persona" es una herramienta que busca crear una conexión entre la comunidad y aquel profesional que debe intervenir en su contexto. Puede decirse que se fundamenta en la sensibilidad de la empatía entre personas bajo un mismo fin, donde se permite comprender entre sí las necesidades, las ilusiones y los anhelos de la comunidad a quien se le diseña, centrándose en el ser humano y en las personas que son beneficiarias del proyecto, diseño o actuación. Es importante que esta metodología esté orientada al común del "diseño universal", el "diseño inclusivo" o el "diseño para todos", y a algunas metodologías de participación ciudadana, para el desarrollo de proyectos participativos de manera multidisciplinar (IDEO, 2011). La finalidad del proceso de participación colectiva está en los procesos de construcción social del hábitat sustentable, donde sean capaces de fortalecer la identidad mediante espacios urbanos que fomenten la integración y la interrelación (Figura 11). Por tanto, el desarrollo de los espacios urbanos, además de permitir la reunión, da la posibilidad de facilitar la individualidad de cada ser para así crear su propia visión de dónde se encuentra (Bolaños y Aguilera, 2014).

Figura 11. Cadenas metodológicas para completar el diseño centrado en la persona desde los procesos participativos. Procesos para "escuchar" "crear" y "entregar"

Fuente: Medina-Ruiz y Aguilera-Martínez, 2017. CC BY-SA.

Dentro de los procesos de participación se logró concluir, después de la revisión de análisis y resultados de los procesos de diseño centrado en la persona, que el sector mantiene un grado alto de vulnerabilidad y son evidentes las manifestaciones de ocupación de manera negativa y de impacto sobre el medio ambiente, la ocupación de las estructuras ecológicas de forma irregular y no formalizada, y la fragilidad social, el desarraigo y falta de pertenencia sobre el territorio por la condición de borde de ciudad, y la no atención en términos de prioridad por el Distrito.


Resultados

De la construcción de la memoria colectiva desde el diseño centrado en la persona

Dentro de los procesos de ocupación y de expansión que la ciudad mantiene constantes se vinculan a menudo distintos agentes, quienes deben participar, junto a la comunidad, en el proceso de diseño del territorio; como resultado, se manifiesta el desarrollo económico y social del lugar, además de elementos propios como la valorización, el efecto de mejoramiento y aumento de elementos en términos de calidad de vida (López, 2015).

Para la validación de la investigación y de los procesos propios de apropiación social y circulación de conocimiento, además de la responsabilidad social, este proyecto se vinculó al Programa Institucional Yomasa de la Universidad Católica de Colombia, programa que en su objetivo general propende por un "espacio que contribuye a la recuperación de la dignidad, a restablecer valores, fortalecer autonomía y desarrollar propuestas sustentables en personas que viven en situación de fragilidad social" (Universidad Católica de Colombia, 2015) (Figura 12).

Figura 12. Borde "periurbano" de Gran Yomasa en la Localidad de Usme, Bogotá, territorio que hoy es ocupado por población desplazada por la violencia.

Fuente: Medina-Ruiz y Castellanos-Escobar, 2017. CC BY-SA.

Resulta imperativo elegir puntos estratégicos del barrio. El fundamento del imaginario y la significación del territorio están en la selección de "códigos y signos" que las mismas personas eligen y representan dependiendo de la importancia y relevancia que establecen sobre el territorio; el imaginario colectivo como imagen, como espacio y lugar estará condicionado como fenómeno de significación. Los objetos, imágenes y espacios vinculan su actividad y pertenencia sobre el territorio, tal y como lo expresan Villar y Amaya (2010), "los imaginarios colectivos generan a través de las representaciones su propio lenguaje y establecen toda una trama que involucra signos característicos, reglas o rituales que aseguran la comunión entre los sujetos que los originan'' (p. 19). El ejercicio con la población -en este caso comunidad infantil- parte de los procesos de reflexión y sensibilización sobre la realidad del territorio y la necesidad de reconocer el problema como oportunidad (Aguilera, Vargas, Serrano y Castellanos, 2015). Un espacio para escuchar y dialogar, centrados en el tema medioambiental que lleve a "reconocer mi barrio como ecosistema", tema central de charlas de sensibilización y excusa para generar vínculos de confianza en materia de "emprendimiento" (Figuras 13 y 14).

Figura 13. Códigos y signos territoriales y de localización de población infantil en el territorio

Fuente: Medina-Ruiz y Castellanos Escobar, 2017. CC BY-SA.

Figura 14. Espacio de sensibilización con comunidad. Grupo de jóvenes de Gran Yomasa

Fuente: Cely-Buitrago, 2017. CC BY-SA.

También es prioritario validar los signos y códigos que tienen de su territorio, los espacios seguros, las zonas que evitan, orientando el pensamiento inducido a la construcción de escenarios como puntos estratégicos enfocados a impulsar actividades para generar conciencia de las cuatro problemáticas fuertes. Esto con la finalidad de enseñar técnicas e incentivar la importancia de aprender a emprender en la juventud desde la pedagogía, para así crear relaciones fuertes y espacios públicos que se sientan como un "hogar", a fin de incrementar la interacción social, el arraigo y el empoderamiento. Por lo que impulsar actividades económicas que mejoren la condición de vida y, al mismo tiempo, fomentar la recuperación de los parques como lugares de estancia es una responsabilidad conjunta. Es aquí donde se evidencia la gran importancia de generar espacios basados en la verdad, el tiempo, es decir espacios cargados de significación, capaces de perdurar cronológicamente, que cambien la trascendencia del entorno sin olvidar su origen y procedencia, un lugar imaginado y con la real convicción de quien habita el espacio (Figura 15).

Figura 15. Reconocimiento del imaginario del territorio. Grupo de jóvenes de Gran Yomasa

Fuente: Medina-Ruiz y Castellanos-Escobar, 2017. CC BY-SA.

De igual manera, se confirma que este trabajo puede orientar un proceso de intervención bajo la metodología de "arquitectura con la comunidad", una manera que García Ramírez (2012) categoriza como la arquitectura en relación entre el arquitectura y la comunidad, una relación simétrica que alcanza una reciprocidad de conocimiento e ideas, donde cada uno aporta y apoya para el proyecto, desde el diseño y su materialización. Esta formalización de actividades esperadas se orienta a la formalización de un método a través de la práctica, como los talleres de sensibilización y concientización realizados, los talleres lúdicos explorados, donde el juego, el descubrimiento y la experiencia práctica se convierten en herramientas para la construcción social del hábitat (p. 9).


Discusión

El propósito de este proyecto con estudiantes del semillero de investigación es el reconocimiento y la valoración del proceso y el trabajo comunitario desde el significado del imaginario urbano, entendido como parte de la memoria, y la sensación que se produce al momento de reconocer la historia y los elementos que se mantienen desde el pasado por parte de aquellos que habitan el lugar. Se toma como sustento la teoría de aquellos que entienden el imaginario como parte de la construcción de la memoria, un escenario de significación, de símbolos, códigos y signos. Con base en estos criterios, el estudiante entiende y está en capacidad de comprender su papel en la sociedad y la obligación del trabajo interdisciplinar. Resuelve, además, problemas de trabajo en acciones de diseño, alcanzando un objetivo centrado en la persona.

Se obtiene un reconocimiento del territorio y, en especial, de la responsabilidad de intervención de la periferia urbana; el borde periurbano como escenario excluido de la gran ciudad, un territorio que no posee límites geográficos, pero que pone al descubierto las fronteras internas que la misma comunidad establece, quizás con grados de violencia discriminatoria, o zonas controlados por circunstancias de crimen organizado que todos conocen, pero a la vez algunos esconden y callan.

Este proyecto se convierte, entonces, en una excusa para establecer vínculos de trabajo con la comunidad, una oportunidad para penetrar a ese barrio marginal. Una disculpa para hacer de la arquitectura un escenario universal, donde todos pueden participar y donde su imaginación y sus recuerdos son las herramientas para proyectar sus anhelos, impulsados por la necesidad. Un proyecto que se convirtió en un lazo con la comunidad, donde se continúa conociendo el recuerdo y el imaginario social como proceso social y cultural. Escenario capaz de convertirse en metodología de trabajo desde la participación comunitaria y como inicio para el desempeño del diseñador a partir del interés y la necesidad de trabajar por el territorio marginado y segregado por la misma sociedad.


Conclusiones y reflexiones

Tomamos el discurso de Hernando Carvajalino (2013) como reflexión alrededor del tema del papel del arquitecto en el barrio, su trabajo y desempeño en el lugar:

Una primera tentación que se nos cruza como arquitectos, es como hacer, caso omiso de la realidad del barrio, asumir que lo existente está en muy mal estado y que, por tanto, debe ser objeto de demolición total, para levantar sobre el terreno que se habilite un nuevo proyecto con edificaciones posiblemente en altura con estrategias inmobiliarias semejantes a las que maneja el sector formal de la construcción (p. 122).

Se observa, entonces, la significación como parte de la pertinencia en el borde periurbano, como la ciudad cargada de historia, en donde el "lugar" posee códigos, signos y símbolos que trazan el tiempo y que construyen un imaginario.

Estos bordes de ciudad están cargados de memoria, de escenas y vivencias que contienen información; elementos con identidad cultural en cada calle, esquina o frente a la vivienda, que quien habita reconoce, defiende y arraiga.

El empoderamiento ciudadano se vincula con el trabajo y la consolidación en los "espacios defendibles", zonas seguras, vigiladas, activas, con dinámicas integradas al espacio público, donde verdaderamente se construye el sentido de ciudad, por lo que se puede ver que "los espacios que son apropiados por las comunidades se encuentran llenos de identidad, donde los miembros se sienten pertenecientes aumentando los vínculos afectivos y sociales entre los integrantes", tal y como lo expresa Jan Gehl (2009) (Figura 16).

Figura 16. Empoderamiento ciudadano vinculado a la consolidación de espacios defendibles

Fuente: Medina-Ruiz y Aguilera Martínez, 2017. CC BY-SA

Los fenómenos de necesidad en términos de satisfacción en calidad de vida de quien habita, en este caso el lugar de intervención Gran Yomasa, abren la posibilidad de proponer metodologías de trabajo bajo el "diseño centrado en la persona". Escenarios de diseño que se adaptan a la flexibilidad y la necesidad de resolver el espacio en la multiplicidad y la variabilidad; un trabajo colectivo interdisciplinar que es necesario, porque existe el lugar, pero escasean los espacios, escenarios de convivencia, de bienestar o de integración comunitaria. Espacios propios del barrio que fortalezcan el lazo de vivir en comunidad.

La metodología sustenta el trabajo en el diseño con la persona, y alcanza pleno protagonismo cuando se activan las posiciones colectivas, los procesos de participación de todos, cuando se desconoce el interés particular y se reconocen las escenas vividas y convividas, los recuerdos que la memoria de los habitantes trae al espacio, y donde sus recuerdos se convierten en anhelos plasmados en el diseño del lugar. Entonces, se entiende que quien habita el barrio tiene protagonismo porque es su entorno, porque en su lugar de habitación no importan las condiciones de cómo llegó ahí; solo comprende que está ahí porque fue abandonado por la gran urbe, y que es ese sobrante de ciudad el que le corresponde. La persona transforma su espacio de acuerdo a su necesidad y le da características particulares a su territorio; participa de aquellas acciones que demandan su atención y conforma grupos que trabajan en pro de su sobrevivencia, así este territorio ocupado puede llamarse "suyo" aunque carezca de comodidad.

Entonces, ¿cuál es el papel del arquitecto, del diseñador? ¿Cómo ha descubierto ese imaginario? El grupo poblacional con el cual el semillero tuvo contacto, y el desarrollo de actividades de significado en su lugar de habitación estuvo centrado en la población infantil, niños en edades entre 4-8 años que trabajaron en acompañamiento con sus padres, construyendo su territorio a partir de la memoria, del espacio de significación como resultado de "procesos de trabajo social y cultural en la significación del borde urbano, como territorio ocupado" (Figura 17).

Figura 17. Papel del arquitecto-diseñador para encontrar y reconocer, en términos sociales y culturales, el imaginario de la población y la significación del territorio ocupado

Fuente: Medina-Ruiz y Aguilera Martínez. 2017. CC BY-SA.

Este espacio de labor permitió comprender que, para incentivar el sentimiento de arraigo o apropiación, es importante transformar el imaginario colectivo de la población que habita el lugar, en donde la sensibilización y el reconocimiento de su territorio, la manera de ocupación, el compromiso sobre el espacio y el significado que tiene el borde de ciudad son responsables de la manera como se ocupa, definida sobre el límite de la ciudad. Es orientar el proceso de asentamiento a partir de trabajo con la comunidad joven que permita y fomente la inclusión, la solidaridad y, a su vez, la apropiación (Llamosa Escobar, 2011). Así, mediante una arquitectura que lidere la humanización del borde se restablecerán los flujos naturales y sociales interviniendo el "lugar", el "espacio", saliendo del estándar de arquitectura social, para empezar a generar una arquitectura humanizada.

Pergolis (2011) plantea que "la imagen urbana no pertenece a la ciudad sino a sus habitantes, ya que es el modo como los ciudadanos la representan en su mente, por eso, la imagen identifica a la ciudad, no por como es, sino por cómo es vista" (p, 6). Así, el objetivo de formular un proyecto de significación y de memoria sobre esos lugares de borde periurbano como límite de la ciudad, desde procesos de participación comunitaria, permite descubrir el interés y la capacidad de la comunidad por construir un territorio a partir de las experiencias significativas en el contexto de borde urbano; así mismo, debe seguir orientado al desarrollo de una serie de actividades que permitan el acercamiento a la comunidad. Si bien caracterizar y entender los significados desde la memoria que la comunidad tiene de sus experiencias al habitar el territorio, y los fenómenos de ocupación irregular de las comunidades sobre el borde urbano permite definir ciertas estrategia, también es importante generar estas desde la participación comunitaria permitiendo crear espacios significativos para la construcción de contexto de memoria en experiencias cotidianas y arraigo sobre el territorio.

Mediante un adecuado acercamiento con la comunidad, el proyecto "Procesos sociales y culturales en la significación del borde urbano" impulsa la dinámica social del sector. Es importante conocer las experiencias de cada integrante, por lo que la implementación de un taller de intercambio de vivencias es el primer paso para lograr identificar el imaginario social y su historia, y así desarrollar actividades de capacitación encaminadas a la cultura del emprendimiento, para que los jóvenes logren identificar hasta dónde son capaces de llegar, acrecentando sus capacidades de creatividad e innovación para que de esta forma estén en capacidad de autoabastecerse y fomenten la sustentabilidad en su comunidad (Figura 18).

Figura 18. Impulso que tienen los procesos sociales y culturales en la significación del borde urbano para fomentar la sustentabilidad en la comunidad

Fuente: Medina-Ruiz y Aguilera-Martínez, 2017. CC BY-SA.

Pues como arquitectos sería supremamente valioso el poder tener un contacto permanente con el barrio y sus pobladores, e incluso, sería ideal poder contar con el acompañamiento de disciplinas sociales que amplíen la mirada técnica en la que a veces nos quedamos (Carvajalino, 2013, p. 123).



Notas

1 De acuerdo con Velasco Bernal (2010), el concepto de borde es: "Aquella franja territorial que denota una transición de los aspectos urbanos predominantes como: densidad de ocupación, morfología, usos urbanos, dinámicas socioculturales y espacios naturales o usos de suelo rurales. Las características son intrínsecas a las dinámicas que esas franjas desarrollan, afectan o no el suelo de protección y constituyen un área potencial de relación entre el área rural y la urbana. Es importante destacar que entender la complejidad del borde y aproximarnos a su definición o intervención implica el estudio del desarrollo histórico, su papel en el ordenamiento territorial y el resultado de la estructura urbana de los instrumentos de gestión aplicados" (p. 68).

2 Una ciudad difusa es el modelo de ciudad que por los fenómenos de expansión no mantiene un grado de concentración de actividades dentro de un radio de movilidad eficiente. Por el contrario, la densidad y la fragmentación hacen que la ciudad y sus costos de infraestructura sean demasiado elevados y no se tenga una calidad de vida justa y digna (Aguilera, 2017, p. 12).

3 Los disadvantaged neighborhoods,o "barrios desfavorecidos", son escenarios de la ciudad que por sus condiciones de habitabilidad deficientes, demandan de manera urgente soluciones de mejoramiento y consolidación de infraestructuras urbanas, condicionamiento de equipamiento de bienestar y espacios incluyentes. Aquí es importante que la comunidad se empodere de procesos que permitan incentivar la construcción de manera colectiva desde lineamientos institucionales como lo es el diseño participativo, a partir de presupuestos participativos.

4 Para la Cepal (2004), la innovación social es un concepto que ha trabajado desde 2004, y define a la región como una "explosión" de innovación en términos sociales, como respuesta a las comunidades, las organizaciones de la sociedad civil y el Gobierno, en los diferentes niveles, a los problemas sociales que no han podido ser solucionados con los modelos tradicionalmente utilizados. Ha sido un factor clave para mejorar las condiciones de vida de la población de la región y, sin lugar a duda, ha sido un aporte en el avance hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Además, la Cepal define el concepto de "innovación social" como nuevas formas de gestión, de administración, de ejecución, nuevos instrumentos o herramientas, nuevas combinaciones de factores orientados a mejorar las condiciones sociales y de vida en general de la población de la región. Un factor clave en el surgimiento de innovaciones sociales ha sido, sin duda, la activa participación de la comunidad desde la definición del problema que desea solucionar, la identificación de posibles alternativas de solución, la ejecución de las mismas, así como su seguimiento. Es indispensable que los modelos innovadores tengan una relación costo-beneficio mejor que la de los tradicionales, además deben ser escalables, sostenibles y posibles de ser convertidas en programas y políticas públicas que puedan afectar a grupos amplios de la población.



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